Nazism

REPERTORIO AMERICANO EDITOR García Monge Teléfono 3754 Correos: Letra En Costa Rica: Sus. mensual 00 CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA. y concebí una federación de ideas. Mía de Hostos.
El suelo nativo es la única propiedad plena del hombre, tesoro común que a todos iguala y enriquece, por lo que para dicha de la persona y calma pública no se ha de ceder ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Martí.
EXTERIOR: Suscrición anual. dólares Giro bancario sobre Nueva York sustentado más por la opinión, éste pretende gicos; y por esto en Hispanomérica no funun gobierno fuerte, con tales atribuciones que, dáis estable poder. Proclamáis la libertad de en cualquier evento, ponga a raya el desorden; cultos, que es una de las libertades que más aquél proclama completa descentralización ad amo y, no obstante, odiáis y perseguís a los ministrativa; éste pide una descentralización católicos.
gradual; aquél invoca derechos absolutamen 29. Liberales: si queréis fundar algo te ilegislables.
no profanando la palabra libertad, olvidad, 27. Liberal es el que da, el que es des si es posible, hasta la palabra intolerancia. El prendido, el que es generoso, y vosotros pre exclusivismo político es peor, y más en nuesconizais la intolerancia, hasta en inocente ma tros tiempos, que el exclusivismo religioso.
teria de letras! Sin ser ergotista, os digo que, Que se busque la libertad, procediendo por en buena lógica, sois unos reaccionarios, peo evoluciones bien combinadas y salvadoras, y res que los ultramontanos.
no por las vías de la intolerancia, de la vio28. Vosotros, liberales, sois muy ló lencia y del odio. La tierra para todos que ha escrito un costarricense Por Marcelo JOVER (En El Nacional. México, 22 43. Dibujo de MI. Lépiz)
Tenemos en las manos una obra reciente de un joven escritor costarricense llamado Ciriaco Zamora. pesar de sus pocos años no es un novel en el campo de las letras centroamericanas. Recordamos con gratitud su primer volumen, La canción de los libres, y ahora, con toda simpatía, acogemos La Tierra para Todos que así se titula la obra que publicó hace unos meses. Un crítico centroamericano. Alberto Paz y Paz glosó esta obra encontrando que falta en ella una visión más amplia del solar patrio, porque Ciriaco Zamora no ve más patria que su tierra tica, patria de hombres libres y buenos, palpitante corazón del mundo. El crítico hubiera deseado una patria más grande y hermosa, más rica y potente. aclara. Mucha es la belleza de esta parcela ideal, tierra de hombres libres, como dice Zamora; pero no es sino una parte de nuestra patria.
La patria nuestra es Centroamérica, que es una unidad inalterable, que no ha podido modificar la artificiosa división que padece desde hace muchos años, y que sigue siendo un solo todo. No seremos nosotros los que tengamos la dicha inmensa de verla reconstruída. Llegará el día en que ya no puedan los intereses mezquinos, el provecho inmediato, mantenerla dividida. Habrá pan para toluza de el sol que tú vieras por vez primera es el que mejor alumbra. han sido seguidos al pie de la letra por Ciriaco Zamora. Satisfactoria exaltación de todo lo bueno y lo malo de la tierra en que nació, fe y convicción de que todo será remediado y mejorado con el tiempo. Por eso dice que cada nueva primavera llegará sonriendo:. Mayo sonreirá en la nevada jazminera del cafetal. hasta del ferrocarril interoceánico que adquirió valores especiales a medida que América se convertía en el Continente de la esperanza mundial. Ciriaco Zamora hace los más halagadores pronósticos. al café de su tierra, al sabroso grano de oro que ha hecho la felicidad de los costarricenses. de qué costarricenses: de los que son dueños y señores de los cafetales o de los que cada año van contratados por unos cuantos colones y unos tragos de guaro a arrancar el grano del destartalado árbol. Zamora lo denomina el mejor café del mundo.
En Guayaquil pondrán el grito en el cielo. en Guatemala. entre los doscientos cafetaleros millonarios de El Salvador, la protesta será un estampido. Verdad que es bueno, rico y sabroso el café de Costa Rica. Verdad que su aroma llega a disputarle la fama que los árabes consiguieron con su néctar de moca. Pero verdad también que en la misma tierra centroamericana hay café tan bueno.
Pero tampoco podemos negarle el derecho a que el poeta se inspire en aquello que ha proporcionado dinero y bienestar a los suyos.
Egoísmo de patriota, pero de patriota al fin, que no pedantería soberbia o chauvinismo.
Que no áspera patriotería. Porque Ciriaco recuerda siempre a través de sus páginas que su tierra no es sólo la suya sino la de todos para todos. La patria costarricense que ha sido tierra para todos, debe seguir siendo en verdad, para todos los que la merezcan: para todas las razas y todos los credos que anhelan alzar su cabaña junto a la cabaña del hermano, en paz con él. Será, así, como puerto de refugio, guarecimiento contra las injustícias.
El autor costarricense se siente humanamente universal y universalista, sin dejar de sentirse ligado a lo suyo, a lo que considera muy suyo dentro del sentido de la geografía y de la historia que ha conocido al venir a este mundo. Reprocharle que no sienta a Centroamérica, un siglo después de Morazán, es justo a medias. Porque debe tenérsele en cuenta que si canta a la casa que habita, a las cuatro paredes que le rodean, no piensa que a ellas sólo él, por ser él, tiene derecho. Da ese derecho a los que vengan en buena hora a seguir laborando por su patria, a continuar la patria.
Pero Ciriaco Zamora ha escrito su libro en 1942. Ha sido este año un año duro, difícil, sordamente trágico. En ese año, de toda Centroamérica sólo la costa de su patria chica ha conocido el salvaje horror de la guerra al perpetrarse la criminal agresión nazi de Puerto Limón. La metralla enemiga se ha mezclado con sangre tica en tierra de Costa Rica. Si es verdad que todos los centroamericanos sintieron como propia la tragedia, no es menos verdad que fueron los costarricenses los que la sufrieron en sus carnes. eso les da cierto privilegio, a la par que cierta admiración. Privilegio de sentirse costarricenses.
Como La canción de los libros, ayer, La Tierra para Todos hoy nos hace renovar nuestro entusiasmo por esa brillante batalla que en el pensamiento de los nuevos hombres del continente americano acaba de ganar el costarricence Ciriaco Zamora.
dos.
Hay en esta crítica de Alberto Paz y Paz un nuevo canto a la unidad centroamericana que repite las esperanzas de nuestro universal Rubén Darío. Su apasionamiento por aquéllas es tan legítimo como legítima es la prosa poética de Ciriaco Zamora al pedir para su Costa Rica todas las bendiciones del porvenir. No es un egoísmo insignificante el del autor de La Tierra para Todos, pues al inclinarse ante un futuro que presume luminoso y dichoso, exalta valores y posibilidades que el propio Alberto Paz no discute.
Aquella vieja sentencia de no verás patria más bella que la tierra en que naciste. el refranillo árabe de los mejores frutos sólo los da tu propia tierra y la seguidilla anda Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica