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REPERTORIO AMERICANO 307 CERVANTES LA ESPANA. Viene de la página siguiente)
tria y para su servicio, recreándola en sus más Así se explica el encendido amor a la lipuras esencias.
bertad, que tantas raíces seculares ofrece en También nos liga fuertemente a Cervan el medio peninsular español. La libertad, Santes su condición de escritor laico. El gran ar cho, es uno de los más preciosos dones que tífice, que no niega su religiosidad sincera, a los hombres dieron los cielos. por la liberno emplea su pluma en el tratamiento de cues tad, así como por la honra, se puede y debe tiones de esta especie. Las teme. Una vez hace aventurar la vida.
decir a su personaje: Con la Iglesia hemos Cuando está desecho por la metralla extopado, amigo Sancho.
tranjera el lugar sagrado en que se enclavara Es que ha viajado bajo otros cielos y ha la pila baptismal de Cervantes, y Alcalá de conocido la explosión heterónoma que es, ante Henares, su patria, sirve de teatro a la exprela vida, el Renacimiento. De ahí su cita de sión del odio que se derrama en las sentencias la libre Italia. Aquel renacimiento no nega de unos tribunales de excepción, nosotros, los ba el español de los siglos medios, en el cruce hombres del exilio, volvemos a honrar a Cerde tres culturas, ni el que en la edad moder vantes y recordando su obra inmortal, hacena tuvo por expresiones calificadas a un filó mos de su dolor consuelo para el nuestro y sofo, León Hebreo, un poeta, Garcilaso, y un de su gloria, esperanza para nuestras vidas, gramático, Antonio de Nebrija. junto a que se iluminan en el destierro con la locura todos ellos, el. poderoso fermento erasmista, de la honra.
acusado en los escritores de la época carolina.
Manuel BLASCO GARZON.
idea del desenfreno patológico a que la censura oficial ha llegado aquí. Ni sé si te habrán informado de lo que aqui está pasando.
Se comprende que en tiempo de guerra ejerzan los gobiernos una cierta censura sobre las noticias de guerra, pues el ocultar un movimiento de tropas u otra circunstancia puede ser útil, y no pocas veces el enemigo deduce de una prensa indiscreta datos que le son muy útiles respecto al estado de ánimo de aquel contra quien combate. Pero lo que no se explica es que se tache epítetos y juicios de puro valor ideológico.
Lo de aquí es un miedo cerval a la inteligencia. Una sociedad secreta, militar, una masonería de oficiales del ejército que es la que está derribando y elevando ministerios, manifiesta todo el pánico que al pretoriano faccioso le produce la inteligencia. de aquí la censura.
Es increíble la manera cómo se está ejerciendo la censura. qué censores, Dios mío. Qué cosas tachan! Hay un señor gobernador de una provincia, y marqués por añadidura, que al llevarle un inocentísimo escrito en que se hablaba entre otras cosas de holgazancs bien vestidos tachó lo de bien vestidos. Por lo visto para ese pobre señor es vitando y peligroso el que se diga que hay gentes bien vestidas que se dedican a la holgazanería.
Es cosa terrible que puedan llegar a ejercer la censura gentes desprovistas de la más elemental inteligencia. Aunque en cualquier país del mundo y así se ha visto en los países mismos beligerantes durante la guerraningún ciudadano digno e independiente, aun siendo funcionario público, se presta a ese odioso papel de censor de la prensa. Hay ciertas funciones de policía que es imposible dignificar, como es imposible dignificar la función de verdugo. así como la supresión de la pena de muerte redimiría al verdugo más bien que al condenado a ella, así hay medidas de despotismo cuya supresión habría de redimir a los pobres esbirros encargados de cumplirlas. No se mata las ideas. dijo primero no sé quién y repitió en cierta ocasión, o lo escribió, creo, en la pared de una cárcel, el gran Sarmiento. aqui cree que es posible matar ideas con un lápiz rojo.
La vieja y castiza inquisición española ha retoñado, se ha restablecido el Santo Oficio, aunque ya no es eclesiástico sino marcial. acuden a nuestra memoria todos los horrores que en Francia puso de manifiesto el famoso affaire Dreyfus. creemos que a la depuración que el tal affaire, que llegó a ser una verdadera guerra civil en la vecina república, produjo en el ejército y en el país todo, se ha debido la victoria de la civilidad francesa. Lejos de debilitar le robusteció al ejército francés aquella limpia. Entonces se limpiaron, en efecto, los bajos y secretos fondos del ejército francés y todas las infamias y toda la podredumbre que se amparaba en la supuesta razón de estado y en la salud de la patria.
En un país pretorianizado, en efecto, los pretorianos creen que les es lícito para sostener su predominio y lo que estiman su preslo que llaman el principio de autoridad, falsificar la verdad. En sus tribunales, en los tribunales marciales, donde no se juzga sino que se castiga, el perjurio es corriente. Para sostener la inhabilidad de los fallos de un tribunal marcial se acude a la mentira y se inventan delitos.
En aquel libro tan lleno de interés y de sugestión que Jorge Borrow escribió en 1842, en que narra sus andanzas por España durante la primera guerra carlista, repartiendo biblias, libro que se titula La biblia en España (The Bible in Spain) y que es la última gran novela picaresca, hay un pasaje digno ahora aquí de mención. es que Borrow encontró en Córdoba, en 1837, a un anciano sacerdote que había sido familiar del Santo Oficio de la Inquisición y trabando conversación con él le dijo cuánto se alegraba de haber conocido a uno que fué inquisidor. se siguió el diálogo siguiente: El anciano me miró fijamente. Ya le entiendo, don Jorge. Hace tiempo que he visto que usted es uno de los nuestros. Usted es un hombre docto y santo y aunque cree conveniente llamarse luterano e inglés yo he penetrado en su condición real. Ningún luterano se tomaría el interés que usted se toma en asuntos de iglesia y con respecto a que sea usted inglés ninguno de esa nación puede hablar castellano y mucho menos latín. Yo creo que usted es uno de los nuestros un misionero y me confirma sobre todo en esta idea sus frecuentes conversaciones y entrevistas con los gitanos; parece que trabaja usted entre ellos. Esté en guardia, sin embargo, don Jorge, y no se fíe en la fe gitana; son malos penitentes, no me gustan. No le aconsejaría que se fiase de ellos. Ni lo intento, repliqué, y menos con dinero. Pero para volver a asunto más importante. de qué crímenes conocía la santa casa de Córdoba. Usted sabe sin duda los asuntos en que interviene el Santo Oficio. Apenas necesito mencionar la brujería, el judaísmo y ciertas perversiones carnales. Con respecto a la brujería dije yo¿cuál es su opinión. Hay en realidad tal crimen. Qué sé yo. dijo el anciano encogiéndose de hombros. La iglesia tiene poder, don Jorge, o por lo menos tenía poder de castigar por algo, real o no; y como era necesario castigar, para probar que tenía el poder de castigar. qué importa que castigase por brujería o por otro crimen cualquiera?
Este precioso pasa je nos pone de manifiesto el estado de ánimo de todos los inquisidores. Así eran los eclesiásticos, así son hoy los marciales. Como decía el publicista portugués Juan Chagas y comenté estas sus manifestaciones en un artículo titulado La patria y el ejército, publicado en 1906 y que figura en el tomo VI y anteúltimo de mis Ensayos los militares juzgan no en virtud de la necesidad de juzgar, sino de castigar. Se creen llamados a sostener eso que se llama el principio de autoridad o el orden y que es muy otra cosa que el fin de autoridad, o sea la justicia y para sostenerlo tienen que castigar. Que no hay delito? Pues se inventa. así como se inventó la brujería antirreligiosa han inventado la brujería antipatriótica.
Porque ahora, en efecto, se ha inventado una nueva brujería por esos que quieren monopolizar el patriotismo. En el citado ensayo escribía yo hace trece años: El que llegue a ser una clase, la clase militar, la encargada de velar por la ortodoxia patriótica y definirla, a juzgar de los delitos contra la Patria, y condenar a uno por antipatriota, llegaría a ser, sin duda, causa de embotamiento del patriotismo. a nombre del patriotismo y de orden y de seguridad pública y de otros pretextos así se ha vuelto a perseguir no ya actos sino ideas, maneras de pensar. se ha inventado una nueva brujería. La brujería se llama ahora bolchevismo o sindicalismo. El declararse bolchevista es ya considerado un delito. La censura tacha epítetos, meros epítetos.
Hay un pánico loco contra una posible revolución que ni saben los así aterrados en qué consista. Hay lugares en que se considera delictivo gritar iviva Rusia. sin que los que gritan esto sepan mejor que los que los persiguen qué es lo que está pasando en Rusia.
Rusia es un símbolo.
Esta correspondencia la entregaré al correo aquí mañana, de mayo, y no sé cuándo llegará a ésa, ni cuándo se publicara. Los días van abora muy de prisa y si antes de ella aparecer habéis sabido de cualquier catástrofe aquí, en España, tened por seguro que en vez de evitarla la provocará este nuevo Tribunal del Santo Oficio, esta sociedad secreta pretoriana y este restablecimiento del delito de brujería, que no es sino el delito de pensar.
Salamanca, mayo de 1919.
tigio y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica