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162 REPERTORIO AMERICANO dece y salva a las naciones antes de la decadencia histórica a la que todas están condenadas: Las naciones languidecen y vienen a meños, no por agotarse tal o cual fuente alimenticia, sino por haberse debilitado la virtud de la savia humana: mejor dicho, lo primero es un efecto, de lo cual lo segundo es la causa única.
La severidad del gran escritor que ha enriquecido con su talento las letras argentinas, creóle muchos resentimientos y enemistades.
Es muy comprensible. Los caracteres independientes que no transigen con aquello que reputan pernicioso y criticable, cuentan con pocas simpatías. Pero es preferible para el pensador vivir en una torre de soledad antes que perecer entregándose a lo fácil y convencional, a lo que disimula los vicios, trasgresioerrores. Muy acertadamente lo dijo Groussac en una página de autodefensa para sus arremetidas de combatiente insobornable. Mejor es la herida del que ama que el ósculo del que aborrece.
nes Divagaciones de una pluma errante Por Victor LORZ (En el Rep. Amer. Sobre las ruinas del Estado feudal nació el Estado moderno. Su nacimiento fué sincronico con la revolución industrial en Inglaterra y con la revolución del 89 en Francia. Pero la salud del nuevo Estado ha durado bien poco. Hoy se ve amenazada de muerte por las revoluciones y contrarrevoluciones que no son sino síntomas de una grave enfermedad interna por su incapacidad para resolver los problemas sociales. Esto no puede coger de sorpresa a quien piense que un Estado nacido bajo el signo del individualismo, no puede resolver la ecuación del hombre con su tiempo bajo el signo del socialismo. que estamos en el siglo del socialismo, lo saben hasta en Las Batuecas. Es muy tonto tenerles miedo a las palabras, que no son sino signos inocentes de realidades. La palabra que hizo temblar al siglo XIX fué liberalismo. El que no sepa las tremendas luchas que el liberalismo es peca.
do encendió en Europa, es que vive en el limbo. Hoy, esa palabra ya digerida, es tan inocente como una novicia. Mañana será otra inocencia socialismo.
Decía pues, que el estado actual es impotente para resolver los problemas actuales. De aquí sus congojas y sus crisis. de aquí el mal de corazón de que está atacada esa famosa civilización que llaman occidental, europea, cristiana y no se cuántas mentiras más. Esa contradicción entre un Estado armado hasta los dientes y su incapacidad gubernativa, es lo que determina en la marcha general del mundo parálisis parciales que serán fatalmen te un día, parálisis total y final. Este malestar, antes exclusivo en Europa por ser ella la creadora y rectora de los movimientos ideológicos universales, tienen hoy toda la amplitud del planeta, por la sencilla razón de que hasta los pueblos coloniales han madurado de golpe bajo la acción de los sufrimientos causados por las últimas dos guerras, llegando de un salto a plenitud de su mayoridad. la segunda guerra general debemos tan enormes resultados. si la sabiduría no miente, a la tercera será la vencida.
gente. Hasta diríamos que ella lleva en sus bolsillos el juicio de residencia para el Estado moribundo. Lo cual sucede fatalmente en toda revolución en que se cite a juicio la forma histórica del derecho de propiedad. Ahí es donde duele por ser la propiedad el centro supremo de la sensibilidad humana. Tocadle a un hombre en la cabeza y no pasará nada; pero tocadle en el bolsillo y sois hombre muerto.
Esto se vió claro en 1789 y más claro aún en 1917. Por la proclamación de los derechos del hombre, el campesino dejaba de ser el siervo de la gleba, pegado de por vida a los latifundios del conde, como una ostra a su concha. Paralelo a él, el obrero manual se manumitía de la esclavitud de los gremios y era dueño de su trabajo. Se operaba pues, una transformación económica que no habían podido llevar a cabo los movimientos sociales de la Edad Media. Lo cual quiere decir que moría el Estado absolutista, y nacía el Estado liberal.
La revolución de 1917 fué infinitamente más profunda; se descua jaba el derecho de propiedad desplazándolo del individuo a la nación. Al toro las guerras y de las disputas se le cogía por los cuernos y se le inmolaba a la paz social. Como en el edad de oro cantada por don Quijote, se borraba de la gramática convencional el tuyo y el mío y se declinaba la felicidad por el nuestro. De este modo, el concepto de propiedad privada, purificado de egoísmo, ganaba categoría moral y perdía su virulencia. Parejamente resolvía de un golpe problemas sociales y religiosos, logrando lo que no habían podido lograr las religiones europeas en veinte siglos de falso cristianismo: arrancar del corazón humano el afán de atesoramiento. Dicen que fué dicho: no os atormentéis por el día de mañana. Pero fué dicho en el desierto de los sordos. Hubiérase dicho mejor: pan y paz. Con el pan habría venido la paz de las tripas; y la otra paz, la del no atormentarse, la paz serena, la del espíritu, habría venido por añadidura sin necesidad de códigos ni de dioses. Quería decir que había muerto otra forma histórica de Estado, dejando el camino limpio para otro Estado de nuevo tipo: el socialismo.
a nadie. La supresión total o parcial de la libertad ha sido el estado normal en que han vivido los hombres desde que hay leyes. han vivido casi sin darse cuenta de ello. Lo que demuestra, que el ejercicio de la libertad no es tan necesario como parece. Se prefiere el bienestar porque con pan todas las penas son buenas. Tengo para mí que, como aquel personaje de Galdós, cualquier desdichado cambiaría gozoso su libertad por unas sopas de ajo bien calientes. En anteriores trabajos he estudiado el tema de si, con respecto a la libertad tenemos otra cosa que la bella ilusión de creernos libres. Porque el mundo no es un juguete del hombre, sino el hombre un juguetes de las fuerzas misteriossa de un mundo incomprensiBle y pensemos también que la libertad, como todo ideal, es inasequible. Hay que aspirar a la evolución de la libertad hacia tipos más perfectos. Yo distingo tres etapas en esa eetrna aspiración del alma humana hacia su liberación ideal: la libertad incivil, la civil y la interior. La de la selva, irrestricta; la de la ciudad, restringida por las leyes; y la del individuo, limitada por el imperativo de la propia conciencia. Esta es la verdadera libertad. La más noble. La del no desear. No es accesible a todos sino a los espíritus superiores, y todos pueden llegar a serlo. No es la libertad de obrar lo que nos hace libres, sino la renuncia voluntaria al uso de esa libertad. Es la más antigua filosofía; desde luego la más elevada; y de seguro la más cierta. El ejercicio de la libertad presupone el asentimiento del hombre. Si el hombre asiente a un estado social en que sea preciso podarle ramas a esa planta salvaje para bien de todos, ese hombre será libre aunque otra cosa digan las cotorras de la democracia al uso. Esa famosa libertad de libre iniciativa tan celebrada por sus maestros cantores, es como la lotería que sólo le cae a uno entre cien mil. Para un afortunado que surge, cien mil menos uno que caen en el camino. No sería más sabio ponerlos en pie de igualdad a todos? Tal es la tesis del Estado socialista. esta conclusión se ha llegado, no a tontas y a locas, sino al través de un largo proceso dialéctico que pone a! descubierto las contradicciones de nuestras democracias. El Estado liberal se vuelve loco resolviendo problemas que se vuelven a plantear a la mañana siguiente. un remedio, o cura el mal de raíz o no es sino remedio de curandero. Porque no es el caso de echar mano de se remedio heroico que en la farmacopea política española se llama ungüento de soldado. Una turba alborota la calle porque en casa hace frío o porque no hay pan? Pues, una aplicación de plomo entre pecho y espalda manu militari y ya está. Esta es la famosa droga. Mejor sería que nadie tuviera hambre ni frío para que ningún doliente turbara la paz pública en esa Gran Vía Dolorosa que es hoy todo el mundo. Es esto posible? Sí, disciplinando la libertad. Obsérvese como en las tres etapas hacia la liberación, la libertad va desapareciendo en cada etapa.
Todos los movimientos ideológicos de nuestros días, no son sino formas de la lucha biológica entre el Estado caduco que se resiste a morir, y su hijo, el Estado nuevo que pugna penosamente por instalarse al sol. Pero es preciso tirarse a lo más hondo y más caliente de esta lucha ideológica para extraer y sacar a flote enseñanzas fundamentales. Toda revolución profunda, que merezca tal nombre, supone una transformación total del Estado viAhora bien. Todo Estado que nace tiene urgencias determinadas, como condiciones de su existencia, en el nuevo orden de cosas que se propone estatuir. La urgencia del Estado socialista radica en el control de aquellas libertades que sean obstáculo para la realización del bien común. esto no puede asustar Una nación es una gran empresa anonima a efecto de realizar en un microcosmos geogra.
fico los fines políticos, sociales, económicos, culturales, científicos y artísticos que permitan sus posibilidades. Ahora bien. En ninguna empresa de escala y fines reducidos se tolera que nadie haga su real gana. Hay un cuadro general de acción dentro del cual, cada componente tiene que seguir una línea estrictamente delimitada. Un casillero de deberes para ca Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica