Communism

REPERTORIO AMERICANO 23 ANTONIO URBANO EL GREMIO. ALMACEN DE ABARROTES AL POR MAYOR San José, Costa Rica Días de Venezuela dó algo pendiente, de que no se dijo nada y se ha dicho mucho. Ese hombre de estropajo.
Imposible. No abras. Recoge las cosas con cuidado. No hagas ruido. Apaga la luz. No te muevas tanto. Todavía queda mucho pastel.¿Pastei. TELEFONO 2157 APARTADO 480 Se hizo un silencio forzado. Cayó sobre los dos el doble silencio de la oscuridad. El Hamadc del timbre se repetía insistente, agobiador, primero enérgico; luego furioso; más tarde esporádico, y por último, cuando ya los dos con los músculos tensos y todavía un borado en la garganta comenzaban a aflojar la tensión, otro melancólico llamado que se peVI gó a la pared, entró, subió haciendo eléctrifresas adentro, capiteles y balcones! Uf! Descas cosquillas por la espalda de ambos, y se composición anticipada de mi cuerpo. De las metió en su cerebro para quedar allí como un Lo despertó un dulce malestar en el estó fresas han de salir gusanos. De los balcones animalito perseguido. El mundo de todos los mago y el escándalo de personas que entre culebras que me morderán las tripas.
gritos y susurros hablaban todas a la vez. ReAbrió la puerta.
que llaman, de los que necesitan algo. Un lenguaje que tampoco se entiende porque no tiene cordo con ira sus literarias palabras de la no Frente a la puerta del solitario todas las palabras. Un cimbre puede ser cualquier cosa.
che anterior: el encanto de los pasteles es vecinas, sus maridos en pijama y unos cuanEs dramático porque es anónimo. Dentro de su tá en el hartazgo, y posteriomente, en la in tos policías, discutían acaloradamente. El sinsonido culcbreante caben todas las conjeturas.
digestión. Qué desagradable! Se levantó pa tió vértigo. Se agarró al marco. No tenía vaAntes, cuando la gente llamaba con los nudi ra averiguar qué cosa ocasionaba tanto albolor de preguntar. Pero tampoco hubo necesillos, el golpe identificaba a la persona. Unos roto; al pasar por el comedor miró los restos dad. Una vieja gritona aseguraba enfáticadel dulce sobre la mesa: un trozo todavía enllaman seco, otros cortante y largo, otros nermente, sacudiendo el pelo desgreñado y como viosamente. Bien. Pero el timbre no implica tero y un dorado hormiguero de migajones. queriendo metec en el cuarto cerrado su picuCasi sintió vómito. Su estómago se rebelaba da nariz: responsabilidad. Es la ignorancia. después de todo. aunque suene mucho, es también el contra el desorden. Tenía el paladar amargo. dice el forense que murió de hambre.
silencio porque los ruidos forman parte de él; los dientes sucios, la garganta como cuero. Cuántos inconvenientes por alquilarle a exsólo lo desbarata, como a la soledad, una paHizo un mohín de desprecio: tranjeros que no hablan nuestra propia lenlabra. El timbre. que no tiene palabras, es el. Barroco, con su punta de Luis XV, gua!
silencio.
Se oyeron unos pasos tras la puerta. Serían los pasos del extranjero. Serían sus tranII cos salvajes y desacordados? Era mejor no pensarlo. No estaba para escuchar el aluvión EL ZULIA de sus palabras sin palabras. Qué modo raro Por Juan MARINELLO.
de ser arrastrantes esos pasos. Qué agonizante manera de repetirse uno después del otro. Envío del autor. En La Habana. Entre cada golpe se metía un blando silencio prolongado y ei pastoso ruido parecía pegar Una vez se me ocurrió decir que la his lientes de Maracaibo. Maracaibo es una ciutoria de Cuba es un camino bordeado por un contra la noche, como si la noche fuera de dad de más de doscientas mil almas, marida je esponja con agua. Todo era horrible en ese cañaveral y una vega. En igual sentido podría infiel y exaltado de Santiago de Cuba y los hombre, hasta su paso! La pausa entre esos mos afirmar que la historia moderna de Vecentros petroleros de México. Tiene la ciudad ruidos tenía forma, le parecía verla, la forma nezuela es una llanura interminable poblada ese común señorío campesino que dejó lo esirregular de sus dos piernas. Era una pausa de taladros petroleros. En lo que va de siglo pañol en las regiones cálidas de América. Las la economía de la patria de Bolívar pende esentriangular, elástica, flexible, mojada y hasta casas recuerdan las de Camagüey, pero son (cocialmente de la explotación de sus riquísimos hedionda. Llegaría él a entender, a falta de mo todo lo maracucho) presumidas, peripuesotra comunicación, el lenguaje de los pasos veneros. Más que país alguno de América tas y sonrientes. Es cosa curiosa y singular más que Cuba de su azúcar y Chile de sus la uniformidad de una arquitectura local que de aquel hombre? Recordaba cómo hablaban de desesperanza, de derrota, el día que él se minas la vida del pueblo venezolano está se repite por toda la región: la casa es, con ponormada por los vaivenes del negocio petrovolviera de espaldas para subir a su cuarto hucas excepciones, una fachada compuesta por lero. Ahora mismo, por debajo del esplendor una puerta central con mampara, dos ventayendo. Después, cómo de vencidos y elocuendel cambio democrático de gobierno, la gran nas de barrotes de madera dura muy salientes, tes, pero enérgicamente elocuentes, estuvieron actualidad económica y política era el con a cada lado de la puerta, y un techo de teja la tarde que le habló. Si algo en ese hombre trato colectivo firmado por las empresas ex criolla que cae en violento declive sobre la pudiera tener color, sus pasos de aquel día estranjeras y sus trabajadores. Si de lo popular fachada. Cada vecino deja volar la tropical taban salpicados de manchas rojas, como enpasamos a lo oficial, la supeditación a una fantasía sobre la faz de su casa, con una viril joyados, como chispeantes. esta noche, ipo.
sola carta económica es aún más decisiva: el bres. parecían los de un niño perdido, con ingenuidad que suspende al forastero: la facha.
crecido presupuesto nacional de Venezuela, el da arbitrariamente seccionada en franjas de coalgo de rosa y tierno, como la garrilla almomás alto del Continente, proporcionalmente, lores vivos y sobre puerta y ventanas campean hadillada de un corejo, pero sin su saltarina se nutre de los beneficios que dejan las vetas flores y arabescos, nombres románticos de mugracia. No. Agonizantes. Muriendo poco a inapreciables.
jer y estrellas multicolores. Para un europeo poco. Arrastrándose. Tan lentamente que pa No fué cosa simple restar veinticuatro ho habría en esto risible primitivismo; para un recía la pierna quedarse en el aire mucho rato, ras al grato ajetreo caraqueño para visitar la americano pegado al pueblo, hay aquí una estirando el triángulo de silencio, o el pie se región petrolera por excelencia, el Zulia, cen manera directa, original, tierna y alegre que guir el suelo uniendo la angustia a la angus tro económico y proletario de la nación. Acom sólo nosotros entendemos en su naciente imtia, la pena a la derrota. Tuvo impulso de sa pañado de mi mujer y de Juan Fuenmayor, pulso.
lir corriendo, abrir la puerta y llamar al ex el talentoso y respetado dirigente comunista, Todavía oscuro tomamos el ferry que atratranjero. Pero se detuvo. Sería él. sería tomamos en Maiquetía el avión que, dos ho vesará el lago enorme, un mar interior con uno de sus am gos que inoportunamente apa ras después, debía dejarnos en Maracaibo, la olas y tormentas mayor que la provincia de recía. el pastel. el juego que qui segunda ciudad de Venezuela, la capital del Pinar del Río, el lago Maracaibo, orgullo de taba el desconcierto? No abrir. Decididamen Zulia.
América. Andamos una hora y bajamos entre te, no abrir!
Al anochecer entramos por las calles ca tinieblas a un poblado modesto, Palmarejo. De 11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica