LeninSocialism

REPERTORIO AMERICANO 131 JOHN KEITH, Una suscrición al Rep. Americano la consigue Ud. con Matilde Martínez Márquez LIBROS REVISTAS Avenida Los Aliados Nº 60 Apartado Nº 2007 Teléfono FO 25 39 La Habana, Cuba SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL ELEC ROLUX Balanzas TOLEDO (Toledo Scael Co. Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rand Inc. Pinturas y Barnices (The Sherwin Williams Co. JOHN KEITH. RAMON RAMIREZ Socio Gerente.
Socio Gerente.
empuñar el fusil que había acompañado al muchacho patriota hasta que una bala fascista le vació el aliento. Detrás hay una casa humilde, que era la casa de aquella familia soviética. Hay también un horizonte turbio, de atardecor en gris, donde se perfila la torpe silueta de un soldado alemán. El viejo, que deja a las espaldas su hogar roto, todavía tiene voz para gritar al bárbaro invasor ¡Volveremos!
Los rusos juraron volver, y los rusos jutan por la verdad. Por ejemplo, juran por Lenin. Tal vez aquel anciano, también asesinado, no volvió a desandar el regreso, pero hubo hombres que tomaron su camino y llevaron al ario reculando hasta los mismos cofrales de Berlín. Aquella voz de fe era la voz del pueblo que construyó el nuevo Moscú socialista. No otra fué la del poeta Simonov: Espérame, y yo volveré.
Espérame con toda el alma, cuando la triste lluvia de para la espera triste calma.
Espérame, y yo volveré burlándome de la muerte.
Espérame.
Te esperamos y volviste, noble pueblo soviético. Volviste herido y cicatrizado, porque eres tenaz como la corriente del Volga, con todo el carácter de paisaje y la profundidad de tu historia. Estás latiendo en tu capital, Moscú. Los que fueron a saquearla, allá quedaron. sepultados en la nieve como los zorros ma ditos.
servidores el escudo y el penacho. Hablaba en su idioma a los que lo entendían y a los que lo ignoraban, como la mujer y las hijas de Darío, vencido en la batalla de Gránico, y a las cuales dirigió una extensa oración en que elogió la magnanimidad y la bondad del conquistador, sin que las abatidas prisioneras se diesen cuenta si las condenaban a la esclavitud o si les permitía refugiarse en su tienda.
Llenó así de sangre y de palabras hasta el úlimo lugar en que se detuvo su carro de vencedor. Sometió los imperios del Asia, destruyó los reinos que encontró a su paso, asoló las ciudades y fundó ciudades y reinos. Una mañana, siguiente a una fiesta, en Babilonia, su séquito se asombro: Alejandro callaba. De su boca infatigable no se desprendía, como de costumbre, la lluvia elocuente que sorprendía a sus cortesanos y los hacía sonreír en la intimidad. Alejandro estaba enfermo, le roia la fiebre, le trabajaba las vísceras un mal silencioso e indefinible. Veneno acaso? Se presume que el rey Antígono divulgó la sospecha de que Aristóteles mandó envenenarle por intermedio de Antipatro, cuyo hijo le servía en la mesa, con un rocío sutil y maligne. destilado por una piedra de Nonacris. Se sabe que se trata de una calumnia surgida de la circunstancia de que el ilustre filósofo solía avergonzarse por haberle salido un discípulo ran extremoso en el gusto de hablar. Se le atribuía, por lo que refiere Cares, este pensamiento: Conductor de ejércitos o regidor de un pueblo que habla en vez de hacer y habla contin amente, es porque teme que su nomEre desaparezca en el instante de desaparecer Ja sombra de su cuerpo. El nombre de Alejandro persiste con alto sonido. Es el nombre del héroe, magno y desierto dentro de sí. Lo que levantó en su senda lo derribó el viento; ose viento inexorable barrió sus reinos y demolió su imperio y dispersó por los arenales el eco de sus discursos. En el momento de morir, los generales comenzaron a discutir lo que les correspondía, a reñir tumultuosamente por la dirección de la inmensa fuerza huérfana. Os atrevéis a pelear junto a este lecho. exclamó Nearco el navegante. Vemos muertos desde que salimos de Macedonia respondió Seleuco, fiel emisario de Alejandro, llamado el Magno.
EL MAGNO HABLADOR Por Alberto Gerchunoff. De Argentina Libre. Buenos Aires, julio 31 de 1947. Las hazañas de los héroes carecerían de aduladores, se mecía en la jactancia o se tordimensión y de resonancia en la acústica del naba fanfarrón, siendo como era de sobra tiempo si ellos mismos no la celebraran en los militar. a juzgar por lo que dice Plutarco. banquetes y en que las miden, señalan y pon cuando emprendió la expedición por los paíderan. Alejandro aprendió a valorizarlas en los ses, dispuesto a enhebrar en su lanza de guecantos de la Ilíada, a expresarse con abundan rrero, las ciudades y los pueblos que bordeacia en las lecciones de Aristóteles y hablar a han el mar, se asistió a su grandeza en los helos hombres de armas con gravedad o con to chos y a su impaciencia en comentarlos. AI no ligero, según fuera la importancia del acon atardecer, refrescado por el baño, reunía en tecimiento o el humor favorecido por la taza torno suyo a los generales, a los amigos que de vino que gustaba sostener en la mano. Lo no se apartaban de su ruta y disertaba sobre cierto es que hablaba. Desde el día en que su las proczas realizadas. Concebía un propósito progenitor, Filipo de Macedonia, le amenazó de atinado gobierno y antes de madurarlo, procon la espada desenvainada, por haber re clamaba su excelencia y encargaba a sus miplicado con ira a un pariente de su segunda nistros y a sus administradores propagarlo con mujer. Cleopatra, y el primogénito contesto énfasis y exaltar su virtud. Si alguien, aniavergonzándolo ante los invitados a la boda, mado de juicio honesto, le recomendaba recomprendió que su palabra llegaba a los audi flexionar un poco o no precipitarse con sus torios y nunca más pensó en ahorrarla. Mu rápidas decisiones, los que lo adulaban en los cho sabía, pues en compañía del maestro es festines, le susurraban al oído: tagirita se impregnó de saber, adquirió el arte Tú eres grande, Alejandro, tú eres inde razonar y supo desempeñarse con habilidad mortal: el que te aconseja prudencia y cuidaen el empleo de la elocuencia. Sin embargo, dc es un enemigo de tu gloria, un enemigo bablaba más de lo que fuere menester y pa de la gloria de tu patria.
rocía destinar las horas a meditar algún discur Alejandro solia irritarse en presencia de 50 por si se presentase en la jornada ocasión esas manifestaciones de duda, si bien raras vede pronunciarlo. Como todos los héroes, era ces castigaba a sus compañeros de espíritu movanidoso y se complacia en recibir la alaban rigerado Los humillaba en la cena con sus reza de los demás. No bien empezaba a sentir petidas peroraciones. Hablaba no bien dejaba el efecto de la bebida, caía en la red de los de combatir, bablaba no bien le quitaban sus Si Ud. reside en la Rep. Argentina suscríbase al Repertorio Americano por medio de la Agencia Internacional de Diarios BARNA e HIJO Buenos Aires, Lavalle, 379 31. Retiro 4513 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica