REPERTORIO AMERICANO 217 Visitando el Alto Egipto con el Mago de las serpientes de Luxor Por Juan MARIN (En el Rep. Amer. La señora Milena de Marín se somete a la ceremonia de adquirir el poder contra las serpientes: en estos momentos la cobra está arrollada en su antebrazo y el Cheik sostiene el reptil con la cabeza. Foto del autor. Ya habíamos leído en el libro Egypte tamaño ante el espanto y la sorpresa de tres Secrete, de Paul Brunton, acerca del extraño muchachas norteamericanas que visitaban, coencantador de serpientes del Alto Egipto. De mo nosotros, el lugar. El cheik sudaba comodo que cuando nos encontramos frente a piosamente, asegurándonos que la cosa no haél, en uno de los sitios eriazos qué rodean el bía sido fácil, pero que podía repetir sus deTemplo de Luxor, ya sabíamos con quién mostraciones para nosotros si así lo deseabateníamos que entendernos y qué podíamos es mos. Yo confieso que la serpiente ejerce sobre perar o no de él. Se trata no de un encantador mí una extraña fascinación, un sentimiento de serpientes a la manera hindú, que al son ambivalente de repulsión atracción. no de de su flauta monocorde, en cuclillas en algu orden literario simplemente como pudiera creerna plazoleta popular, hace salir de su canasta se, sino algo muy hondo y orgánico. Este senun par de serpientes soñolientas y semi domes timiento se encuentra tenido de franco y leticadas, No. Aquí estamos frente a un dervi gítimo terror desde la experiencia que hace che iniciado en secretas prácticas de magia, de cosa de siete años tuvimos, mi esposa y yo, de con una temible serpiente de cabeza colorada positario de un secreto trasmitido de generación en generación, gracias al cual quien entre las ruinas de Angkor, en el Cambodge, lo posee tiene, no sólo el poder de localizar experiencia que he narrado en La Hora hace y comandar a los reptiles, sino también de algún tiempo, en mi artículo titulado La Serser inmune a su mordedura. Esto último den piente y el Terror.
tro de ciertos límites, dentro de la espanto Ahora, aquí en Luxor, la lectura del lisa relatividad de las cosas humanas. pues bro de Brunton había despertado nuestra cuel padre de nuestro mago murió hace muy riosidad sobre la persona del Mago y como pocos años en esta misma ciudad de Luxor, el ambiente mismo de este lugar de tumbas y víctima de la mordedura de una cobra rebel misterios era propicio a todos los contactos de que fué a extraer de un jardin privado y con lo sobrenatural, convinimos en participar el hijo de nuestro interlocutor murió tamen nuevas pruebas del mago del Alto Egipto.
bién en una de sus primeras experiencias de la Es el cheik un hombre moreno, de ojos neiniciación mágica, a consecuencia de la mor gros de intenso poder hipnótico, de gran agidedura de una pequeña vibora a cuernos, de lidad física y soltura en sus movimientos e las que abundan en el desierto adyacente. indudablemente de una salud o toda prueba.
Cuando nos encontramos con el mago, Tiene una voz imperativa y áspera poco agraeran las de la tarde y él acababa de hacer dable, usa bigote y envuelve su cabellera en salir de sus escondrijos, entre las piedras y un turbante blanco. Nos dijo que buscaría matorrales vecinos, a dos cobras de respetable para nosotros entre las ruinas o en el sitio que nosotros quisiéramos, nuevas serpientes.
Previamente contemplamos dos cobras y una pequeña vibora que tenía ya guardadas en su canasta redonda y cuya caza había motivado el pánico de las jóvenes turistas americanas. Según él, puede reconocer la presencia de un reptil a varios metros de distancia exclusivamente por el olfato. Lo demás es obra de sus poderes mágicos. Comenzó por quitarse su amplia túnica negra, y quedó solamente cubierto con una especie de camisón blanco casi transparente; esto para que no pensáramos que él llevaba culebras escondidas entre sus ropas o enrolladas en sus piernas, las que después podría por simple ardid de malabarista hacer aparecer como saliendo de sus escondrijos en la tierra. Todavía, para eliminar otra sospecha, la de que él pudiera previamente esconder en algunos sitios algunas de sus serpientes domesticadas, extrayéndolas después sin grave riesgo ante los turistas, nos pidió indicar nosotros mismos los sitios en que desearíamos ir a caza de sierpes. Mirando en todas las direcciones del espacio, indicamos un sitio determinado, a unos cincuenta metros del lugar en que nos encontrábamos: había allí unos matorrales y unas cuantas piedras amontonadas. Empezó entonces a caminar en la dirección marcada, haciéndonos ademán de seguir tras de él. Nuestro viejo guía copto. Monsieur Georges Cattas también marchaEl autor junto al Cheik. Mago de las ba en fila india tras de nosotros a una distanserpientes de Luxor. Alto Egipto. El Cheik cia más que prudente. El mago empezó entiene dos enormes cobras, una en el cuello y tonces a recitar en voz aguda y penetrante otra colgando de la mano derecha. Foto de algunas fórmulas de magia intercaladas de verla señora Marín. sos del Korán, de imprecaciones a Aláh y de otros simples monosílabos de sonido escalofriante. De pronto se detuvo y nos hizo un gesto imperativo de hacer alto. Tocándose la nariz exclamo. Tienen ustedes suerte. Aquí hay una!
Con su varilla empezó a golpear la tierra frente a unas yerbas y pedruzcos y luego a gritar en voz cada vez más alta voces que seguramente significaban. Sal de ahí! u otra cosa parecida. Pero el bicho no salía.
Entonces el mago alzando las mangas de su camisa blanca introdujo el brazo varias veces en una cueva, retirándolo cada vez rápidamente y como quien mete la mano al fuego y la retira, gritando con renovado furor. No quieres salir! exclamó finalmente. Entonces te sacaré yo mismo!
Vimos cómo su brazo se movía dentro de la cueva y ante nuestra expectación sacó luego el brazo ostentando una pequeña vibora colorada de unos 60 centímetros de largo. La deposito en el suelo y con su varilla la mantenía en jaque evitando que saltara sobre nosotros. Es sólo una baby de vibora, dijo con desprecio. Muy venenosa, pero sólo baby.
Tenemos que buscar otra. La tomó por el cuello, nos la mostró e hizo que la cogieramos de la cola; luego la sepultó en el canasto. En efecto, por el aspecto tan terso y húmedo de la piel se veía que la viborilla aquella era un recién nacida, apenas salida tal vez de los líquidos embrionarios. Seguimos caminando. Hacía calor y el cheik sudaba copiosamente. Nosotros sentíamos sin embargo una especie de frío, en espera de lo que vendría después. Reempezaron los cantos mágicos y las imprecaciones y los ires y venires en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica