REPERTORIO AMERICANO 167 JOHN KEITH, SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL Balanzas TOLEDO (Toledo Scale Co. Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rand Inc. Pinturas y Barnices (The Sherwin Williams Co. Duplicador GESTETNER (Gestetner Ltd. Londres)
cho es ballar en la inmortalidad del alma una solución a la mortalidad del cuerpo; preocupación que naturalmente tuvieron primero los sacerdotes, que eran los más inteligentes. Ahora bien: Epicuro y Lucrecio, con estupendo aplomo y desconcertante simplicidad, se figuran haber eliminado para siempre el terror a la muerte con el argumento siguiente: si no sentimos terror alguno de la eternidad que ha precedido nuestra vida. por qué hemos de aterrorizarnos ante la que ha de sobrevenir después de nuestra muerte. Caramba! Pues, por eso mismo. Porque morir es la negación de nacer. Porque desde que uno empieza a vivir, cosa bastante agradable, pues todos tienen apego a la vida, por muy aperreada que sea, sabe que ha de morirse, cosa bastante desagradable. La solución satisfactoria podrá ser de orden moral o reliioso; pero esa solución lógico cronológica de las dos eternidades es harto pueril, en su aparente suficiencia. El problema es el del ser o el no ser. El no haber sido no es problema, desde el punto que uno ya es. El problema es el de dejar de ser, ya que uno ha llegado a ser. Concebiríamos algo más ridículo que el monólogo de Hamlet, si, en lugar de ponerse a meditar con angustia sobre su futuro seguir siendo o dejar de ser por toda la eternidad, se le hubiera ocurrido atormentarse pensando en todas las cosas que él hubirea podido ser o dejar de ser, antes de comenzar a ser? Entonces sí que Hamlet estaba loco de remate.
Volvamos sobre el ocio contemplativo horaciano, en la serenidad campestre, a cielo abierto. Ya hemos puesto de lado lo del ocio.
Paremos atención ahora en lo contemplativo.
Cualquiera con algún instinto verbal se dará cuenta de que contemplar, yo contemplo. dicen relación a templo, y de que templo es el santuario o residencia de la divinidad. En efecto. Había en Roma una colegiata sacerdotal, cuyos canónigos eran conocidos como los augures. En los trances graves de la vida romana, estos sacerdotes consultaban los presuntos designios de los dioses, tomando auspicios sobre el cielo. El augur, por medio de unas varitas, delimitaba un cuadrado visual en el cielo. Este cuadrado donde se habían de mostra los auspicios se llamaban templum. templo. Al acto de estar atento en interpretar la voluntad divina se le decía contemplari. contemplar. el hecho de ir al campo donde se fijaba el templo y se verificaba la contemplación se expresaba con un adverbi. extemplo. en el campo. Horacio buscaba el ocio campestre para contemplar, y luego considerar (considerar quiere decir estar sentado en compañía de otras personas; como deliberar es dejar en libertad lo que uno piensa, y someterlo al juicio de los que con uno están sentados) en sosegadas pláticas con personas de su preferencia las verdades relativas que más se aproximan a la verdad eterna.
Antes bien nuestra plática discurre de aquí y allá a través de todo aquello que importa conocer y que es nocivo que se ignore: la vida venturosa ¿en qué consiste. Acaso en las riquezas. en la virtud más bien. En qué se cifra naturalmente el bien; y de qué modo al sumo bien enderezar la vía?
Pido la palabra Pido la palabra!
Seré breve.
Sólo quiero decir.
que hay una provincia situada en la otra ribera del río.
Los que la conocen dicen que está habitada de rosas y que por las tardes, da a luz un inmenso plenilunio y un centenar de celajes. En el Rep. Amer. En los tuyos, obrero, porque ha mucho que esperas el pan de cada día, y en los míos, porque no me miran a mí, sino a tus ojos.
Aquí, la flor desvela su sueco iluminado, el viento cubre de ignominia el aire, el árbol se ensimisma, el campo todo se aletarga.
Alla, el sol ordena la salida del humo de la fábrica, el corazón camina con la vida, la vida tiene un ritmo de alborada.
Arsenal de juguetes para que jueguen los pobres, y granero perpetuo de sonrisas para el que nunca pudo abrir de sus labios la flor de su vida, en esa provincia situada en la otra ribera del río.
Los que la conocen dicen que no hay corazón entristecido, ni cristalina fuente derretida, ni ruiseñor callado, ni amor llamando a amor perdido.
El traje hace al caballero y lo caracteriza Aquí, la luna sale entre las torres altas, entre las torres altas de la nada, el hombre no la alcanza, la niebla obstruye su fulgor mirada.
Allá, la dicha brota de la tierra en racimos de todas las edades, en canciones de todos los matices, en poemas de amor nunca logrados. la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO le hace el traje en pagos semanales o mensuales o al contado. Acaba de recibir un surtido de casimires en todos los colores, y cuenta con operarios competentes para la confección de sus trajes.
Especialidad en trajes de etiqueta El corazón de los hombres ha derrotado la piedra de su engaño, y las lunas enfermas de sus ojos podridos, en esa provincia situada en la otra ribera del río.
Los que la conocen dicen que el dolor se quiso hospedar un día y lo recibió un enjambre de risas y un puñado de notas, Aquí, está un mundo que se muere.
Allá, está un mundo que renace.
Tel. 3283 30 vs. Sur Chelles Paseo de los Estudiantes Nada más.
Ya lo dije que sería breve.
Sólo quería decir que hay una provincia situada en la otra ribera del río.
Arturo MONTERO Costa Rica, de enero de 1947.
Desde entonces habita entre nosotros, y navega en tus ojos, y en los míos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica