Joaquín García Monge

REPERTORIO AMERICANO 43 SON SONETOS (En el Rep. Amer. San José de mayo de 1948.
NO CHE TROPICAL Dr. García Carrillo Corazón y Vasos A1 Maestro García Monge.
Prof. don Joaquín García Monge.
Repertorio Americano.
Ciudad.
CITAS EN EL TEL. 4328.
En las noches azules y serenas suspira la marimba sus cantares, en tanto que el rebalse en los manglares con espumas alfombra las arenas.
Electrocardiografía Metabolismo Basal Radioscopía Don Joaquin: Le envío estos cuatro sonetos en la esperanza de que usted volverá a acogerme en las columnas de su gran Repertorio Americano. La juventud de Costa Rica no tiene más amparo que su voz de aliento, sostenida a lo largo de una vida generosa como la suya.
Le ruego aceptar la dedicatoria de Noche Tropical, en que deseo manifestar en público, mi simpatía y mi admiración hacia usted.
Su amigo afectísimo, Aviva los recuerdos y las penas, el lírico rezongo de mis lares. llora su tristeza en los palmares!
Nostalgia de los indios, que en las quenas, en quijongos y en toscas ocarinas, vertieron sus lamentos y sus ruinas.
Es ala que olvidaron las gaviotas El indio Escribe Alfonso ANDRADE CHIRIBOGA (Envío de y Cuenca, Ecuador, junio 1948)
temblando en el cenit, la media luna, en tanto que una queja en la laguna boga en silencio por las linfas rotas.
Alfredo VINCENZI.
FLOR PERDIDA PLENILUNIO Una flor ha caído en la laguna, al conjuro de un soplo, con la brisa; y embrujada en la lumbre de la luna, por la linfa que duerme se desliza.
La mueve a la deriva su fortuna, esparciendo sus pétalos sin prisa.
Ya la flor se deshace como en una sutil ensoñación que está indecisa. Da tristeza mirar que se deshoja en el agua, temblando de congoja! al perderse el ambiente perfumado, como en una ilusión desvanecida, queda el cáliz sin pétalos, mi vida, en el cieno del fondo sepultado.
Abanican las olas los palmares bajo el oro lunar que las alhaja; y soplan un murmullo los manglares con el suspiro que en las aguas baja.
Al conjuro de eólicos cantares una nube gigante se desgaja. en estrellas, lejanos azahares, con la noche azulada la luz cuaja.
En esta hora de pálida armonía, hay quietud en la límpida bahía. sueña con sus quejas la marimba. al volar una garza vagabunda sobre las ondas de la mar profunda, la luna llena en su fulgor la nimba! CASO Bajo el sol tarde que se va majestuoso, tornasolan las nubes en fugaz desvario; y en el monte acostadas, su algodón primoroso va esparciendo sus ocres en las ondas del río.
Abanican las palmas con vaivén despacioso, la bruñida techumbre del tranquilo bohío; y una rígida garza, sobre el líquido undoso, levemente sonrosa su pluma je en desvío.
Se adormecen los tintes en la quieta fontana, y se fuga el cela je de la selva lejana.
Ya se apaga la comba del cercano ribazo.
Al doblar la montaña trasponiendo las cumbres, vuelca el sol las cenizas de sus sordos (vislumbres. Y amortajan las sombras el fulgor del ocaso!
El Indio, desde el drama de la Conquista, asoma en el escenario del Nuevo Mundo caracterizando lo trágico, lo más rudo de la vida: nada ha podido mejorar su suerte de arambel, que se arrincona, de balón siempre pateado.
Para el Conquistador, fué máquina en la mita y asno en la tahona; cebo en la charca de la sanguijuela y carnaza para la jauría.
Para el Estado, no pasó de cifra en la estadística y de contribuyente sin derechos. Todavía, para la ciencia, es ejemplar de ensayo y nunca dejó de ser presa del leguleyo, víctima del simoníaco, prueba cruenta y palpitante de la piedad tonsurada, especialmente en las parroquias.
El indio es una pena que se ha encallecido, un dolor que por el hábito, ha perdido toda novedad. No tiene sino una senda, la agrícola incipiente: vericueto que nunca lo aplana ni lo amplia; y una sola meta: la reconquista del suelo por milímetros. El peso de su infortunio, en vez de aleccionarlo como al judío. le agobia y, si del Bien no ha pasado de cierto plano, tampoco del Mal conoce los extremes. Es un ave que se mantiene en perpetua contenencia, oteando una presa que nunca asoma. Si cleptomano, no pasa de ratero; si dipsómano, no llega a consuetudinario; y si su virtud limita con la humildad rencorosa, con la paciencia obligada, su ciencia culmina con la brujería. No tiene otra riqueza que la huaca ignorada, ni más historia que la leyenda.
Así como ayer el indio fué hijo del Sol, así hoy es amo y señor del Tahuantinsuyo: sólo que para seguir siéndolo, ha tenido que convertirse en peor concierto.
Si no sumaran su miseria los indios, no fueran ricas las parroquias, ni tan dignos de execración los encargados de regirlas y ejemplarizarlas.
El indio, para el Poder, es árbol esquilmeño; para el Culto, sostén y víctima propiciatoria; para el antropólogo, no se diferencia del ario por más que, como al cananeo, la mancha posterior le halle el canónico, y algún sociólogo crea que no evoluciona sino en el mestizaje, anquilosándose y desapareciendo cuando pretende conservarse puro.
El indio es la queja que nunca se modula, el ansia que siempre se reprime, la protesta sin gritos ni palabras. Es un lloro profundo, exteriorizado con grotescas alcocarras. Es algo muy triste que ríe demasiado y, haciendo reír a muchos, hace llorar a todos.
Con la riqueza de un indio, tuviera que JOHN KEITH, SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL ELEC ROLUX Balanzas TOLEDO (Toledo Scael Co. Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rand Inc. Pinturas y Barnices (The Sherwin Williams Co. JOHN KEITH, RAMON RAMIREZ Socio Gerente.
Socio Gerente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica