Socialism

REPERTORIO AMERICANO 35 RADIUS con las virtudes utilitarias que exige el arte de propaganda. Flexibilidad del verso, colocación de acentos y demás innovaciones técnicas: he ahí lo que es, en sustancia, el magisterio de Darío, quien, en el año 1898, estaba preparando su libro Los raros. De veinte siluetas y retratos de escritores famosos se compondrá dicho volumen, de los cuales ninguno interpreta con exactitud en ese instante el ideal completo de Lugones. bien, nuestro poeta pondrá el formalismo modernista, introducido acá por Darío, al servicio de las luchas sociales.
Calle del Variedades TELEFONO 4692 Espejos de todas las clases Cuadros Marcos Objetos tallados Souvenirs Oleos y Acuarelas Vidrios para sobre de muebles y para Automóviles SERIEDAD RAPIDEZ EFICIENCIA dos agentes del capital extranjero que tienden líneas en busca de monopolios. Por otro lado, triunfan los prohombres que Groussac luego conmemorará en el libro Los que pasaban y Joaquín de Vedia en la serie Así los vi yo.
esa LA VOZ CONTRA LA ROCA Téngase en cuenta que la cuestión obrera sólo a fines del siglo comienza a agitarse en nuestra capital. Data de entonces la aparición del primer partido orgánico, de la prensa doctrinaria, de las organizaciones gremiales de los liders. Después se irá multiplicando el tema literario extraído de la vida de las masas trabajadoras, pero lo cierto es que en la última década del siglo XIX se plantean acá por primera vez sus verdaderos problemas. Se dirá que la estructura científica de éstos era ajena al interés de Lugones, emotivo y artista POESIA FERVOR CIVICO por excelencia, capaz sólo de exaltar los elementos épicos del proselitismo y no el proseli Hasta aquí tratamos de filiar la rebeldía tismo en su acción partidaria y práctica. Sin de Lugones, descomponerla en sus elementos duda fué así, pero es innegable que Lugones, psicológicos y ambientales y luego seguirla a sensible a ultranza a todo lo nuevo, aprovetravés de dos fases: su posición en segundo tér vechó la novedad del obrerismo en este país mino dentro del movimiento modernista eny le dió el realce de la expresión modernista. cabezado por Darío y su desplazamiento él y sólo a él le pertenece la prioridad de hacia los ideales de justicia social. Sin duda esa variante en lengua castellana.
Lugones aspiraba a imponer el cuño de la Dueño de tantos medios expresivos como propia personalidad, imprimiendo al modernismo Darío podía poseer entonces, Lugones se emandirección cuyo impulso había recibido de Almafuerte, aunque desproviscipa de su tutela y le da ruidoso escape libre to de la conciencia artística a la que él tena su personalidad. Para rodeo de imágenes día. El modernismo en el designio de Daaparte y les impone marcha propia: opta por las crines rudas y rechaza las pelucas dieciorío y de Freyre, sólo ambicionaba liberar la chescas que canta el poeta nicaragüense. Este lírica española de influencias europeas harto último confesará más tarde en el prólogo de rezagadas: seudoclásicas y románticas. Nada Cantos de vida y esperanza: Yo no soy un más. Lo incuestionable es que sobre Lugones poeta para muchedumbres; pero sé que indegravitaba un signo de su tiempo: un vago fectiblemente tengo que ir a ellas. agrega: revolucionarismo, más estridencia verbal que Si en estos cantos hay política, es porque otra cosa. Gracias a ese escozor de insurrecto, aparece universal. Lugones, por su parte, Lugones, que descendía de un guerrero de la no buscará el favor de las multitudes aunque Independencia, se encontraba espiritualmente su sentimiento de justicia colectiva lo aproxijunto a Ingenieros, de ascendencia italiana, himará al pueblo, en cambio, se sentirá aleja jo de un inmigrante. Así mientras la cortedo siempre de la política.
dad provinciana de su traje cordobés olía a incienso, su camarada el practicante de la meMuchos ingredientes psicológicos entran dicina ostentaba un dandismo con secretos tuen esa actitud de Lugones, libertario orgánifos de masonería y ribetes de una arrogancia co, por decirlo así, uniendo conceptos que se detonante.
oponen. Primero el incipiente socialismo arNada ni nadie escapa al torbellino de la gentino lo cuenta entre sus filas. Pronto depolítica de aquel Buenos Aires que empieza a berá abandonarlas a causa de una falta de dissentirse cosmópolis. El despertar cívico susciplina en que incurre el que lustros después citado por la bancarrota del 90 apasionaba exaltará la disciplina a porfía y hablará del dogma de la obediencia. El conflicto con el caída de Juárez Celman lo habían adulado a la juventud. Los que en la víspern de la partido viene porque Lugones le dedica un más, los palaciegos que le habían regalado teinesperado elogio a un huésped real de la Arrrenos para especular impunes con el agio, gentina, el Príncipe de los Abruzos.
después se ensañaban exigiéndole cuentas de Además Lugones necesitaba el individua la ruina financiera. Diríase que Lugones con lismo de dos en compañía. Su estrepitosa Las montañas de oro (1896) hubiera queiniciación pública aumentaría los redobles y rido rehabilitar a su comproviciano en despromovería mayor escándalo en la apacible y gracia. Disensiones partidarias, cubileteo de un tanto espantadiza Buenos Aires de candidaturas, interpelaciones, los preparativos mienzos de siglo. El compinche ideal, el jo de la reelección de Roca, sin omitir los debaven dotado de inquietudes revolucionarias, de tes en torno al problema de los límites con sensibilidad de audacia, el francotirador de Chile, todo eso absorbe la atención pública.
medida lo encontró en José Ingenieros, direc La nación entera se afana por recobrarse destor del diario La Montaña. Algún joven pués de la crisis moral y material que conmoplutarco de la Atenas del Plata hubiera podi vió los cimientos. Prosperidad, progreso, crédo ver en ellos dos vidas paralelas, durante dito, he aquí las palabras mágicas. En las fiesun tiempo por lo menos.
tas del gran mundo se presentan en sociedad Lugones tiene que abrirse paso en tales circunstancias tan poco propicias para la literatura. Es un joven provinciano que ha bajado de Córdoba sin otra singularidad que la de no ser siquiera doctor. Su camarada y amigo Roberto Payró, sintetizará más tarde el destino común: En nuestro país, el que no tiene un título, está obligado a pasarse toda la vida dando examen. Algunos de los hombres influyentes incluso aman las bellas letras, aunque casi siempre llevan en sus gustos el atraso de una generación y se dan el lujo de proteger a los escritores que decoran sus antesalas. Hasta entonces ser intelectual era cumplir el período de recluta que precedía y facilitaba la consagración política. Era, pues, inconcebible el escritor a secas y, sobre todo, el que resistía el sirenismo del poder. No se diga ahora el que desafiaba los caprichos del gobernante, el que censuraba sus actos, el que a la acusación añadía la sátira. ese tipo inusitado pertenecía Leopoldo Lugones, quien a fines del siglo no sólo se caracterizaba por tal alarde de independencia mental, sino por la expresión de nuevo cuño. Carlos Romagosa en la carta de presentación que le había dado a Lugones para Mariano de Vedia ya hacía resaltar la vehemencia de sus arremetidas. Descubre ecos del hirsuto Almafuerte que era el dialecto local del victorhuguismo. La verdad es que su anatema traía un estremecimiento nuevo al par que se apoyaba en conceptos apenas difundidos en aquel medio literario.
Lugones blandía su verbo incandescente en nombre del humanitarismo, de la redención social y de la lucha contra los privilegios. Y, por añadidura, lanzaba sus apóstrofes en prosa y verso con el irresistible prestigio que para los gustos finiseculares asumía el modernismo. Al lado de La marcha de las banderas, verbo de vituperio al rojo, circulaba el soneto al señor Intendente, punta seca donde la caricatura raya en el sarcasmo.
COVOLUNTAD DESTINO Hemos querido ceñirnos aquí a evocar sólo el momento en que Leopoldo Lugones 11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica