URSS

REPERTORIO AMERICANO 227 Ha muerto allí la verdad. Por qué no intervienen en Santo Domingo a defender el Occidente Mr. Vandenberg, Mr. Armour, Mr. Marshall, Mr. Hearst. Por qué en Nicaragua el Sr. Presidente despertado de noche, atormentado, tuvo que huir para morir en el destierro. Hay allí bananas que defender y no libertades, y para eso basta Somoza. Las grandes victoriosas ideas están en Grecia y en China para auxilio de gobiernos manchados como alfombras inmundas. Ay, soldadito!
III Yo también más allá de tus tierras, América, ando y hago mi casa errante, vuelo, paso, canto y converso a través de los días. en el Asia, en la en los Urales me detengo y extiendo el alma empapada de soledades y resina.
FC Walt Whitman (Visto por Fr. Cotaro)
Amo cuanto en las extensiones a golpe de amor y lucha el hombre ha creado.
Aún rodea mi casa en los Urales la antigua noche de los pinos y el silencio como una alta columna.
Trigo y acero aquí han nacido de la mano del hombre, de su pecho. un canto de martillos alegra el bosque antiguo como un nuevo fenómeno azul.
Desde aquí miro extensas zonas de hombre, geografía de niños y mujeres, amor, fábricas y canciones, escuelas que brillan como alhelíes en la selva donde habitó hasta ayer el zorro salvaje.
en la resplandeciente Stalingrado.
Veo desde la planicie combatida desde el padecimiento y el incendio nacer en la humedad de la mañana un tractor rechinante hacia las llanuras.
Desde este punto abarca mi mano en el mapa el verde de las praderas, el humo de mil talleres, los aromas textiles, el asombro de la energia dominada.
Vuelvo en las tardes por los nuevos caminos recién trazados y entro en las cocinas donde hierve el repollo y de donde sale un nuevo manantial para el mundo.
También aquí regresaron los muchachos pero muchos millones quedaron atrás, enganchados, colgando de las horcas, quemados en hornos especiales, destruídos hasta no quedar de ellos sino el nombre en el recuerdo.
Fueron asesinadas también sus poblaciones: la tierra soviética fué asesinada: millones de vidrios y de huesos se confundieron, vacas y fábricas, hasta la Primavera desapareció tragada por la guerra.
Volvieron los muchachos sin embargo. el amor por la patria construída se había mezclado en ellos con tanta sangre que Patria dicen con las venas, Unión Soviética cantan con la sangre.
Fué alta la voz de los conquistadores de Prusia y de Berlín, cuando volvieron para que renacieran las ciudades, los animales y la primavera. Dame tu voz y el peso de tu pecho enterrado, Walt Wihtman, y las graves raíces de tu rostro para cantar estas reconstrucciones!
Cantemos juntos lo que se levanta de todos los dolores, lo que surge del gran silencio, de la grave victoria: Staligrando, surge tu voz de acero, renace piso a piso la esperanza como una casa colectiva, y hay un temblor de nuevo en marcha enseñando cantando y construyendo.
Desde la sangre surge Stalingrado como una orquesta de agua, piedra y hierro y el pan renace en las panaderías, la primavera en las escuelas, el viento sube nuevos andamios, nuevos árboles, mientras el viejo y férreo Volga palpita.
Estos libros, en frescas cajas de pino y cedro, están reunidos sobre la tumba de los verdugos muertos, estos teatros hechos en las ruinas cubren martirio y resistencia: libros claros como monumentos: un libro sobre cada héroe, sobre cada milímetro de muerte, sobre cada pétalo de esta gloria inmutable.
Unión Soviética, si juntáramos toda la sangre derramada en tu lucha, toda la que diste como una madre al mundo para que la libertad agonizante viviera, tendríamos un nuevo océano grande como ninguno, profundo como ninguno, viviente como todos los ríos, activo como el fuego de los volcanes araucanos.
En ese mar hunde tu mano, bombre de todas las tierras, y levántala después para ahogar en él al que olvidó, al que ultrajó, Walt Whitman, levanta tu barba de hierba, mira conmigo desde el bosque, desde estas magnitudes perfumadas. Qué ves allí, Walt Whitman?
Veo, me dice mi hermano profundo, veo cómo trabajan las usinas, en la ciudad que los muertos recuerdan, en la capital pura. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica