Sandino

184 REPERTORIO AMERICANO internet Al and diner Sandino pienso.
En Por Juan José MEZA (En el Rep. Amer. Envío del autor, en Gua tumba. Aquí me tiene en la lucha. Mándeme temala, con estas palabras: Maestro: Repertorio. Lo abrazamos y admiramos siemlos revolucionarios no tenemos paz sino en la pre. Meza.
bajo un árbol. a la luz del día, pero en voz muy baja y en tono confidencial, tal como se celebran los pactos deshonestos a espaldas del pueblo. Los resultados se evidenciaron enseguida: las armas que México puso en manos de los nicaragüenses para que reivindicaran sus derechos políticos fueron entregadas a las fuerzas de ocupación de la piratería norteamericana. Moncada traicionaba en esta forma a los esforzados combatientes, a la esperanzada y sufrida Nicaragua y al generoso México que dió su apoyo por entero al hermano pueblo nicaragüense. La sangre derramada en los campos de batalla, escarnecida por la traición, servía exclusivamente para que el cínico de Moncada se alzara con la presidencia, presidencia que en todos los momentos necesito del respaldo de los soldados y de las bayonetas norteamericanas.
Uno de los más valientes de los Jefes Militares, el Gral. Augusto César Sandino, protestó enérgicamente al tener conocimiento de ia venta hecha por Moncada. Arengó a su tropa, se lanzó a la manigua y juró luchar incansablemente hasta acabar con el traidor Moncada y con la intervención armada extranjera que venía hollando el territorio, con menoscabo de la soberanía patria y de la dignidad nicaragüense; sufriendo la humillada ciudadanía toda clase de atropellos, de vejamenes y de vergüenzas.
Augusto César Sandino nació el 18 de Mayo de 1895 en la Villa de Niquinohomo, departamento de Masaya, Nicaragua. Allí se dedicó, después de los años escolares, al comercio y a la agricultura. Vivió sucesivamente en Honduras, El Salvador, Guatemala, México Estados Unidos de Norte América.
En 1926 abandonó la Huasteca Petroleum CO para ir a Nicaragua a sumarse a la revolución constitucionalista.
Siete largos años combatió en forma denodada a la intervención extranjera una de las epopeyas más gloriosas de América en los heroicos campos segovianos, allí donde se lavó con sangre la infamia que pesaba sobre Nicaragua. Gloria que borró las tinieblas patrias, fuente fecunda para la posteridad.
Sandino es luz de América hecha hombre.
Por eso cuando en América se habla de honor y de patriotismo, necesariamente el pensamiento tiene que penetrar el espacio inmortal de Bolívar, Morazán, Martí, Juárez, Lincoln, y con ellos en la eternidad, de Augusto César Sandino.
El Almirante Sellers, de la marina yanque, en comunicación del 30 de Noviembre de 1928, invita a Sandino a una entrevista. El rebelde le contesta el 10 de Enero de 1929 entre otras cosas: la soberanía de un pueblo no se discute, se defiende con las armas en la mano.
Al Capitán Hatfield le telegrafía, cuando este invasor, a nombre de las fuerzas imperialistas de ocupación, le ordena que se rinda. No me rendiré. Yo quiero Patria libre o morir. No les tengo miedo. Usted es un héroe, el héroe de nuestros tiempos, el que debía surgir como un imperativo de nuestra historia. El bofetón que recibe en el rostro la tierra de Rubén Darío, nos hiere a todos los hispanoamericanos. Así escribía Isidro Fabela a Sandino, seguramente pensando en los Niños Héroes de Chapultepec, en la Escuela Naval de Veracruz y en tantos otros crímenes cometidos por imperialismo con su Patria. Concluye en la pág. 189)
Al Mayor Jacobo Arbenz.
El honesto mandatario don Bartolomé Martínez había encontrado la clave para privar de muchos padecimientos a la familia nicaragüense, al conseguir que las mayorías libero conservadoras se pusiesen de acuerdo en integrar el Gobierno que le sucedería y al que se le llamó de coalición.
Fué así como, siendo respaldados sus patrióticos propósitos en elecciones que practicó el pueblo libremente, entregó el poder al gabinete que presidió el caballeroso don Carlos Solórzano, ciudadano honrado de indiscutibles méritos cívicos.
Emiliano Chamorro, el nefasto caudillo que en 1941 puso en manos de Washington la concesión canalera por 99 años, prorrogable por igual término a voluntad de los beneficiarios, no conforme con el nuevo Gobierno, porque este no se prestaba a sus improbos manejos ni a la succión de la camarilla incondicional, apoyado por sus secuaces dió el 25 de Octubre de 1925 el llamado lomazo. Asaltados los cuarteles con la ayuda de la audacia, de la traición y de la astucia, persiguió como a verdaderos criminales a todos los dirigentes del Gobierno, estableciendo un poder de facto, autocrático sectario.
El escá;ndalo continental por aquel histórico asalto fué de tales proporciones que el Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norte América no pudo ayudar a Chamorro, aunque sí lo hizo en la persona de un incondicional de ambos, Adolfo Díaz, otro entreguista y reconocido traidor a la Patria, que tantos males ha causado al pueblo de Nicaragua.
Monseñor Lezcano y Ortega, arzobispo de Managua, en mensaje enviado al cardenal Dougherty de Filadelfia, le pedía a los católicos de Estados Unidos de Norte América que rezaran para que Nuestro Señor protegiera y amparara al ejemplar estadista y digno presidente Adolfo Díaz.
La ciudadanía nicaragüense contestó al lomazo de 1925 con el movimiento constitucionalista de 1926, organizado en México por el Dr. Pedro José Zepeda, bajo el decidido apoyo del Presidente Calles.
José María Moncada, un segundón en ese movimiento llamado impromiamente revolucionario, valiéndose de ciertas maniobras y aprovechando la debilidad del Dr. Juan Bautista Sacasa, la nulidad sonriente. presidente del Gobierno que se constituyó al invadirse el país, fué poco a poco controlando las fuerzas armadas hasta convertirse en el Jefe de la revolución.
Mientras los Estados Unidos de Norte América enviaban soldados y armas para respaldar al esclavista Adolfo Díaz demás traidores, el movimiento reivindicador avanzaba sobre la capital, en continuos e indiscutibles triunfos.
En los momentos más difíciles para el Gobierno de Díaz, se presentó en Nicaragua el coronel Henry Stimson, como enviado personal del Presidente Coolidge, el apasionado devoto de la Santa Biblia. pidiendo conferenciar con Moncada.
El Jefe del movimiento, a quien ya antes se le había sorprendido sosteniendo pláticas con un almirante norteamericano, aceptó gustoso la invitación.
Las conferencias tuvieron lugar en el mes de Mayo de 1927, en la Villa de Tipitapa. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica