Nazism

REPERTORIO AMERICANO 85 RADIUS Calle del Variedades TELEFONO 4692 Espejos de todas las clases Cuadros Marcos Objetos tallados Souvenirs Oleos y Acuarelas Vidrios para sobre de muebles y para Automóviles SERIEDAD RAPIDEZ EFICIENCIA deramente judía. Muy seguramente que tenía los rasgos físicos de su Madre y de sus ascendientes. a su vez, el Santo Oficio, en solemne manifestación declaraba que la Iglesia. así como reprueba los rencores y conflictos entre los pueblos, condena de un modo particular el odio a aquel pueblo una vez elegido por Dios, ese odio que comúnmente lleva el nombre de antisemitismo.
El Cardenal Faulhaber, no se limitó a condenar la persecución que el nazismo desencadenó contra los judíos sino que, cuando el Rabino principal de Munich fué expulsado por la Gestapo, en octubre de 1938, a las seis horas de habérsele notificado la orden, lo ayudó a salvar los objetos sagrados de la sinagoga, antes de que fuera arrojado de ella. después, en el sermón predicado en la Catedral, ante más de quince mil personas, exclamaba. Nosotros los cristianos debemos amar a todas las razas.
El arzobispo de Detroit, Mons. Mooney, ha ensalzado al Clero Católico de Polonia, en estos términos: Para mí es un motivo de orgullo el recordar la memoria del venerable padre Godlewki, sacerdote de setenta y siete años, quien iuntamente con el Vicario Grzybo, permaneció voluntariamente en el Ghetto de Varsovia para aliviar a los habitantes condenados. Ahora se conocen los nombres de los siguientes sacerdotes católicos, que fueron muertos por los nazis por haber ayudado a los judíos, a quienes se daba caza: El canónigo Urbanowicz, muerto en 1943; el Padre Archutowsky, Rector del Seminario de Varsovia, enviado a Majdanek, donde murió a consecuencia de las torturas; el Deán de Grodne y el Superior del Convento de los Franciscanos de la misma ciudad, quienes fueron encerrados en Lomza, y muertos allí en el otoño de 1943. Se trata de un movimiento organizado en Polonia para la protección de los judíos, por sus vecinos no israelitas.
Después del colapso de Francia, dos decretos de Petain caen fulminantes sobre los judíos, cuya persecución se hace cada vez más cruel y sombría. El Nuncio Papal, Monseñor Valerio Valeri, presentó una enérgica protesta ante el Gobierno de Vichy: El Santo Padre, dijo a Petain, os pide poner fin a estos arrestos inhumanos de gente indefensa. ni comprende, ni aprueba todo esto. Mons.
Salige, Cardenal Arzobispo de Tolosa, salió a la defensa de los judíos en una Carta Pastoral: Hay, dijo, una ética cristiana. Han tenido lugar en nuestra diócesis, escenas de horror. Los judíos son hombres, son mujeres.
Forman parte de la raza humana. Son hermanos nuestros, como los demás, y un cristiano no puede olvidar esto. Al mismo tiempo, envió un mensaje de estímulo al Rabino principal de Tolosa.
Después de esta somera relación de hechos, a los que podría adicionar mil más semejantes, stimo oportuno copiar dos párrafos de un notable estudio de Monseñor Jean Calvet, Rector del Institut Catholique de Paris, publicado en la Revista Vrai. Dicen así: La guerra ha deshecho antiguas posiciones que consistían en sentimientos y resentimientos. causa de ser perseguidos en Alemania y aun en Francia por medidas opresivas, se hicieron simpáticos a los católicos franceses. La protección al judío era el acto de resistencia por excelencia. La ocultación de un judío a la policía o al invasor, por medios ingeniosos y provocativos, era una victoria de la astucia francesa contra la tontería trutónica. Siguiendo el ejemplo de Cris.
to y del Papa, los católicos ayudaron a los judíos no tan sólo por razones de patriotismo, sino con espíritu de caridad y de fraternidad cristianas. Los monasterios y los conventos, recordaron la antigua tradición monástica del asilo para los perseguidos. Como resultado de ello puede augurarse algo mucho más importante: Cristianos y judíos han descubierto cuánto tienen de común. Han desaparecido algunos prejuicios. Ambas partes han descubierto realmente ahora que su pasado religioso se había nutrido de una misma fuente, la Biblia; y que son hijos de un mismo padre, Abraham, a quien los católicos llaman Padre en la liturgia de la Misa. Está ahí en su más profunda realidad, la comunidad de almas que la gran separación es incapaz de borrar. La Nueva Ley no destruye la antigua, sino que se nutre de ella y la lleva a la perfección.
Con relación a los sabios judíos, daré algunas noticias interesantes. Pío XI propuso al señor Tullio Levy Civita, el más grande fisiólogo de Italia y profesor de matemáticas de la Universidad de Roma, como miembro de la Academia de Ciencias Pontificias, precisamente cuando, por motivos raciales, acababa de ser rechazado de la Academia Italiana de Mussolini. En 1938, Pío XII admitió al hoy difunto profesor Vito Volterra, otro famoso matemático judío italiano, en la Pontificia Academia delle Scienze. Guiado por un espíritu de amor al estudio y a la justicia, el actual Pontífice demostró su aprecio hacia los judíos, al ordenar que el Profesor Roberto Almagia, separado de su cátedra de Cartografía de la Universidad de Roma, fuera invitado a incorporarse al Vaticano. Cuando el doctor Giorgio del Vecchio, que antes de los días del racismo de Mussolini, era el Rettore Magnifico. de la Universidad de Roma y decano de la Facultad de Derecho, fué cesado en su alta investidura, Pío XII lo invitó al Vaticano, donde lo recibió con las manos extendidas, diciéndole: La conservación de los valores espirituales es la tarea más apremiante de nuestros días en medio de esta tempestad de ateísmo que pesa sobre el mundo. Finalmente, el doctor Erwin Stockhold, uno de los más famosos médicos alemanes, buscó albergue en Roma ante las brutales persecuciones nazis.
Hallólo en el Vaticano, donde fué nombrado Consultor del Cuerpo Médico.
De un profundo estudio del Antonio Van Rixtel. desprendo estas frases. El católico se horroriza del antisemitismo, no sólo en virtud de sus actividades inhumanas e indignas, sino particularmente por sus principios dogmáticos, con que niega la misión divina del pueblo judío, por medio de la cual nosotros hemos recibido la salvación.
El gran Pontífice Inocencio III, dice muy abiertamente: Aunque los judíos prefieran persistir en el endurecimiento de sus corazones, antes que tratar de comprender los oráculos de los profetas y los secretos de la ley, y llegar al conocimiento de Cristo, sin embargo, no tienen por eso menos derecho a nuestra protección. No parece superfluo recordar en los tiempos modernos este documento del gran pontífice Inocencio III que, siguiendo las huellas de sus predecesores Calixto, Eugenio, Alejandro, Clemente X, resume la doctrina y jurisprudencia de la Iglesia con respecto a los judíos, excomulgando a los católi cos que participen en las persecuciones e injusticias contra los judíos Por principio, el católico nunca puede ser antisemita, porque un católico no puede negar su origen divino, sin sacrificar su religión. Vuestros libros son también para nosotros sagrados. vuestros patriarcas y profetas son también los nuestros; y todo el tesoro jubiloso que llevamos como cántico en lo profundo de nuestro corazón, es para nosotros aquel jugoso y hermoso fruto de las promesas divinas a vuestro pueblo. Un católico no puede pedir al judío la negación, sino la aceptación de las Promesas Divinas a vuestro pueblo, tales como son. Por eso lo único que me atrevo a pediros, es: ser verdaderos judíos, justos israelitas; dirigid vuestras vidas según la santa sabiduría de vuestros libros y el decálogo de Moisés; pues el reclamo más justo que puede hacer un católico en contra de un judío, es: que no sea judío en un ciento por ciento. Si en toda la actitud de la vida los judíos hubieran sido más judíos y los cristianos más cristianos, entonces la humanidad hoy día, creería en Dios y el mundo moderno no habría llegado a un tal hundimiento apocalíptico.
Concluiremos con un fragmento de la bellísima carta que el insigne escritor católico Paul Claudel dirigió la víspera de la Navidad de 1941 al Gran Rabino de Francia, Isaie Schwartz: Os escribo para expresaros el disgusto, el horror, la indignación que ante las iniquidades, expoliaciones y malos tratamientos de todo género de que son actualmente victi. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica