286 REPERTORIO AMERICANO ¡HIJA MIA!
Es un cuento de Myriam Francis (Del libro inédito Xari y otros cuentos de amor y de olvido. En el Rep. Amer. Hija mía: Te parecerá raro que alguien que no es tu madre verdadera te llame hija, pero es que desde que te conocí te consideré como si fueses mi propia hija, y como tal te he amado siempre. Hoy que es la víspera de tu boda, te escribo, porque no quiero morir sin que sepas lo mucho que te he querido y las bendiciones que pido al cielo derrame sobre ti.
Hace muchos años conocí a Guido, tu padre. Fuimos novios y hubimos de comprometernos en matrimonio. Fué esa mi época feliz, en que veía próximas a realizarse todas las ilusiones de mi vida, y lo único que empañaba mi clara dicha era el temor de que aquella felicidad mía fuera apenas un sueño.
Mi temor era un presentimiento, porque Gujdo hizo un viaje al extranjero poco antes de casarnos, y allá conoció a la que luego fué tu madre. Cuando Guido volvió, tenías tú tres años. Venían ustedes dos solos, pues tu madre. tú lo sabes abandonó el hogar. Cuando te conocí, eras un pequeño duendecillo de rizos rebeldes, sonrosada y picaresca. Lágrimas de ternura empañaron mis ojos al verte correr al encuentro de Guido. Es su hija! pensé.
La hija que pudo haber sido mía!
Desde entonces procuraba verte sin que Guido se enterara, temerosa de que interpretara mal mi ansia de estar cerca de ti. El me había olvidado, y yo tenía la suficiente inteligencia para comprender que no podía resucitar un amor muerto en su corazón. Pero estabas tú, la niña que pudo haber sido mi hijita, y yo no me cansaba de verte y quererte.
Un día, en el parque, jugabas con otras niñas, cuando de repente echaste a correr hacia tu aya llevando algo en la mano. Mira, mira. exclamabas asustada y contenta a la vez. Se me ha caído un diente! El dientecito, abandonado luego en un banco, lo recogi amorosamente y lo guardé como preciada joya. Otra vez reñiste con tus compañeras jeras tan intpetuosa. y llevabas la de perder porque eran muchas tus contrincantes, cuando me presenté, y casi enseguida llegó tu aya acompañada de su novio sargento. Te fuiste con ella cuando yo quería consolarte y estrecharte contra mi corazón. Sobre la arena quedó el gran lazo de moiré azul que llevabas en el pelo, y enredadas en el nudo, varias hebritas de tu cabello rubio; yo lo recogí y lo tengo conmigo. cuando tuviste el sarampión, no hallé reposo mientras no te vi otra vez asomada a tu ventana, un poco pálida pero llenos de picardía tus ojos claros.
también por el dolor; sin embargo, se le veía orgulloso llevarte del brazo. Así os vi entrar al baile de la Embajada. Vestías tú de blanco y eras una maravillosa flor de gracia y de belleza. Oh, icon qué profundo sentimiento de ternura te hubiera estrechado contra mi pecho!
Lloré de dicha al verte, y con mis lágrimas repetía la plegaria de toda mi vida. Señor. hazla feliz!
En esa fiesta conociste al que va a ser tu esposo. Cuánto daría por poder ir al templo mañana y verte en tu gran día! Pero estoy muy enferma; tengo una lesión del corazón, y me queda tan poco tiempo de vida, que no sé si serán días o apenas pocas horas. El cielo me niega el consuelo de verte arrodillada ante el altar vistiendo tus galas nupciales, pero ya que no podré mirarte una vez más, te pido que tengas presente que en ese supremo momento mi alma estará pidiendo a Dios que te dé tantas felicidades como penas me dió a mi. si mi plegaria es escuchada, tu vida será un perpetuo florecer de dichas y alegrías.
Que Dios te bendiga, hijita. BAIZEN Laura Myriam Francis de Junto al Ensueño en las que está presente ella, con su talento creador, con una gracia y con ese señorío indiscutible que tiene en las bellas letras femeninas de nuestra América.
José Antonio Zavaleta.
Los años iban pasando, y apenas si noté mis primeras arrugas y mis canas primeras. Tú imi hijita! ibas creciendo y poniéndote más linda cada día.
Después te llevaron a la escuela, y más adelante, al extranjero a terminar tus estudios.
No pude verte más, y fué entonces como si a mi vida le hubieran quitado la luz del sol. Guido lo veía a veces y sentía locos deseos de preguntarle por ti, pero una vez que lo intenté, creyendome una importuna, murmuró unas palabras con enfado y se alejó bruscamente. Ni siquiera me miró, a mí, que lo amaba con el más grande amor, y que amaba a su hija más que su misma madre!
Pero todo sufrimiento tiene su fin. iVolviste! Habías crecido y te parecías extraordinariamente a Guido, tal como era Guido cuando estaba joven y era mi novio. Ahora él tenía las sienes plateadas y algunas arrugas producidas por el tiempo y el cansancio, y acaso JUNTO AL ENSUEÑO, de Myriam Francis Opiniones sobre el libro de Myriam Francis JUNTO AL ENSUEÑO, poemas de amor, de ilusión y de ternura (Envío de Letras Americanas: Junto al Ensueño, es un recado artístico.
JUNTO AL ENSUEÑO Cada una de sus páginas es un pequeño cofrecito de sándalo que guarda las perlas finas de Andrés González Blanco dijo de Darío que la exquisita sensibilidad de Myriam.
fué uno de los poetas del mundo que más se He leído con fruición esas páginas deleitohan ido formando día a día, por un trabajo sas. En ellas, Myriam ha hecho que de la roca realmente prodigioso de automodelación, siem surja el agua cantarina. Hay tanta aridez litepre con plena conciencia de su arte.
raria en nuestro medio, que cuando aparece un Para referirme a Myriam Francis uso los tomo como éste, se advierte de inmediato la mismos términos de González Blanco, porque presencia de un raro espíritu de selección. Tal la trayectoria artística de Myriam es un cons el caso de Myriam con su libro primigenio.
tante afán de superar la obra realizada, lo que Vendimia literaria de gran aliento es esta.
se aprecia a maravilla a través de las páginas La mujer delicada y bella que es Myriam Frande Junto al Ensueño, breviario de belleza im cis, habíanos regalado con sus poemas desde ponderable de la delicada artista que hay en largo tiempo atrás. Pero para apreciarla en lo Myriam que ella vale, es preciso recorrer las páginas Esto es saudade. Quien no conoce la significación del vocablo, siéntala en este libro.
No llamo a esto simplemente escribir: esto es pintar con colores de emoción en la tela sutil de la psique.
Este velo de Maya cubre mar, tierra, cielo y emociones, al desflorar de la aurora, al reverberar meridiano, al dormirse la noche deslumbrante de estrellas. El tiempo queda temblante en cada pincelada ligera, porque no hay en este momento agua fuerte. la ligera. como vuelo de brisa; como giro de mariposa; como cadmio de la tarde que destiñe un lampo para dar lugar sucesivamente a todos los colores que desean hacerse presentes, conservando la armonía de tal manera que no sabemos a qué hora pasamos del oro al carmín, del carmín al violeta. salimos de este baño anímico como del jardín o del remanso, como de la alegría inocente de la caricia del idilio.
Con Myriam estuvimos junto al ensueño, y llevamos algo de ensueño en nuestra mente, roca vigilante matizada de austeridad, que de un minuto a otro queda vestida de garzas blancas y de garzas rosadas.
No queremos que alcen vuelo las garzas del ensueño.
Gracias, Myriam, por decir las cosas de este modo tan agradable a nuestra sensibilidad, Auristela de Jiménez. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica