HitlerImperialism

294 REPERTORIO AMERICANO CITA EN GUATEMALA Por Mario BRICEÑO IRAGORRY (Es un recorte de El Nacional de Caracas, de marzo de 1948. Envio del autor)
La Cancillería de Guatemala, con fecha de febrero de 1941, comunicaba en forma circular a los jefes de misiones diplomáticas acreditadas cerca de aquel Gobierno, cómo había decidido suspender temporalmente la discusión relativa a la controversia de Belice, en vista del estado de guerra en que se hallaba Gran Bretaña, y sobre todo, por la causa que defiende. según lo decía el ilustre patriota centroamericano don Carlos Salazar, Ministro de Relaciones Exteriores.
con profunda simpatía la causa de Inglaterra. Cuando se habló de respeto a las naciones pequeñas, de igualdad en la justicia internacional, de defensa de las ideas democráticas y de autodeterminación de las pequeñas comunidades, natural era que los pueblos de América mirasen por propia la suerte de las grandes potencias que levantaron contra Hitler el estandarte de la justicia y del derecho. La fe de nuestra burlada y sufrida América española y el romántico apego de sus hombres de pensamiento a los principios de humanidad y libertad que fueron nervio y vela de nuestra propia lucha separatista, no se adelantaron a mirar que tras las ideas generosas de que se titularon abanderadas las potencias anglo sajonas, dormía el viejo e indomable espíritu de rapacidad que ha distinguido sus planes de conquista.
Nuestras aguas americanas, surcadas hoy por raves bélicas dirigidas a amedrentar a nuestros pueblos indefensos, dan testimonio evidente de que nada ha cambiado en la estructura política de las antiguas potencias. Las palabras de justicia pasaron como humo engañador y otra vez aparece desnuda la zarpa que se niega a soltar las presas. Pero con la actitud de los violentos, ha surgido también la reacción de aquellos que aún confían en el poder de la palabra como elemento de eficacia humana. Contra los barcos que amenazan, está firme la voz de los que se sienten dispuestos a mantener, pese a la debilidad de las manos que sostienen las legitimas banderas, la integridad de las consignas de la justicia.
Hacia Guatemala, estrujada y convulsa la conciencia, como su fecundo suelo volcánico. va el pensamiento de aquéllos que en América se rebelan contra la idea de que sea la fuerza y no el derecho quien de normas a la vida de relación de las naciones. contra el empeño de los países imperialistas que procuran rebajar la dignidad de nuestro continente, los pueblos de América han de juntar sus fuerzas morales para proclamar con terca insistencia el derecho que tienen las comunidades americanas a que, cerrado el humillante ciclo del coloniaje, sólo flameen en su suelo banderas que expresen una recia conciencia de autonomía y de libertad. En Guatemala es la cita para la nueva cruzada que remate nuestra independencia continental.
LA EDUCACION DE LOS HIJOS (En el Rep. Amer. Generoso gesto de cooperación americana con la causa de las democracias, de que se decían defensoras las naciones unidas contra las pretensiones reaccionarias de Italia y de Alemania, y al cual era de esperarse que, victoriosas las grandes potencias, supiera responder con nobleza la vieja Albion. Nada más elevado que aquella pausa en la larga disputa provocada por el incumplimiento inglés a la Convención de 1859. Cuando Inglaterra luchaba desesperadamente contra las fuerzas hitlerianas y veía a su propia capital arrasada por las bombas fachistas, Guatemala, caballerosamente interrumpió sus justos reclamos, en espera de que, vuelta la paz y triunfadores los principios de justicia de que se dijo aquélla personera, se reabriese el diálogo pacífico y comprensivo que pusiera fin a la secular disputa por la posesión de unas tierras donde el imperialismo británico aposentó so color de mera explotación industrial.
