300 REPERTORIO AMERICANO ASPECTOS GENERALES DE LA MEMORIA educacional de Don Mauro Fernández (En el Rep. Amer. concepción de los problemas del país, refuerza su tesis con la firme convicción de un cruzado que ha puesto el caudal de su existencia, al servicio de los intereses más elevados de la patria: por eso agrega: No debe, pues, haber vacilación, y cualesquiera que sean las circunstancias del Tesoro y las erogaciones que la reforma exija, si amamos de veras a la patria y no nos es indiferente su grandeza o ruina, menester es que formemos la resolución inquebrantable de poner en juego todos los recursos que estén a nuestro alcance, para convertir en realidad el perseguido ideal.
Los puntos culminantes de su reforma fueI ron: Resulta harto difícil, sostener la atención de un auditorio tan distinguido como el que me escucha, cuando como en el caso presente, lo hace mi incapacidad intelectual, pero apartando esa deplorable condición humana, yo invito atentamente a los aquí presentes, a que por unos minutos, pongamos en comunión nuestros espíritus con el del superior y glorioso de Mauro Fernández.
ΕΙ stá aquí en este momento con nosotros. pesar de que cuánto se le ha pretendido oscurecer. Pero los maestros conscientes no lo permitirán; no permitirán que se pague con el olvido, la vida ejemplar puesta al servicio de la patria, de este gran costarricense.
Exactamente hace hoy seis años, decía don Ricardo Jiménez a un redactor de La Tribuna, caminando por la calle en sostenido diálogo, propio de los tiempos áureos de Atenas. Bien está, decía don Ricardo, cuanto se haga en honra de la memoria de don Mauro Fernández que es uno de los verdaderos valores de nuestra historia patria. lo mejor que podría hacerse, es conservar con cariño la trayectoria de su obra hecha con tanta visión y afirmar sus principios que son abono, el mejor, para las instituciones liberales de una nación democrática.
II BRIXENCH Mauro Fernández (Repujado en cobre por Feron) Ley de Educación Común que comprende: a) Fuentes de vida propia para la enseñanza; b) Creación del Cuerpo Nacional de Educación, de cuerpos provinciales y de distrito; c) Fundación de escuelas normales; d) Aplicación del método froebeliano; e) Publicación del Código de Educación y de Programas; f) Organización de la estadística escolar.
Todos estos problemas tienen vida alrededor del económico; por eso insiste en que se le creen rentas propias a la instrucción pública.
Necesario es decir, que don Mauro tuvo que luchar contra las ideas reaccionarias de un partido político de aquella época, que se oponía a las ideas de renovación, convirtiéndose en defensor de los métodos tradicionales.
Pero la escuela para él era el centro de formación del ciudadano; la escuela para él, era el centro donde se aprendía a amar a la patria; la escuela para él, era el crisol donde se formaba el sentimiento de la dignidad y del hábito del trabajo; la escuela para él, era el templo donde se enseña a pensar y a raciocinar, y, en fin, para él la escuela era el medio para librar al hombre de ser instrumento de pasiones y de intereses ajenos, convirtiendo al ciudadano en guardián de sus propios derechos.
Caballero digno de figurar en las Vidas Ejemplares del Continente Americano, plasma una nueva aurora para el país, al dejar colocados los cimientos de la reforma educacional, cuyos frutos él comenzó a saborear, pero que sus resultados amplios y sus proyecciones nos tocó a nosotros contemplar, que enaltece a la patria en el extranjero, cumpliéndose sus palabras proféticas, cuando erguido en su tribuna decía: Para que la república alcance los venturosos días destinados a que la llaman su posición en el planeta, su feraz y variado territorio, su raza homogénea y la índole excelente de sus habitantes.
Era el año de 1885. Epoca en que en nuestra patria, a pesar de que llevábamos 64 años de vida independiente, la ignorancia tenía firmemente plantada su tienda; con decir que de 182. 073 habitantes con que contaba el país, solamente sabían leer 21. 000 y leer y escribir 26. 000 en números redondos. En todo Costa Rica apenas había 176 escuelas, pero en estado deficiente de organización; los maestros del país eran por todos, 229; de éstos en la provincia de San José, eran de título elemental; los demás eran lo que llamamos aspirantes, pero una clase de aspirantes sin los conocimientos ni del segundo ciclo elemental de educación.
Alajuela se distinguía, lo mismo que la provincia de Heredia, porque cada una tenía un maestro de título Superior. Alajuela tenía además 18 maestros elementales. Guanacaste no contaba con maestros titulados, y había solamente 23. Pero Puntarenas estaba en peores condiciones porque sólo tenía maestros.
Mas batía el record la provincia de Limón, que no tenía ninguno. Había Inspectores de Escuelas solamente en las provincias centrales o sean San José, Alajuela, Cartago y Heredia. Los gastos de la enseñanza primaria en ese año, o sea en 1885, alcanzaron la suma de 79. 941. 41; se matricularon 12632 niños por 14. 477 que no lo hicieron. Cálculos alegres decían que sólo el de la juventud se quedaba sin instrucción, pero don Mauro constato que se quedaba sin la elemental instrucción cerca del 47. Señala al mismo tiempo, en su memoria, detalles minuciosos como el de que la educación de cada alumno costo al Estado ese año, la cantidad de 6, 32. Agreguemos a esa decadente situación, la circunstancia de que en ese año, el Gobierno se vió precisado a decretar el cierre de las escuelas con motivo del conflicto centroamericano promovido por Justo Rufino Barrios, y tendremos completo el cuadro de lo que era nuestra incipiente instrucción o educación primaria en 1885, época en que don Mauro para felicidad de Costa Rica, llegó a ocupar el Ministerio de Instrucción Pública, o sea actualmente el de Educación Pública.
Don Mauro lo dice clara y llanamente. En materia de enseñanza elemental está todo por hacer; lo llama un conjunto sin orden, concierto ni plan, en que cada maestro sigue el método que más le acomoda, y hace lo que buenamente quiere y puede, sin sujeción ni respeto alguno que lo ate en ningún sentido.
III En los postreros días de 1885, con firme y serena palabra, anuncia don Mauro al país, por medio de la prensa y del Congreso Nacional, el evangelio de la liberación de la ignorancia. Se quedarían absortos de admiración aquellos costarricenses que él muy bien llamaba Padres de la Patria, al oír de sus labios el plan de trabajo que abriría el camino al más grandioso de los acontecimientos de la Costa Rica de fines del siglo XIX: la Reforma Educacional Costarricense!
Con estas palabras se inicia la nueva era. Hoy no se discute ya en ningún pueblo ilustrado sobre las ventajas y necesidad del esparcimiento de las luces y es verdad averiguada la de que la educación es la base de las instituciones, y que camina derechamente a su ruina todo pueblo en que el oscurantismo establece su tenebroso imperio.
Don Mauro, el idealista, que lo mismo juega con la fría expresión de los números estadísticos que le dicen elocuentemente de la necesidad de la reforma, lo mismo que su clara IV He aquí al sembrador que comienza a cosechar los primeros frutos de la simiente esparcida. Tomemos los costarricenses de don Mauro esta lección: a todo lo que realizó, lo precedió un plan rigurosamente científico; nada de improvisaciones. Todo su plan a base de madurez, de observación, de consulta y de profundo análisis de nuestro medio. eso débese que su labor educacional vive y es como el Partenón de la patria.
La Ley de Educación Común dió personalidad a nuestra organización educacional, tocó todos los problemas vitales: idoneidad para el maestro; edificios adecuados, útiles escolares, métodos de enseñanza, compulsión. Concluye en la página 305. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica