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REPERTORIO AMERICANO 89 HABLEMOS DE BALMES (En el Rep. Amer. no PBAXENCH Balmes tuvo que esforzarse para mantener una posición de equilibrio entre el positivismo francés muy arraigado, y el idealismo de aquella época romántica que le tocó vivir. Tal vez para contrarrestar aquel idealismo es que se ve obligado a escribir sus obras filosóficas como agnóstico. Su filosofía tiende a que nadie se fíe en escuelas basadas en teorías, y éstas en el error, y a que nadie se afane en querer descifrar el misterio que nunca será explicado. pesar de ser un asiduo lector de El Kempis, nunca escribe como místico.
Educado en una Universidad que empleaba las disciplinas de la Escolástica; acostumbrado a razonar a base de silogismos, nada de extrañar es que su filosofía, como comprensible reacción, se aparte de aquella técnica pedagógica de la Universidad de Cervera. En El Criterio, da poco valor actual al silogismo y hace ver los errores que puede ocasionar un uso innecesario de él. Este mismo libro es más un tratado de bien pensar que obra filosófica.
Su intelecto claro, agudo y sereno se preocupaba más en guardar los postulados básicos de la Iglesia Católica, combatida, entonces por los aires innovadores llegados de afuera y por las sociedades secretas muy abundantes. Tal vez aquella situación de España de la primera mitad del siglo XIX le obligó a ser a la par de filósofo práctico eminentemente ortodoxo, político sagaz. Comprende el derecho que le asiste a Carlos a reclamar el trono; pero no puede traicionar al respeto que debe a su joven reina, y por esto, desearía hallar la solución a la cuestión dinástica, uniendo en matrimonio a ella con el hijo de su rival.
Comprende que es deber inaplazable de la Iglesia obrar, y valientemente, y por esto escribe y escribe, ya en el periódico, ya en el libro, a favor de todos, y especialmente, de los obreros postrados en un estado alarmante. Su visión es de profeta. Todo lo que vaticina se realiza.
No polemiza: razona, y esto que quita del pedestal a la razón para poner en él a la fe. En las Cartas a un Escéptico, muestra su habilidad en persuadir por medio de razonamientos contundentes.
Como maestro es igualmente práctico. No da valor a las palabras de que se llena el alumno, y sí a las ideas que debe elaborar.
Opta, pues, por la práctica del razonar aun en la edad más temprana, a base, si posible fuera, del uso de premisas falsas para dar con la conclusión verdadera.
En la labor periodística se halla a su gusto. Sus escritos políticos constituyen una parte muy voluminosa de su obra global. Colocado en el centro, se dirige a ambos extremos.
a Cataluña, no era del todo extraño a los gobernantes de Madrid.
Comparar a Balmes con tal o cual filósofo es empeño inútil: Balmes no recoge de nadie y combate lo de muchos. Partidario de Luis Vives en cuanto a su ortodoxia, su valentía en la expresión y su elegancia en el decir, no lo sigue: admirador de Santo Tomás, se muestra tomista, y conocedor de los apologéticos franceses, nunca los toma por modelos.
Combate el error allá donde se halle, pero siempre con miras elevadas, respeto y con razonamientos lógicos convincentes. Es por esto que se hizo estimar por amigos y enemigos. los discursos socialistas corresponde con ideas limpias salvadoras al alcance de todos.
Fiecomienda los tribunales de arbitraje y las instituciones veladoras por el presente y el futuro del obrero. Destutt Tracy. Marx y Engels, les dice que sus teorías las superó, dos siglos atrás, aquel otro ingenio inglés en su interesante ensayo social conocido por La Utopía.
Su filosofía sería un neoescolasticismo en Balmes el que el razonar a base de un sensualismo relativo, sustituiría la fría práctica silogística.
Su poesía es también más fruto del cerebro que de la imaginación, y se aproxima más a la del siglo XVII que a su época roNo se detiene nunca a considerar si sus artícu mántica.
los herirán o no a tal o cual sector: lo que le Tiene fe en el pueblo, y en su libro Espreocupa siempre es la verdad, y a ella va tudios Sociales, afirma que la opinión tendenrectilíneamente.
ciosa de los dirigentes será, a su debido tiemEspíritu aristócrata, de humilde origen, po, sustituída por el pensamiento popular.
gusta de la soledad, aunque estima la verda Su precaria salud no le impidió realizar dera amistad. Las ideas ajenas las respeta sean su vasta obra en pocos años, obra varia por ellas como sean.
demás, pues presenta interés en cada faceta de No sigue ninguna escuela, y desconfía del su múltiple personalidad que estudiemos.
hombre de un sólo libro. Es original en todo. Maestro, catedrático de seminario, periodista, Su propósito es convencer.
filósofo, apologético, político, sociólogo y Su estilo es sencillo, elegante y conciso. poeta.
Nunca escribe una expresión que desentone ni De no haber muerto tan joven, a los 38 en el propósito ni en el contenido total. No años, Balmes hubiera tenido actuaciones de ataca a nadie: refuta con razones.
suma responsabilidad, pues a más de haber Cataluña lo ha mirado con menos inte sido ya nombrado miembro de la Real Acarés del que merece. En su libro Cataluña ma demia de la Lengua, parece que se le tenía nifiesta su amor por su región y su deseo de destinado para ocupar un lugar de preferenque continúe mirando a Europa recogiendo lo cia en el Sacro Colegio Cardenalicio.
bueno que de ella le llegue, como lo hizo, a Otro catalán ilustre que honró a Catalusu tiempo, con la lírica provenzal y en su ña, a España y al mundo. Glorificado sea.
época, con el romanticismo y el movimiento industrial. No se calla cuando le es necesario Lorenzo VIVES.
hacer comparaciones y acusaciones, por ejemplo, cuando se ve precisado a decir que el mo Hacienda Monticel, vimiento anarquista que tanto daño ha hecho Cervantes, Costa Rica, agosto de 1948.
voluntad y razón como si hubiéramos cegado nuestros ojos.
He aquí la síntesis somerísima del pensamiento areopagitico del Milton de treinta y seis años. He aquí su esfuerzo utópico que le llena de gloria.
Más tarde, sólo diez años después, aparece en medio del Commonwealth el otro Milton de cuarenta y seis años, Secretario Latino del Dictador. Este otro Milton, ya hada utópico, es el que publica el Mercurius Politicus en colaboración con Needham. Realmente da pena leer este periódico dedicado casi exclusivamente a salir al paso del torrente arrollador que suponen las ideas lanzadas por Diggers y Levellers aunque nunca manifiesta con claridad este designio táctico. En él se encuentran los más duros ataques contra Gerrard Winstanley, William Walwyn, Richard Overton y los dos Everard. Las mismas persecuciones contra Lilburne hallan su eco en el Mercurius Politicus, si bien parece que Milton se negó a escribir contra aquel gran idealista, alucinado, pero idealista al fin. Cuando uno contrasta aquel designio utópico con esta otra realidad permanente, siente un angustioso desmayo. Pero tal vez esta agonía infinita sea la base auténtica de un impulso creador.
tonces una bruja que trajo a mal traer a los Parlamentarios. Cuando éstos intentaban atravesar el río Newbury apareció a la orilla una pobre vieja que dijo muy seriamente al jefe de aquellas tropas: No intentes pasar, pues una ola roja barrerá toda Inglaterra.
El capitán no era hombre para creer en brujerías y ordenó que hiciesen sobre la vieja una descarga con aquellos arcabuces que tiraban balas como nueces. La bruja las devolvió frías con una risa infernal. Un Ironside la acometió con su lanza, y moharra y astil cayeron hechos ajicos, mientras la bruja fatal seguía lanzando unas carcajadas que hacían temblar la tierra y remover las aguas del río. El capitán echó mano a su espada que también se BRUJAS LA VISTA Para que nada falte en aquellos días tan parejos a los que hoy corremos, apareció en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica