Joaquín García Monge

156 REPERTORIO AMERICANO Cartas y comentarios que las donde ya Le pide que le deje ser agua que refleje el sol sobre la sombra. quiere rodar sobre el silencio como golpe de hacha. pasar de un confín a otro, siempre más y más lejos hasta llegar a la altura no hay más horizonte. Cuando en su ansia de elevación ha llegado a la suprema altura, quiere permanecer allí, aunque sólo sea un eco débil en el eterno océano de Dios: quede alli mi eco leve, flotando siempre en tus ondas eternas.
En esta unión hay un momento de true que en el amor. Ve las manos vacías de Dios vacío de infinitud, por cuanto más se le dé siempre puede más recibir. y las suyas propias manos de criatura excesivamente col.
madas: repletas de luces de brisas que llevan notas de quejas hechas colores de destrozos y de anhelos. y le pide al Señor que las reciba en sus manos, amoroso entrelazarse de manos, principio de la unión total en el amor: Tus manos están vacías recibe. oh Señor! las mías. Tómalas entre las tuyas: se han henchido de amor y es por amor doy. Son mías pero son tuyas. Trueque de amor, camino de la unión perfecta.
Todavía no se ha llegado a la unión total, se percibe aún el eco inquieto de las criaturas; como sobre el agua una nube, pasa el mundo su sombra lejana sobre estos versos. En el dintel de perfecta unidad, se detiene sobrecogida de nostalgia. Debe también llegar al total silencio interior, y aun se siente en la soledad el ruido del corazón atormentado. Pa.
ra llegar a plenitud del Todo ha de pasarse por la totalidad de la Nada. Cuando se aduerma la inquietud, llegará la unión plenaria en el amor.
Sol en la Peña, poemas transidos de emoción mística, de suavísima claridad, sugeridores de una honda vida interior y que nos testifican una de nuestras jóvenes poetisas mejor dotadas.
The University of Tennessee, Knoxville, 18 de agosto.
Sr. García Monge Editor de Repertorio Americano.
San José, Costa Rica Muy estimado señor: Leí, hace poco tiempo, lo que escribió el señor Cardona Peña tocante a las obras de Horacio Quiroga. Escribió que es superficial y limitado en México y toda la América española el conocimiento del gran autor uruguayo. Permítame decirle a Ud. que el señor Cardona Peña se equivoca si cree que Quiroga no tiene fama en el mundo.
Me complace afirmarle que entre nosotros nadie duda de los méritos de Quiroga y que goza de sólida fama: algunas de sus obras han sido adaptadas para textos de los cursos de español, de modo que son anualmente leídas por miles de estudiantes; nuestros niños pueden leer en excelente traducción sus célebres Cuentos de la selva para los niños; profesores y eruditos tienen a su disposición excelentes selecciones de sus cuentos, como, por ejemplo. Sus mejores cuentos, editadas por John Crow de la Universidad de California y publicadas en México por una famosa casa editorial; y finalmente, se han escrito nuestras universidades alrededor de diez tesis sobre Horacio Quiroga y sus obras.
Como se ve, Quiroga goza de una celebridad mucho más amplia que la concedida por Cardona Peña, a quien le ruego a Ud.
que comunique los hechos arriba indicados. no sólo esto, sino que todo hace suponer que esa fama adquirirá proporciones mucho mayores en los años venideros.
Un profesor norteamericano, Historicismo o Metafísica (En el Rep. Amer. en John KELLER México, a 15 de julio de 1948 Las corrientes historicistas tan genialmente enfocadas por Dilthey, se alejan de cualquier concepto trascendental o de método alguno de este género. En el campo gnoseoló.
gico no tratan esas corrientes de abarcar la naturaleza íntima y esencial del ser, ni su posible vida en el plano de la eternidad. El bistoricismo ha renovado la interpretación de la historia, contemplando esa diciplina desde los fenómenos de la cultura, que son los de los productos objetivados del espíritu, hasta las vivencias que se dan en ese mismo espíritu. Más allá, o por encima de eso, los historicistas no tienen tiempo ni interés alguno en investigar.
En el nuevo método de investigación la crítica histórica alcanza a vislumbrar dos naturalezas: la física, y la espiritual o históricosocial. Dilthey comienza por plantear una teoría de los conocimientos, y asistido de una lógica irrefutable desprende esta teoría de la noción psicológica que nos lleva al primer conocimiento, al único que no puede ser derivado, que es el de nuestra mismidad, es decir, el de la intima unidad de nuestro yo. Los demás conocimientos se derivan de éste; no tienen, pues, el carácter de primarios ni de originales.
Con tan sólida base, logra un sistema singular de análisis para las ciencias del espíritu, ciencias que no pueden abarcarse jamás con los métodos naturalistas.
En la intimidad misma del yo se dan las vivencias. Estas se expresan en los diferentes lenguajes, y estos lenguajes se interpretan o se recrean en los procesos de las revivencias con que juzgamos de las obras del espíritu de los otros. Así la trama espiritual de la vida social sostiénese en estos tres ángulos: vivencia, expresión e interpretación. Bien comprende Dilthey que los enigmas de la vida, a los que se suele llamar interrogantes metafísicos, son los mismos en todos los pueblos y en las culturas todas. Qué somos. Por qué nacemos. Adónde vamos. Por qué morimos?
El historicismo piensa que tales enigmas se resuelven en una concepción metafísica, que no es un absoluto o un pensamiento de valor universal y definitivo, sino un sistema dialéctico incrustado en un concreto proceso histórico. Contemplamos, pues, aquellos enigmas desde una ventana que se abre en una hora o tiempo histórico. Por este sendero Dilthey arribó a esta impresionante conclusión. La última palabra del espíritu no es la relatividad de toda concepción del mundo, sino la soberanía del espíritu frente a cada una de elles y al mismo tiempo la conciencia positiva de como en los diversos modos de actitud del espíritu se nos da la realidad única del mundo. Esta es, sin duda, una de las citas de Teoría de la Concepción del Mundo, con apoyo en la cual puede afianzarse la conciencia históric en lo porvenir. Si se enfocan los problemas del pensamiento helénico a la luz de csa cita, la tesis del motor fijo de Aristóteles y la teoría de los elementos, de los griegos, son modos de resolver los enigmas de la vida que se adaptan a la mentalidad apolínea, euclideana y concreta de la época. Ello explica cómo la curva de que habló Bergson no puede ser cerrada; tiene que ser abierta y debe serlo. Esa curva se forma por el continuo encadenamiento que liga a los sistemas entre sí, como expresiones de un tiempo histórico en lo que se refiere a la vida social; pero, al mismo tiempo, como la más clara manifestación de la incesante actitud creadora del espíritu, que es la que corresponde a su verdadera naturaleza. Ninguna creación puede agotar la vida, porque la vida se alimenta de todas ellas. La vida es racional y es irracional; es pensamiento, pero es sentimiento y es también, voluntad. La vida es la totalidad de las creaciones espirituales.
Sr. Don Joaquín García Monge, Repertorio Americano.
San José, Costa Rica, Muy señor mío: Por tratarse de un tema que será, sin duda alguna, de su agrado, como es el de la elevación, dignidad y defensa del hombre, me es grato enviarle el índice analítico de mi nuevo libro, Rebelión del Hombre, que está ya a la venta. Su extensión es de 363 páginas y su precio de 00 moneda mexicana, libre de gastos de envío.
Este libro es el segundo de mi trilogía sobre el problema del hombre actual. El primero, aparecido hace unos meses y próximo a agotarse, se titula la Presencia del Hombre, y lleva un prólogo extenso del ilustre Pro fesor Don Rafael Altamira. Su precio es de 00 pesos mexicanos, también libre de gastos de envío.
Si le interesan, puede pedirlos a su libre ro, o al autor, a la dirección del membrete de esta carta.
Agradeciendo de antemano su atención a la presente y en espera de su valioso comentario, me repito su affmo. atto. y Marin CIVERA Señas: López Nº Desp. 303.
México, D, México.
Alejandro AGUILAR MACHADO.
Costa Rica, 1948.
11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica