REPERTORIO AMERICANO 103 JOHN KEITH, SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL Balanzas TOLEDO (Toledo Scale Co. Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rand Inc. Pinturas y Barnices (The Sherwin Williams Co. Duplicador GESTETNER (Gestetner Ltd. Londres)
Alguien en el autobús, de los disgustados, gritó. Oh, pare esa necedad!
Otros, miraban con curiosidad o diversión. El borracho tomó un trago de una botella de whisky que llevaba en una bolsa de atrás de los pantalones.
El chofer del bus había decidido hacerse el desentendido.
ΕΙ negro proseguía. No se vayan a creer que ustedes son superiores. Qué es esa cosa? Yo soy negro y pobre, el negro Juan. Pero ninguno puede creerse superior a mí sólo porque es blanco.
Este no es el Sur, este es Nueva York.
En alguna parte, quizás trabajando con portorriqueños en los muelles, él había recogido algunas palabras de español. Nou comprrenden, ah?
En esto, yo hube de descender del bus.
Afuera, la noche aún estaba calurosa.
para el poco nocturnos o sumergidos en nosotras, se. Usted sabe muy bien lo que subentiendo en rán mañana tesoros solares, vetas sin fin, cria esto de los alcoholes. Se me ocurre que su deros de arte y de la dicha que da la creación y género obligue a mayor vigilancia que los sólo ella.
otros, al tino de un tratador de cristales. La Oigo con cierta desconfianza el elogio de flor nace ajada o se abre estropeada en el cuauna pintura cuando me dicen que ella es dro del pintor cuyas potencias viven agitadas muy femenina. Porque con el epíteto quie o se marchitaron antes de su madurez.
re decirse flaqueza, tanteo y miseria. Pero Aquí se quedan estas corolas y estas hoal mirar sus flores, el adjetivo desprestigiado jas conmigo, en la Sierra de los Organos, donme vino a la boca en su sentido más legítimo. de la luz las muestra dignamente, y los amiSus flores son femeninas, de un feminidad a gos celebrarán la integridad con que llegaron, la vez ligera y esencial. Como la mujer, sus como venidas por avión.
flores, Inés Puyó, escuchan más que hablan y sugieren más que dicen e inspiran más que suGabriela MISTRAL gieren.
Guarde usted el angelismo de pupila y Escrita esta croniquilla me llede mano; célelos usted según el grabador cui ga la noticia de que Inés Puyó ha recibida el pulgar y el índice y el violinista de ca do por sus Flores un premio de catetedral huye los alcoholes por celo del pulso. goría en Estados Unidos. No fué una belleza sorprendente, ni el sonido de su voz que no hube de escuchar Nada, sino una poderosa, subterránea dulzura de su silencio y formas surgiendo. Apasionada, seguro estoy, apasionada honda que haya de mirarla.
Quizás, fué únicamente que, de regreso en la noche, por esto o lo otro, sentíame arrollado, arrebatado a lo lejos, por una tierna y dolorosa soledad. La luna? No, mis queridos amigos. De todos modos, la luna no se distingue, no se celebra en las ciudades.
Veníamos en el subway, muy neoyorquinamente inundado de gente.
Ella hubo de notar mis miradas, inevitablemente insistentes, mas de algún modo distintas, transparentes, cálidas, y sonrió ligeramente, midiéndome desde el fondo de sus pensativos ojos negros. Yo correspondía. Confieso, sentí mi corazón arreciando.
Traté de imaginar algún pretexto para e intimar. Esto, eso, aquello.
Mas, me detuvo luego. Para qué, para qué. El día siguiente había yo de abandonar Nueva York, tal vez para siempre. Las cosas que, de alguna manera, adquieren una atmósfera de sueño, si no es posible explorarlas y así arriesgar plenamente el desengaño por el gozo del descubrimiento, es preferible dejarlas yaciendo, intactas, brillantes, en el recuerdo.
Sonreí levemente otra vez, nada más. así ahora erijo una pequeña estatua de flores a esta niña desconocida, en homenaje a su incógnita dulzura y sus pensativos, profundos ojos negros.
acercarme ANILLOS (En el Rep. Amer. III Hoy, unas pinceladas He aquí, en lugar de descripciones de los grandes edificios o puentes, tres cuadros de pequeñas cosas en el marco de Nueva York, verano de 1948.
veces, no romanticismo del todo: rudeza, racialidad plena, masacre de sentimientos como estela de una guerra cruel.
Ah, así mismo, con el deseo solamente de escuchar español en la pantalla de nuevo, fuí a ver dos cintas mexicanas. Desastre es poco.
Hollywood, por lo menos, tiene buenos actores. En verdad, nuestros amigos mexicanos, los que manejan la cinematografía, tienen aún mucho trecho que andar, pero mucho.
Eduardo JENKINS Julio de 1948.
MARCO TULIO ZELEDON Abogado En visita a esta ciudad, he asistido a la representación de varias películas extranjeras: Francia, Italia, Rusia, Suecia, etc. qué contraste, qué sabrosa diferencia con la basura que Hollywood produce últimamente, a saber: besos, crímenes, vaqueros y piratas, extravagancias musicales, qué sé yo.
En resumen, todo, lo inimaginable, siempre que no le dé a la gente chance de pensar. Pensar, por ejemplo, sobre realidades, sobre cosas nuevas. qué importante es esto, el meditar!
Tuve oportunidad de presenciar, en mayoría de estas producciones europeas que menciono, de nuevo la vida en movimiento, tal como es, con sus fealdades y sus bellezas; ya simple, tierna, sumisa, ya arrebatada por turbiones de pasión, de sadismo o de odio.
Romanticismo, también, mas el inteligente, el hondo, no el de híbrida manufactura. a Este negro se hallaba borracho. En el período cuando una despreocupada, incoherente y necia lucidez y el deseo de abordar a cuanto se acerque, prevalecen. La gente lo había dejado solo en uno de los asientos longitudinales de la parte delantera del bus. él continuaba dirigiéndose a la concurrencia. Qué me importa, nada me importa. Ustedes quieren guerra con Rusia. Este es Nueva York, la ciudad más grande del mundo, pero yo vivo en un miserable apartamento de Harlem. Este es Nueva York, el puerto más grande del mundo. yo trabajo en el puerto, si señores, descargando barcos.
Atiende la representación de casas extranjeras, la inscripción de marcas de fábrica, y toda clase de asuntos de su profesión.
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