230 REPERTORIO AMERICANO Historicismo o Metafísica (En el Rep. Amer. de España guerrillera, paz para el pequeño Museo de Wyoming en donde lo más dulce es una almohada con un corazón bordado, paz para el panadero y sus amores y paz para la harina, paz para todo el trigo que debe nacer, para todo el amor que buscará follaje, paz para todos los que viven: paz para todas las tierras y las aguas.
IV Yo aquí me despido, vuelvo a mi casa, en mis sueños, vuelvo a la Patagonia en donde el viento golpea los establos y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos, ando errante por el mundo que amo; en mi patria encarcelan mineros y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces de mi pequeño país frío: si tuviera que morir mil veces allí quiero morir, si tuviera que nacer mil veces allí quiero nacer, cerca de la araucaria salvaje, del vendaval del viento sur, de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra, golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre a empapar el pan, los frejoles, la música: quiero que vengan conmigo el minero, la niña, el abogado, el marinero, el fabricante de muñecas, que entremos al cine y salgamos a beber vino más rojo.
Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantar y para que cantes conmigo.
La objetivación de la vida en el tiempo, que constituye el mundo histórico, habíase quedado fuera de las conexiones de la ciencia.
Ni las ciencias que se fundan en la percepción exterior, ni aquellas que pretendían abarcar lo interior, destinaron un apartamiento para la trama de las realidades, y la fuente de los valores y de los fines. El mundo espiritual, el verdadero mundo espiritual integrado por aquellos ingredientes, quedóse entre un reino de sombras, o en las esferas de lo trascendente, colocadas allá, muy lejos, en espacios adonde apenas si se alcanza a llegar en alas de la imaginación. Cuántos esfuerzos que aniquilaron la vida, intentados con el plausible afán de comprenderla! He aquí una de las mayores tragedias del hombre.
Dilthey creció es confesión suya con el insaciable anhelo por encontrar en el mundo histórico la expresión de esa vida en su diversidad multiforme y en su hondura. Los poetas, los historiadores ciertos estudios teológicos, permitiéronle a aquel genio la comprensión de la vida en el plano de la conexión de realidades, valores y fines. en ese terreno hubo de emerger un ideal correspondiente.
Los sistemas de la filosofía científico natural jamás lograron aquietar esa ansiedad por una explicación del vivir, que determina el estado de conciencia agónica, tan bellamente interpretado por Unamuno. No menos eficaces para tal fin, son aquellas corrientes racionalistas, que al separar el pensamiento de la percepción sensible, determinando con ello el rompimiento del sujeto mismo, impiden la verdadera incorporación de éste, en el mundo que lo circunda. Todo ello, hizo que Dilthey intentara comprender la vida por sí misma. Suprema finalidad por él alcanzada cuando penetró en el mundo histórico, para fundar su validez, y asegurar un conocimiento objetivo de su realidad, medios únicos de aprovechar las mejores palpitaciones de esa vida, y de comprender la plenitud de nuestra naturaleza psico física, ya que la verdadera antropología del hombre es la Historia.
En algún punto de América.
Mayo de 1948.
ERRATA Mi estimado don Joaquin: En el 1. 062 de su Repertorio, pág. 163, columna 19, se ha deslizado una errata que altera el pensamiento. Donde dice esfuerzo máximo debe leerse mínimo.
También está alterada la construcción gramatical del párrafo, pero el lector sabrá subsanarla. Atentamente, Alejandro AGUILAR MACHADO.
Costa Rica. 1948.
Victor LORZ.
Ipis 25 48.
ANTONIO URBANO EL GREMIO La frase completa seria: Pero, si se les respeta a todos su real gana para seguir el camino del menor esfuerzo, yo propongo esta ley de justicia: Desde que por las leyes de un Estado liberal que permiten a unos ciudadanos enriquecerse siguiendo la línea del esfuerzo mínimo, la mitad de sus ganancias pertenecen al Estado. En el terreno de la doctrina y de la justicia, esto es irrebatible.
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