Joaquín García Monge

REPERTORIO AMERICANO 249 México, setiembre de 1948.
Verdad del Agua y del Viento Poemas de Fabián DOBLES (En el Rep. Amer. Atención del autor, en El Zapote, Costa Rica. Ε Α Cía. Radiográfica Internacional de Costa Rica San José, Sept. 24th 1948.
Guatemala 24th. 11. 25 am.
Joaquín García Monge.
San José, Costa Rica.
Ven, acércate hasta el agua.
Hunde en su fuente de lirios tu frente y lava tus lágrimas.
Es hora ya de saberlo: todo lo contiene el agua.
Antes de que tú vinieras en alta, vegetal llama, ah, qué abismo de los tiempos, qué dulce y terrible entraña, ella se sabía el secreto de los guijarros y el aura.
Desde la hoja caída a la esclarecida rama; por el cela je encendido y por la espuma más blanca; del negro rumor de noche a la sonrisa del alba; todo estaba ya encerrado en el corazón de olivo Ruégole felicitar Fabián Dobles: Primer Premio Concurso Permanente 15 Septiembre. Indiquele ver Cónsul Guatemala para venit fiesta treinta actual. Cordialmente. Victor VILLAGRAN AMAYA, Jefe Libros Guatemala Ministerio Educación, qué canción última, el agua.
Si tú pudieras oírme.
Si tú quisieras hallarla. BAIXENCE Fabián Dobles del agua. 1948)
Ven, inclínate ante ella.
Haz la pregunta del alma.
viene a consultar con ella los rumbos de la distancia.
Ancho caminar del agua.
Pon tu oído en el aire.
Hazte de arcilla heroica e insumisa, sé de raíz celeste ya desnuda a la eterna caricia y al secreto del mundo.
Viértete en silenciosa cascada de gotitas de rocío. ven, que aquí está el viento, el que trae el secreto debajo de la honda piel de las palabras, de más allá del submarino huerto y de sobre el tiempo.
Pon tu oído en el aire, ya lengua de clavel, pupila de la rosa, carne viva de pétalo y pestaña donde anide el orvallo, murmurante mensajero de las eternas horas.
Hazte al viento, de viento.
Vuelve a tu forma virgen, original. perfecta, y escucha el susurrar estremecido del horizonte que invisible llega en voz de lo remoto y en campana de espumas.
Tú, bruñida de distancias, lirio de rojas brisas y alboradas, renacerás en el socaire sensitivo, maternal, misterioso, de un caracol cualquiera.
VARIACIONES Mensajera; mensajera del viento.
Aunque nadie te ve, si los ojos te niegan, yo bien que te tengo.
Llegas en claridades navegando. tu campana, flor de temprano céfiro, repica en las corolas de pétalo a pétalo.
Yo bien que te estoy viendo.
Fiel ráfaga de venablo de lo hondo disparado y dirigido a lo hondo, yo voy tras de tu secreto.
El rastro tuyo persigo a lo hondo, a lo distante, al infinito de tu cáliz rojo, húmedo, rojo y vivo.
Mensajera del viento, verdad tú, verdad de siempre, dardo de la esperanza que el horizonte, en céfiro, me trae porque tú eres piedra inaugural del tiempo.
Mensajera silenciosa del viento.
El corazón del mar llega en el viento.
Lejana onda se escucha en las hojas, por dentro, y un sabor a marisco y sal se siente, si no en el labio seco, en el oído, entre rumor de mástiles que vuelan por ala de gaviota entre la espuma.
Aquí no hay mar, es cierto.
No hay muelles ni silencios de espuma lineales, asombrosos, entre oleaje y oleaje.
Sólo hay verano, claridad y montes.
Los pájaros que pasan no conocen el dulzor tembloroso de los peces salobres.
Pero está el viento.
En la piel, en los ojos, nariz y boca adentro, caracoles arriba, cangrejillos abajo. una ocarina inmensa que te anuncia, ah corazón del mar que está en el viento.
Ancho camino es el agua.
En todo está, prodigiosa línea vertebral sin mancha, horizontal en la noche de los ríos, pentagrama transparente del agobio en tu cristalina lágrima.
En ella los altos mundos sus blancas noches descansan.
Nada hay que nos refleje tan de dentro, tan de la amplia cascada de nuestra sangre, como el corazón del agua.
Vamos a él arrecidos del peso de las distancias, y ya, por su fruta, al golpe de su transparencia intacta, se nos cae de la memoria resurrección de las ansias, pureza del horizonteel frío que nos helaba.
Presencia de la honda piedra, quieta, admirable constancia del agua, red pescadora del cansancio, eterna lágrima pura, que desde la tierra fluye y todo lo levanta.
Cristalina, tibia y buena, anda, tómala en tu palma.
Mira su estrella de musgos encenderse en la mañana.
En el agua, por su río de espuma y trémula plata, la amargura se esclarece y se encuentra la esperanza.
Anda ya, tráele tu pena y báñala en su palabra.
Amistad como la suya no has de encontrar en tu casa, Ah, ese cantarín silencio, Ancho camino escondido, ancho camino el del agua.
Mira el pájaro buscándose en sus espejos de plata.
Mas no pienses que es por sed de pico al cristal que baja.
Es que soñador del vuelo, señor del viento y del ala, Se va por el mar al puerto, Mar de sombra, puerto de silencio. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica