REPERTORIO AMERICANO 37 SELECTA TOWN La Cerveza del Hogar BELEGT EXQUISITA SUPERIOR los más siniestros designios en contra de la existencia y tranquilidad de ese buen padre de familia.
Días después de lo narrado anteriormente en estas páginas, Agapito Aguirre acuerda efectuar en su predio un gran desmonte para hacer su siembra anual; como carece del dinero suficiente para pagar los peones, recurre al sistema establecido por los agricultores pobres de nuestros pueblos del Interior de la República que hacen sus trabajos por medio de Juntas y, al efecto, solicita en calidad de préstamo la ayuda de cierto número de peones entre sus convecinos; de ese modo arregla y dispone que la mencionada Junta se efectúe el 24 de marzo, día de su onomástico. La señora Anastasia acata lo dispuesto por su marido y se preocupa por tener en la casa todo debidamente arreglado y anda continuamente de aquí para allá en sus arduas ocupaciones domésticas; como la fecha de la Junta está ya cercana, dispone pilar una buena cantidad de maíz para hacer con él los bollos, las tortillas y la sabrosa chicha fuerte que ha de dársele a la peonada durante las horas del intenso trabajo del desmonte; Agapito escoge de entre sus cerdos el más hermoso y gordo y lo tiene listo para sacrificarlo ese día, pues su interés es de que todos los que asistan a su Junta coman y beban bien y queden así completamente satisfechos; mientras tanto, sus dos hijos traen del Monte víveres, gallinas, huevos y verduras y acarrean para el rancho la leña y el agua que han de necesitar en esos menesteres.
El 24 de marzo llega, al fin, y la familia Aguirre en pleno se traslada la víspera de ese día al Monte, llevando consigo los enseres de cocina y provisiones que han sido anteriormente preparadas para atender a la alimentación de gente; Agapito y sus dos hijos reciben y atienden cariñosamente a los peones, a medida que éstos llegan al rancho y les facilitan las piedras de amolar para que en ellas afilen sus hachas, machetes y mochas. cuando los peones están todos en la Finca, la señora Anastasia pregunta a su marido si ya puede servir a los mozos el chicheme y lo demás del desayuno, y éste responde afirmativamente y le imparte, en voz baja, algunas otras instrucciones; después del refrigerio de la mañana comienza el desfile de los trabajadores hacia el lugar del desmonte y entonces se percibe una algarabía de voces, risas, bromas y alegres cantos; el alma ingenua y pura de esos sanos labriegos rebosa ahora de jubilo y marchan por eso dispuestos a cumplir con sus deberes y a vencer, tras de improbos esfuerzos, a la abrupta y enmarañada Montaña, Agapito y sus hijos Pantaleón y José, son los primeros en comenzar el desmonte; el padre, no tada que a obstante su avanzada edad, es todavía un hábil y recio trabajador y muchos de sus amigos, contemporáneos de él, admiran y reconocen su destreza y valentía; el trabajo prosigue tenazmente durante todo el día y los árboles centenarios caen derribados con estrépito por las hachas y los machetes inclementes de los fornidos junteros; al promediar el día, la faena está ya casi concluída y Agapito, complacido por ello, concede a sus peones un respiro y les distribuye chicha fuerte en abundancia; ese corto descanso y la bebida fermenliban, infunden la Cuadrilla de braceros nuevos bríos y entusiasmos y entonces todos, como un enorme Alud, se precipitan a dominar de una sola vez al imponente Bosque; esa furiosa acometida es fatal para Agapito Aguirre pues al echar a tierra un gigantesco árbol que manteníase en pie, como el Titán legendario de los silentes Montes, una de sus grandes ramas, a manera de un largo y robusto brazo, se le viene encima y le aprisiona y aplasta in misericordemente; la consternación y el terror se apoderan de los ánimos de las personas que presencian ese macabro acontecimiento y, debido a ello, transcurren varios minutos sin que nadie pueda dar señales de vida y proceda a prestar auxilios al pobre accidentado; al reaccionar algunos de los allí presentes, se lanzan precedidos por los hijos de Agapito y logran sacar de debajo de la gruesa rama del árbol nefasto el cuerpo horriblemente destrozado y exánime del desventurado Agapito Aguirre; el cadáver es conducido, luego, en unas parihuelas al rancho y recibido por los familiares del extinto con sentidas manifestaciones de dolor. finaliza así trágicamente esa alegre Junta interiorana, con la cual pensó un laborioso y abnegado Agricultor panameño contribuir al sustento y bienestar de su numerosa familia.
taría con saber que los dibujos que aquí se exhiben constituyen solamente una pequeña parte de su producción.
Seguramente casi todos ustedes, los que hoy rinden homenaje a este gran artista que se llamó Max Jiménez, han oído hablar o han conocido su personalidad, contradictoria, máltiple y generosa; viajó mucho, vivió, hizo escultura, escribió libros y en sus últimos años, un poco sombríos tal vez por el presentimiento de su muerte, dió forma a su experiencia acumulada en una serie de aforismos que gracias a la inteligente intervención de su esposa, la señora Clemencia de Jiménez, aparecerán publicados este mismo año en Chile. ella debemos agradecerle también la magnífica oportunidad que nos brinda de poder contemplar aquí reunida casi toda la obra del artista.
Max Jiménez fué y sigue siendo, discutido, lo que significa que su arte continúa interesando. Tuvo una manera violenta y definitiva de decir las cosas; alguien precisamente por eso le llamó un primitivo, a lo que respondió: Soy un salvaje que gusta de la compañía de las gentes más civilizadas. Así era también Max Jiménez cuando pintaba o escribía, tierno y violento a la vez; el mismo caudal de voz con que recitaba sus poemas, las mismas extraordinarias dimensiones de su cuerpo y de su espíritu.
Max Jiménez deforma, tiene esa maravillosa capacidad de alejarse de la visión de la cámara fotográfica; deforma porque pone pasión en sus pinceles y en su línea. También los escultores románicos, el Greco y Miguel Angel, hicieron sus figuras más poderosas y gigantescas, o más frágiles e increíbles que la humanidad terrena que los circundaba, porque el arte, más que en la naturaleza, está en el hombre que contempla y expresa. Ya el crítico cubano Gómez Sicre hizo notar que las figuras de Max Jiménez pertenecen a un mundo preadánico. es como si nosotros creáramos con nuestra imaginación mujeres anteriores a las edades históricas, que repitieran el símbolo de la fecundidad y de la tierra, pero mujeres también que llevan en la desolación de su gesto la huella de las pasiones contemporáneas.
Max Jiménez fué un escultor, su pintura nos lo está diciendo, por el énfasis que pone en todo lo que es forma y volumen, modela con el color, acariciando con los pinceles, como él mismo decía, y haciendo que su pintura por la plenitud de sus formas, se vuelva más inteligible al dirigirse como la escultura, al mismo tiempo a la vista y al tacto.
MAX JIMÉNEZ COMO PINTOR (En el Rep. Amer. Tuve el honor y el privilegio de haber salón que lleva su nombre, así lo testimonia.
sido uno de los amigos de Max Jiménez y al Como aquellos pintores del Renacimienabrirse hoy la exposición de sus cuadros, sien to que Max tanto admiraba, buscó infatigato que continúa él viviendo entre nosotros, blemente todos los secretos del oficio, como no sólo por su recuerdo, sino sencillamente si quisiera verter en las más antiguas vasijas porque supo infundir a sus obras pintadas, el ardor de un licor nuevo.
esculpidas o escritas, la misma intensidad de Sintió la atracción física del oficio y tuvo vida con que lo vimos manifestarse cuando consciencia, como sólo en las grandes épocas personalmente estuvimos en su contacto. de la pintura se ha tenido, de la importancia Fué una existencia dedicada completamen del dibujo en la formación del escultor y del te al arte; la obra que hoy se exhibe en este artista. Como Hokusar, Ingres o Durero, bas11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica