CommunismImperialism

24 REPERTORIO AMERICANO allí parte la carretera que comunica con los grandes campos petroleros. Una cosa sorprende: que en barco tan destartalado y en muelle tan elemental se agolpen y estorben tantos automóviles caros y tan incontable número de camiones repletos. Cuando nos recuerdan que estamos a las puertas de un emporio fabuloso comenzamos a entender.
La carretera bordea el lago siempre. Entre el automóvil y la orilla de suave oleaje, una vegetación pobre y esmirriada de esparto y abrojos. De pronto, nos sorprenden los fantásticos mechurrios. Son grandes llamaradas desflecadas que arden como a tres metros del suelo en la boca de unos tubos negros. Los acompañantes nos explican: es el gas que sale de las excavaciones, que de este modo se desahoga con lentitud conveniente. mi vuelta a Caracas hablé de los mechurrios a un diplomático ilustre, muy versado en cuestiones petroleras. Me aseguró que con el combustible que se despilfarra en estas incontables fogatas algunas están ardiendo desde hace muchos años. pudiera reconstruírse a Venezuela. Pero las empresas imperialistas no atienden sino a la gigantesca exacción del líquido milagroso.
Una gran sorpresa lleva, cuando aparece el sol, quien no haya visitado el Zulia. Cerca de la carretera hemos oído, de trecho en trecho, el ruido sordo y obstinado de los balancines que, debajo de las grandes torres de bierro, succionan el petróleo noche y día, semanas, meses y años. Cuando aclara, miramos hacia el lago: es un bosque gigantesco de torres que se alarga hasta donde la vista no puede distinguir. En las más cercanas descubrimos el cabeceo monótono, incansable, de las bombas eléctricas que sacan del fondo del lago, de la tierra que le sirve de lecho, el líquido tesoro. Nos explican que resulta más barato y eficaz taladrar bajo el agua que bajo la tierra firme. Impresiona, por su significado simbólico, ver las miriadas de torres que, como árboles de vida dura y garra infalible, prenden lo mismo en la tierra que en las aguas, lo mismo entre las casas cercanas que en la lejanía dorada donde empiezan los cerros.
Pronto entramos en los campos, es decir en los poblados formados por las casas que las compañías petroleras disponen para sus trabajadores. Recuerdan mucho las construcciones de los grandes ingenios yanquis de nuestra tierra, pero son más modestas y pequeñas. En las paredes permanecen obstinadamente los carteles de propaganda electoral de los comicios recientes. Abundan los pasquines comunistas, con las efigies de Gustavo Machado, candidato presidencial del Partido, Juan Fuenmayor y Jesús Farías. De muchas casas salen los líderes y militantes a saludar a Fuenmayor y a los dirigentes regionales que nos acompañan.
En muchas casas nos hablan con emocionante entusiasmo de Farías, trabajador aquí no hace muchos años, analfabeto y desvalido, y hoy, por las propias virtudes y por los votos de estos antiguos compañeros, brillante y valeroso Senador de la República. De los campos pasamos a Lagunilla, pueblecito cuyas callejas desembocan en los espigones del lago.
Hemos agradecido mucho a los compañeros de Maracaibo esta visita a Lagunilla, típica aldea petrolera. Lagunilla está vecina de uno de los alardes técnicos más notables de América, de la soberbia planta que mueve los bosques de torres de la tierra y del lago, que ofrece energía eléctrica al laboreo de la enorme explotación petrolera. Lagunilla es un ejemplo escalofriante de lo que puede y deforma la obra de los imperialismos en nuestras tierras. Quisimos, por ello, examinar con STECHERT HAFNER, Inc.
todo detenimiento la aldea mísera.
Lagunilla es en verdad una caricatura de Books and Periodicals pueblo. Todo allí es esmirriado, contrahecho, 31 East 10th Str. New York 3, mezquino, sórdido. Las callejas, estrechísimas, las casas infectas, los intentos de tienda, amaCon esta Agencia puede Ud.
sijos de mercancías viejas y mosquedas. Entraconseguir una suscrición al mos en dos escuelas. Son barracones en que Repertorio Americano los niños y los maestros se estorban y confunden. El mercado es como un concurso de rezagos. Llegamos pronto a la placita del poblado. Es un cuadradito minúsculo que tiene Agencia del en el centro una humilde reproducción del Bolívar romano de Teneranni. Nos sobrecoge Repertorio Americano e indigna un hecho insólito. En los bordes de la placita descubrió la pupila técnica de en Londres un ingeniero de la empresa un buen pozo de petróleo. Dispuso sin más la instalación de un Stevens Brown, Ltd.
taladro. encima de la estatua menuda, agoNew Ruskin House, hiándola con sus enormes patas de hierro, ofendiéndola con su tamaño, invalidándola con su 28 30 Little Rusell Street, C1 geometría utilitaria, insultándola con el crujiLondon, England do chillón del balancín, se eleva una torre, dueña del poblado.
Cuando preguntamos la razón de tanta cia todos los rumbos sólo una empresa tiemiseria y de tan grosera irreverencia, la expline matriculados ciento veinte nos andaba cación sale de muchas bocas. Basta mirar en por dentro el dicho del gran poeta mexicano iorno: es la mejor explicación. La explotarefiriéndose a su tierra: ción petrolera ha ido desmedrando el campo venezolano. No es sólo que falte el dinero; El niño Dios te escrituró un establo, la cuestión es más grave, es que no hay co y los veneros de petróleo, el diablo.
sas que comprar. Las tierras están cercadas por las empresas, no hay un sembrado visible, ni Grave y peregrina cosa que existan pueuna cabeza de ganado útil. Venezuela fundó blos, los nuestros, que, como en estos versos, la ganadería cubana: hoy se come en Caracas lleguen hasta a maldecir de sus enormes riquemantequilla de Camagüey. Venezuela posee zas, porque en ellas descubren un camino de prodigiosas frutas refrescantes: en los campos empobrecimiento y decadencia. Nuestra gran petroleros una Coca Cola vale treinta centa tarea está en unirnos para ser señores de lo vos de dólar. Venezuela posee todos los cli nuestro; en regir la riqueza por la justicia, en mas, todas las variedades de tierra, todas las hacer de la tierra verdadera madre común.
posibilidades para hacer felices a sus hijos y El pueblo de Venezuela ha echado a ana los extranjeros que la escojan por patria. dar. No hay sino dar la mano a estos trabaen Cabinas, como en Lagunilla, vimos al cam jadores petroleros que estudian y luchan. Ellos pesino desnutrido y sombrío, desolado y preparan el día cercano en que juntos barran errante.
de las bordas del lago miserias como la de LaCuando volvíamos de los campos petrogunilla. Entonces estará la estatua de Bolívar leros, atravesando de nuevo el lago, mientras en su natural pedestal, alto y señero. a buedetenían el paso del ferry y los gigantescos bar na distancia, los bosques de torres trabajando cos cargados de petróleo que marchaban ba día y noche para el pueblo. OH HIJO MIO. En el Rep. Amer.
Envío del autor, en México, saSi en el horror de la asfixia, empavorecido por el agua que sube más arriba ya del cuello, se halla tu prójimo, y tú, en la orilla biendo yo que nadas bien no lo socorres, o lo intentas, pensaré, con dolor y con vergüenza. oh hijo mío, que eres un cobarde!
Si ya el fuego consume con avidez la casa de tu semejante, y en medio de las llamas, el grito angustiado te pide auxilio, y tú, no obstante no tener gran riesgo de tu vida, no acudes al reclamo, pensaré, con dolor y con vergüenza. oh hijo mío, que eres un cobarde!
Si en tu presencia la injusticia se ceba en cualquiera, y ése, afligido y atrasados sus ojos, vuelve a ti en demanda de apoyo o siquieta de protesta, y tú enmudeces o te hallas sordo con indiferencia criminal, pensaré, con dolor y con vergüenza. oh hijo mío, que eres un cobarde!
Pero, si en la guerra cruenta, defendiendo lo que sea, o atacando sin motivo, te niegas a matar a tu enemigo del instante, o te escudas para no ser asesinado estúpidamente, pues tienes conciencia de la conducta imbécil, entonces pensaré, con placer y con orgullo, que eres. oh hijo mío, un valiente!
Samuel ARGU EDAS.
1945. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica