96 REPERTORIO AMERICANO EL ALMA DE ISRAEL Por el Lic. Alfonso Francisco Ramirez. En el Rep. Amer. Discurso pronunciado por el Sr.
Lic. don Alfonso Francisco Martinez, Ministro de la Suprema Corte de Justicia, en la velada que el Kerent Kayemet Leisrael, organizó el 24 de junio de 1947 en México, Señoras y señores: Hay un pueblo único en la historia, por la misión que le ha sido asignada. Sin par, en su grandeza deslumbradora y en sus desventuras infinitas. Invulnerables a las persecusiones y a las injusticias. Viejo pueblo que aun subsiste entre tantos imperios arrumbados. Ha visto a los hetitas de Carchemisch, a los de Enyuk y de Bogas Koei y de Cadisch, sus palacios yacen en el polvo de la Capadocia desierta. Ha visto a Ninive, Asiria y Egipto; y a Darío, Ciro y Alejandro. Todo está muerto, y él vive. Es el pueblo hebreo!
Peregrino incansable del desierto, halla al fin paz y descanso en las llanuras de Palestina, que cultiva amorosamente con lo mejor de sus afanes y la más honda de sus esperanzas. Pues como asevera Cecil Roth, desde la primera mitad de su historia, los judíos han sido un pueblo normalmente constituído, arraigado en la tierra y con una sólida base de propietarios campesinos. Su desarrollo económi(o no fué precisamente avanzado, y el comercio estaba en manos de los traficantes no israeliras; hasta tal punto, que las palabras cananeo y comerciante. eran empleadas como sinónimas. Las colonias mercantiles de las ciudades de Palestina en el período bíblico, se componían en su mayor parte de extranjeros y las grandes factorías comerciales, se haliaban en las cercanías de la costa, en manos no israelitas.
Pues bien: este pueblo singular es depositario de incomparables bienes espirituales y morales. Es el único que tiene una noción cierta de Dios, en un mundo sumergido en las tinieblas del politeísmo, y entregado a la adoración de los planetas y de las estrellas, de los animales y de las cosas, o de los mil dioses que mancillan el Olimpo helénico con sus flaquezas lamentables. Es el único que conoce y practica las nociones de igualdad, libertad y fraternidad; y en tiempos de satrapías y despotismos envilecidos, instituye un gobierno genuinamente popular que le permite la libre elección de sus jueces. Es el único que sustenta un régimen humano de la propiedad estableciendo el jubileo en cuya virtud, al terminar cada período de siete semanas de años, todos los predios enajenados en cualquier forma que fuere, volvían a sus antiguos propietarios, y los esclavos, con sus mujeres e hijos. recobraban su libertad.
Pero aun hay más: tiene como su más preciado tesoro la Biblia, fuente de sabiduría y de inspiración inagotable. Libro prodigioso, escribe Donoso Cortés, en que el género humano comenzó a leer treinta y tres siglos ha. con leer en él todos los días, todas las noches y todas las horas, aun no ha acabado su lectura. Libro prodigioso en que se calcula todo, antes de haberse inventado la ciencia de los cálculos; en que sin estudios lingüísticos se da noticia del origen de las lenguas; en que sin estudios astronómicos, se computan las revoluciones de los astros; en que sin documenlos históricos se cuenta la Historia; en que sin estudios físicos se revelan las leyes del rundo. Libro en fin, que cuando los cielos se replieguen sobre sí mismos como un abanico gigantesco, y cuando la tierra padezca desmayos, y el Sol recoja su luz y se apaguen las estrellas, permanecerá él solo con Dios, porque es su eterna palabra resonando eternamente en las alturas.
Este pueblo de espíritu complejo, soñador y positivista, agrícola en sus primeros tiempos y creador del mecanismo del comercio moderno después, impulsado por la inseguridad y el aislamiento en que vivían quienes no pertenecían a la misma fe, es dispersado por todas las latitudes cuando las legiones romanas destruyen el templo de Jerusalem, en el año setenta de nuestra Era. desde entoncs, va como Ashaverus por todos los caminos y conocen su sombra todos los puertos y todas las ciudades. a intolerancia y la calumnia, la ignorancia y los prejuicios, le hacen víctima de injusticias sin nombre. Mas en la sima de los más atroces tormentos, estigmatizado y herido en el horror de los ghetos, ni olvida su pasado de glorias ni es infiel a su vocación misteriosa, y desde el fondo de las más doloridas miserias, vuelve incesantemente la mirada al suelo patrio. Esa devoción y la nostalgia del país, escribe Kaplan, han tenido la fuerza impelente de una obsesión. El judío no se dispuso nunca a rezar, no se levantó jamás de una comida, no celebró nunca un sábado o una festividad, no se regocijo jamás en una boda, no lloró nunca la pérdida de un ser querido, no buscó nunca el confortamiento de la religión, sin invocar la esperanza de una Sión restaurada. Los judíos no han dejado pasar ninguna oportunidad significativa, ni un sólo día en todos los siglos que ha durado su dispersión entre las naciones, sin reafirmar su derecho a la existencia nacional en Palestina.
En las horas más amargas de la Diáspora, vuelve a escuchar la promesa del Deuteronomio: Dios te reunirá de nuevo en el seno de las Naciones entre las cuales te dispersó.
Te conducirá de nuevo al país que poseyeron tus padres. al leer las Escrituras encuentra promesa formal en Zacarías: He aquí que tomo de tu mano la copa del aturdimiento, la copa de mi cólera; tú no la beberás. La pondré en la mano de tus opresores, que te decían: Encorvate y pasaremos. El que os toca, toca la niña de su ojo. las palabras ardientes de Isaías. Nada temas. Aunque las madres olvidaran, yo no te olvido. Con un amor eterno, tengo compasión de ti. Haré por ti brotar los ríos en las cimas y a las fuentes en los valles. Cambiaré el desierto en lago y la tierra seca en vivero. Nada temas. Te llamo por tu nombre.
Eres mío, y Yo, tu Dios, te amo. el judío, ayer menospreciado y vencido, humillado y sin derechos civiles ni politicos, surge de las sombras de la degradación al conjuro de las libertades de la modernidad, y se siente digno y respetable. Bajo la égida de sus luminosos ideales, piensa en una vida normal y fecunda en la tierra de sus mayores que, en justicia estricta, nunca ha dejado de pertenecerle, ya que una lectura atenta del Pentateuco. la fuente básica de las sanciones, leyes y usos populares del pueblo judío demuestra que los judíos tienen en él una escritura perfectamente registrada para la posesión de Eretz Israel.
Al impulso del sionismo, afina más que nunca sus energías creadoras. Bullen en su seno las altas cualidades de inteligencia, sagacidad y organización que le son peculiares. al encontrar comprensión y afecto en sectores cociales con los que no tiene afinidades religiosas, ni raciales, ni económicas, ni culturales, olvida el complejo de inferioridad que al correr de los tiempos se había ido apoderando de él, y se lanza resueltamente a la realización de sus aspiraciones nacionales. Ser judío, escribe André Spire, y enorgullecerse de cllo; glorificar la pujanza y la tenacidad de la raza sus tradiciones, sus triunfos, sus sufrimientos, su resistencia a la persecución; mitar al mundo francamente a la cara y ofrecerse el lujo de la sinceridad moral e intelectual; sentir el orgullo de pertenecer a un pueblo que ha dado a la cristiandad un conjunto riquísimo de principios fundamentales: que ha enseñado a la mitad del mundo el monoteísmo, cuyo genio ha creado el comercio moderno, y cuyos artistas, actores, cantantes y escritores han cubierto en el universo culto un lugar mayor que los de ningún otro pueblo, tal es la sucesión de los pensamientos encendidos por la chispa sionista en los jóvenes judíos.
Este movimiento para la recuperación del hogar nacional, ha tenido un resultado sin precedente en la historia, por la magnitud de sus realizaciones y las enormes dificultades con que se está llevando a término. costa de sacrificios de las colonias judías del mundo entero, la tierra es rescatada pulgada a pulgada, adquirida a precios exorbitantes. En más de 200 colonias agrícolas, escribe un comentarista, una población de pioneros judíos deseca, rotura, sanea o repuebla de bosques un suelo devastado por el diente de la cabra árabe, despoblado por las picaduras de los mosquitos de la malaria; se defiende con las armas en la mano contra las incursiones, los ataques de los ANTONIO URBANO EL GREMIO TELEFONO 2157 APARTADO 480 ALMACEN DE ABARROTES AL POR MAYOR San José, Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica