Violence

REPERTORIO AMERICANO 151 Dr. García Carrillo Corazón y Vasos CITAS EN EL TEL. 4328.
Electrocardiografía Metabolismo Basal Radioscopía datarios interesados en conservar un puesto del que los arroja la opinión pública, no hallando en su alrededor apoyos nacionales, simpatías populares y fuerza moral, las mendigan en los agentes consulares, en la opinión de los extraños, y para sostenerse no sólo sacrifican al principio político, sino también el interés material americano. He aquí el pacto que hacen: yo te entregaré, dicen, el gobierno, el principio económico y tú ayúdame a sofocar el político.
Pactada y firmada esta convención, fácil es decir las consecuencias dañinas que fluyen contra la América y la organización de sus gobiernos. en un arranque, increíble en el Sarmiento ulterior a 1847, exclama:. los americanos preferimos volver a la vida salvaje, vestirnos de pieles. y plumas, errar en los bosques y renunciar a los beneficios de semejante civilización, si ella habría de traernos la pérdida de la independencia, las cadenas de un déspota y las barbaries de sus atrocidades. En el mismo diario (artículo del 19 y 23 de agosto de 1842) persiste en la misma denuncia. La Europa mercante veía abrirse las puertas de un mundo que había permanecido cerrado a la concurrencia durante tres siglos. Dividir para reinar es un viejo consejo de la política europea, e irse por partes es lo que el sentido común enseña. Desde luego el año 1806 intentó un golpe de manos, que por su desgracia salió errado. Sobrevino la independencia y obtuvo un tratado de comercio ventajoso, pasó aquella lucha sobrevino la lucha de organización y aquí empezó a echar sus cuentas. Había dos partidos: uno que reunió un congreso que declaraba sagrada la emisión del pensamiento por la prensa.
Había otro partido, compuesto de las resistencias de provincia, de los viejos godos y ocupados, de los caudillos absolutos. Qué es esto, Dios mío. Qué horrible arcano oculta esta política criminal y suspicaz. Se dirá que un gobierno europeo no puede intervenir en las disensiones domésticas de un país americano? Por eso mismo decimos nosotros. por qué el agente inglés no se limita a presenciar, como lo hacen los demás de las otras naciones, sino que se interesa y coadyuva a la conservación de ese sistema de destrucción? anteriormente, el 10 de agosto de 1842, había escrito en el mismo diario. Protegerá la Inglaterra a Rosas, el caníbal, porque ha exterminado o alejado de aquel suelo ensangrentado a todos los hombres de luces, a todos los militares, a todos los jóvenes que aman la libertad y la independencia, a fin de que sea más fácil coger la rosa cuando hayan caído todas las espinas que la defendían. Protegerá la Inglaterra al exterminador porque empobrece sistemáticamente a su país le priva de medios de defensa; porque ha esclavizado toda resistencia y toda manifestación de libertad? Cuando los cónsules extranjeros quisieron elevar una protesta en el mes de Abril contra las horribles matanzas, y el agente inglés se opuso, sería porque aún no se había degollado el suficiente número de enemigos, de los que más tarde pueden levantarse contra una nueva conquista. Ah, acaso llegue el día que se rasgue el denso velo que cubre estas tenebrosas maquinaciones. PeTo se rasgará cuando el mal esté consumado.
El chileno argentino Francisco Bilbao habrá de decir años más tarde en su libro El Evangelio Americano, escrito en Buenos Aires (1864. Trabajos de Inglaterra para sublevar las colonias españolas, con el objeto de tomar la revancha y abrirse el mercado de un continente. Pitt, en 1797 había mandado derramar proclamas en América, asegurando socorro en dinero, armas y municiones a cuantos quisieran intentar revolucionarla. Son las ideas de Sarmiento que apenas emite someramente en Facundo, acaso contando con la posible cooperación de ese país para el detrocamiento de Rosas. Después de la caída de éste y de su asilo en Gran Bretaña ¿se vuelve a plantear este problema, que es otro de los términos de la ecuación de la pervivencia de la Colonia en Hispanoamérica, espiritualmente española, económicamente inglesa? Las acusaciones a Inglaterra, desde 1852, parecen las del abogado del diablo. Pero lo cierto es que en Facundo discrimina España. barbarie de Inglaterra civilización. Hoy ¿no comprendería Sarmiento que España forma parte del territorio colonial de Iberoamérica? Ese es otro aspecto de la suramericanización de España.
Desde 1807 queda decidido para varios siglos el destino de España y de Italia como consecuencia de decidirse el destino de los países suramericanos. Lo que Sarmiento le reprocha a Inglaterra, por su diplomacia aviesa, el sostén de tiranos ignorantes que esclavizaron a las naciones suramericanas, desde 1852 lo realizará ese país insaciable sometiéndonos indirectamente por la tiranía del despotismo y la ignorancia a dos países europeos, utilizados como agentes impersonales de su política mercantil. España e Italia estacionadas, gobernadas simultáneamente por reyes y pontífices que no tienen otro sostén que el de su oculto apoyo, son condición indispensable para el dominio obre Hispanoamérica.
Hoy la España de Franco y la Italia del Vaticano más que la de los Saboya, no tiene otro respaldo que la fuerza imperial de Inglaterra y concominantemente de los Estados Unidos. Las dos penínsulas se apoyan sobre las Islas Británicas. Los países Hispanoamericanos recibirán toda la ayuda posible a los intereses sajones dentro del orden financiero y económico universal, con la absoluta garantía de que nunca podrían alcanzar sin tener conciencia clara de sus verdaderos problemas nacionales, una libertad de primer grado que les permita percibir su estado de verdadera sumisión.
El fomento del recelo entre los países hispanoamericanos y de las asonadas de cuartel, repudiadas en las fórmulas de los protocolos periodísticos, pero sostenidas por la red de los intereses secretos, habría de ser semejante al dominio de la corona borbónica, con el agravante de que no pudiéramos intentar un movimiento de independencia contra él. Cualesquiera sean los trastornos que derriben a unos y otros gobiernos surgidos de la violencia, el de los defensores de la causa antiamericana o de las masas envilecidas por una educación nefasta y por el soborno, dentro de la elasticidad límite de esta estructura de tipo colonial, servirán directa o indirectamente a aquellos intereses, La estructura que con la emancipación esos países obtienen, solidificada precisamente por las soberanías que nada significan sino para estimular las causas del rencor, se torna indestructible porque en apariencia sus intereses nunca están mejor defendidos que por la desinteligencia y el desorden.
Todos los problemas centrales se desplazaron a la periferia, y la libertad que nos permiten es la que les conviene.
Se estabiliza un estado inorgánico, en que ciertas leyes arbitrarias de un orden irracional, mantienen un latente desorden. Sarmiento vió, y lo dijo con muy claras palabras, que se trataba, más que de personas y de ideas personales, más que de sistemas políticos y de proyectos de adelanto, de una cuestión mucho más esencial: de la persistencia del dominio de España en las costumbres, en las prácticas viciosas.
España, era, pues, para él como para otros muchos grandes americanos amantes de la libertad, un lema de opresión más que un país. Sin tener un repertorio de ideas que hubiese permitido plantear los problemas en sus términos precisos, señaló a España como la causa de nuestros males, explicando numerosas veces que acepción había de dársele a la palabra España. Nosotros por España leemos hoy dos cosas: supervivencia de la historia colonial e imperialismo anglo sajón. Por eso es que la realidad de 1945 es la misma de 1845 y que Facundo es la obra de mayor actualidad. Sólo requiere una lectura actualizada. Cuando en su vejez Sarmiento reitera ideas de cuarenta años atrás, se supone que repite con terquedad senil lo que ya había dicho, por cierto en forma más clara y brillante.
No se le cree, porque aparentemente todo ha cambiado con la desaparición de las personas y de las tácticas brutales de quienes encarnaban ingenuamente aquellos resabios de la Colonia. La inmigración en gran escala y la introducción de maquinarias y técnicas de una industria fabril y cultural que Inglaterra y Norteamérica elaboran y proveen profusamente, borró los rastros de aquel estado nativo de cosas. Lo que Sarmiento llamaba barbarie quedó cubierto por una película de civilización, de cultura y de progreso importados. El insistía, porque en realidad era ese cambio de personas y de tácticas lo que hacía que sus contemporáneos perdieran de vista la verdadera realidad, lo que consolidaba estructuralmente, funcionalmente, el orden colonial.
Sin duda, de vivir hoy y de haber adquirido mayor dominio y ajuste en el arte de desarrollar sus ideas, de fundamentarlas con nuevos conocimientos adquiridos en las ciencias históricas y antropológicas y en las ciencias políticas y económicas, Sarmiento volvería a insistir en su teoría, con mayor terquedad, aunque también es indudable que no sería comprendido ni siquiera escuchado. Pero no podría dejar de advertir que España es, para Hispanoamérica, el cebo y el halcón de cetreria del neonacifascismo británico, STECHERT HAFNER, Inc.
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