Sin embargo, el cable nos trae ahora noticias de que a los nuevos y justos reclamos guatemaltecos, Inglaterra ha respondido con el envío de sus naves amenazadoras, en cuyos cuadernos de bitácora se hallan seguramente marcados los mismos rumbos seguidos por los barcos piratas que durante nuestra vida de minoridad colonial, asolaron nuestras costas y detuvieron el desarrollo de la cultura que en el Nuevo Mundo crecía bajo los signos fecundos de la vieja España: y que, aún a lo largo del Siglo XIX, mantuvieron en las costas de Centroamérica republicana la constante zozobra de la ocupación, hasta llegar a construir el irrisorio tablado para la farsa de la monarquía mosca. Sobre todo, por la causa que defiende Gran Bretaña, suspendia Guatemala, conforme a las palabras del Canciller Salazar, toda manera de disputa. Pequeño país, la altiva nación centroamericana tenía que ver en 1941 Es completamente equivocada la teoría de que al niño debe dejársele que haga lo que quiera; dejarle completamente libre para que juegue a todas horas. Los que así piensan quieren depararle al niño un paraíso que en la tierra no existe. Las consecuencias de esta equivocada teoría se están palpando ya y han de sentirse más agudamente en el futuro. El niño así se convierte en un pequeño salvaje: pequeño por la estatura ya que no por sus fechorías. Después es un joven salvaje y lo es igualmente en la edad madura.
No son solamente los niños abandonados los que crecen bajo el dictado de tan absurda escuela. éstos, los hijos de nadie, sin padres y sin hogar, no podría exigirseles otro comportamiento. Son también los de las clases acomodadas. Hay padres que quieren al niño bien salvaje para que sea bien hombre. Hay quienes ponen la hombría en los puños o en el lenguaje grosero. Pero, esos niños se vengarán más tarde, faltándoles al respeto a los padres y abandonándoles cuando más necesitan la ayuda del hijo.
La vida es toda una escuela de deberes.
Lo es desde la niñez. No debe dejarse al niño que juegue todas las horas que no esté en la escuela o que esté durmiendo. El juego es la más natural y espontánea actividad del niño.
Pero el juego no debe constituír toda la vida del niño como la felicidad no constituye toda la vida del adulto. Desde la más temprana edad la noción del deber ha de ser inculcada en el niño. Sería absurdo exigirle el niño a todas horas el cumplimiento de deberes. Pero, igualmente absurdo es hacer que el niño crezca sin la noción de que hay cosas que no debe hacer y de que hay otras que tiene la obligación de hacer.
La mayor parte de las horas de la vigilia del niño debe ser dedicada al juego. Así lo manda la Naturaleza; así lo exige el desarrollo fisico y psíquico del niño. La niñez es una alborada las alboradas son alegres y candidas. Bien está que el niño juegue en la calle con los demás niños. Conviene que lo haga.
Así se habitúa al trato con los demás; se prepara para la lucha de la vida. Pero sería un disparate permitirle al niño que esté todo el. día las primeras horas de la noche jugando y corriendo con otros niños en la calle. esto se observa hoy en muchos vecindarios. Los padres no quieren molestarse. creen que és ta es la mejor educación para que los hijos sean machos completos.
El niño debe saber que a ciertas horas debe reintegrarse al hogar sin que la madre tenga que dar gritos o salir en su busca. El niño debe saber, desde bien temprano, que hay ciertos períodos para el juego; pero que hay también períodos para otras cosas. Así se inculcan los hábitos de orden, el sentido de responsabilidad, de equidad y de respeto que harán más tarde al joven culto y caballeroso, al hombre noble y al ciudadano digno. Nociones de respeto, de reverencia y de fe deben ser inculcadas desde la más tierna edad.
El niño debe saber que mientras juega en la calle no debe golpear a sus compañeros, no Testimonios mexicanos Nada en lo politico suscita tantos enemigos como la desgracia.
Lucas Alamán (1851)
Conser vaos unidos. Sacad razones de amistad de vuestras diferencias como de vuestras semejanzas. Mañana caeremos en los brazos del tiempo. Opongamos, a la fuerza oscura, la muralla igual de voluntades.
Alfonso Reyes (1920)
El tipo político, trágico y risible, con dos pistolas al cinto, mirada desafiante, bravucón, atrabiliario e inculto, desaparecerá bajo la presión de un pueblo bien orientado y seguro de su destino.
Jesús Silva Herzog (1946. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica