REPERTORIO AMERICANO 121 Rómulo Gallegos en Washington Por Pedro Juan LABARTHE (En el Rep. Amer. Aún no es tarde para hablar de la visita del presidente de la patria de Simón Bolívar, don Rómulo Gallegos, a los Estados Unidos, invitado de honor por el gobierno de la patria de Washington.
Fué en julio, a principios de julio. Sí, fué para el día dos de julio. Esta visita tiene ya sitio en la historia. No es una fecha al azar. Es una visita, una fecha entre dos fechas el cuatro de julio y el cinco de julio y el cuatro que es la fecha del aniversario patrio estadunidense se celebró el cinco por haber caído el cuatro de julio en día domingo.
Luego se celebró el cinco y el cinco de julio es la fecha del aniversario patrio de Venezuela, Para el señor Presidente de Venezuela fué día memorable ese doble cinco de julio. Celebraba el aniversario de su patria en los Estados Unidos. El primer aniversario desde que era presidente de Venezuela. En otra ocasión y casi desconocido para los burócrtas washingtonianos, celebró la fieseta nacional huyendo de la ira del dictador Gómez. Así fué como le conocimos la primera vez y ya lo hemos dicho en otro artículo recordándole.
Sólo se le conocía entre los Scholars dedicados al estudio de la literatura hispanoamericana. En aquella época, estamos seguros, que el presidente actual de los Estados Unidos nunca había oído hablar de Rómulo Gallegos.
El día cinco de julio y en el pequeñísisimo pueblo de Bolívar, en el Estado de Missurf, se develaba una majestuosa estatua del Libertador. Dos presidente se ubicaron bajo la sombra del primer panamericanista. Los ideales del hombre de la historia, de aquél que en 1826 pensaba americanamente (norte, centro y sudamericanamente) los vistió de buena y sincera buena vencidad. Sentíamos corazón adentro que no hubiera sido Franklin Delano Roosevelt quien estuviera al lado de Rómulo Gallegos. Para un Gallegos un Roosevelt.
La lengua ésta nuestra es sincera y no porque viva y conozcamos personalmente al actual presidente, vamos a traicionar la admiración que siempre tuvimos por el gran estadista que nos dejara el 12 de abril de 1945.
Sí, para un Gallegos un Roosevelt. aquí no se está midiendo a Roosevelt por su coP. BAIXENCH Aparecen en esta foto el Presidente de Venezuela, Rómulo Gallegos (a la izquierda. estadista y escritor, en compañía del doctor Andrés Eloy Blanco, Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, con la corona depositada por ellos al pie de la estatua de Abraham Lincoln, en la ciudad de Washington, durante la reciente visita del Presidente venezolano a los Estados Unidos de América. La heroica figura del 160. Presidente de los EE. UU. es obra del extinto escultor norteamericano Daniel Chester French. La foto es obsequio de la Embajada de los Estados Unidos en Costa Rica. losal patria, la más ricas y poderosos en la tierra, la de la bomba atómica. Sería torpe comparar estas dos naciones o pesarlas por sus riquezas materiales. Estamos comparando a los dos hombres de estado, a los dos cerebros.
Para un Roosevelt un Gallegos.
Nosotros que admiramos de años al venezolano y que lloramos la pérdida del estadista estadunidense en todo un libro de versos (Cirios 1945. hubiéramos querido verque crezca libre y fecundo el árbol de la libertad.
En su testamento dejó Morazán una cláusula que los demagogos no han querido meditar: Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi país, aunque con el justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se aumenta, porque cuando había rectificado mis opiniones en política en la carrera de la revolución, y creía hacerle el bien que me había prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente.
El verdadero estadista no se encierra en la muralla china de la intransigencia sino que contempla con serenidad el mundo que le rodea, y en la trayectoria de su vida ya en el esplendor de la madurez, parangona sus exlos juntos, como hijos de dos grandes patrias americanas, cunas de Jorge Washington y de Simón Bolívar. El hecho histórico se hubiera orlado de oro. Sí, las páginas que sobre esta reunión se hubieran escrito hubieran sido bellísimas, epopéyicas. Darío presente hubiera escrito un bello poema. Martí también y Llorens Torres.
No es falta de respeto al actual presidente de los Estados Unidos, señor Harry Truman; lo que sucede es que Roosevelt al lado de cualquier otro estadista por su brillo de sol natural eclipsa a los que ocupan o van a ocupar su silla en la Casa Blanca en las próximas décadas. Estas figuras así son: meteóricas y sin pasión, que es cosa que nubla la razón, hay que admitir a los escogidos.
Tuvimos un gran honor. El excelentísimo señor Embajador de Venezuela, Dr. Gonzalo Carnevali nos cursó invitación para la recepción que en honor al presidente de Venezuela se daría el día de julio en la Embajada de la noble República. Don Gonzalo sabía que nuestro viaje a Caracas en junio once había fracasado. Nuestra jira por la América del Sur en serie de conferencias. Cómo hemos sentido no haber podido estrechar la mano de nuestros primos los Labarthe de Lima; la mano de nuestro prologuista Augusto Arias, periencias, les extrae lo esencial y renueva su pacto de honor con los grandes ideales, dándose cuenta de que, como de Bolívar dijo Rodó, también el héroe tiene su parte impura.
Hay que releer al ilustre soldado republicano, que. con otros conductores de pueblos ha sido colocado sobre el pedestal indemne que la pasión no puede roer, porque aun la más feroz guarda respeto por los hombres que fueron la voz de su generación y de su tiempo. Morazán está en pie de lucha otra vez; su clarín de órdenes ya no da toque de somatén; pero sus soldados los centroamericanos que anhelan una Centroamérica mejor saben muy bien que, como dijo un poeta, cuanto más cerrada está la noche, más próxima está el alba. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica