REPERTORIO AMERICANO 81 Beba cervera SELECTA De malta y lúpulo.
S, y el tren de la aurora.
Isla solitaria donde ancla la estrella con alba de campanas y rebaños de olas.
DEL ALBA AL DIA Abre la luz la puerta de la brisa en el campo florecido de verdores. La ventana da al cielo de rocío, las abejas se amamantan en las flores. Nido del trino.
la estrella de alborada.
Sueño de nube en el aire de los montes. El camino lavado entre los pinos y marea en el cielo de colores. Sube el humo del silencio de la aldea.
Viene el sol con los ecos voladores. El día se llena de cantares y de voces de pajáros cantores.
Costa Rica, 1947, NUEVOS SONES EN LA LIRA de LUIS MORALES En el Rep. Amer. EN LA BAHIA DEL MAR Dla en ronda de la ola, Bahía del mar, for de espuma del cantar entre dos riberas en la playa del silencio vivela el alcatraz.
el velero va a zarpar.
Un pez de plata en el agua Llanto de ceniza va a pescar en el cielo.
sin saber La golondrina muerta que el cazador en la lluvia.
lo va a casar.
Ciega la paloma para el vuelo CANTARES y el naufragio Tripa tu mirar de la luna.
al alba del mar Ciprés de luto paloma de gracia.
silencio.
Agua quieta Ronda del cantar, sin espuma.
ala de la brisa El sol de las abejas despierta en el mar, en la flor desnuda.
Rondó de la ola, silencio de vela, ALBA desnuda corola.
Uo pájaro de sombra Cantar y volar, vrtelu con el eco.
paloma de gracia, La luz es alba aroma la mar.
en el camino.
Del monte al pueblo la luz y la campana.
El pregón de la espuma El hombre despierta con el hallazgo del día, El alba ordena con el trino.
Cielo desnudo, veleros en la bahía.
saeta de la estrella Una estrella en cada vela, Roja flor un silencio y un cantar.
entre el cardo y el espino. la barca el pescador Ancla el ala con las redes a pescar.
en nido de palomas.
Un pájaro de brisa LA PAIOMA arde en los pinos.
Naciste con la rosa del rocío, con la luz TARDE del alba en el pinar.
El día une el camino Te vi volar paloma a la montaña.
blanca, nolabas paloma Huella de soledad a otro lugar. Te fuiste en la vereda.
con la estrella o con la luna.
Orilla de la tarde de la sierra.
Te fuiste más allá cielo claro sin nube de monte y mar con la estrella.
y sólo queda Arbol de olvido soledad de pinos y hoja de recuerdo, y ausencia de silencio en mi cantar.
río de brisa y sueño de la arena.
CANTARES Flor de penumbra Voy camino de la sierra de la tarde a ver el alba en el mar en silencio de agua el alba de mar y cielo y de vereda.
desnuda en el litoral.
NUBE Alba, Tucero del ciclo los dos mares voy a ver Ola de la nube desde el cerro de alborada creciendo con el día.
donde tengo mi querer.
Jardín del mar del aire Mañana clara en el agua sonrisa de agua en el mar.
plenitud de rosa.
Soledad de la nube La llama de brisa alarga en danza de silencio su sollozo en el pinar.
en la mañana clara Horizonte para el vuelo, de ecos y palomas.
Ta paloma va a volar Caracola del humo tras el cerro de los ecos inmóvil en el viento en quietud y en soledad.
can el eco del cohete LO SABRIAMOS LOS DOS. En el Rep. Amer. Si yo fuera en tus ojos la mirada suprema en tus labios el beso, y en tu vida el calor; si en tus brazos yo fuera la ansiedad que te quema y en tus horas oscuras yo fuera tu dolor.
Si cuando estás ausente yo fuera tu distancia y cuando estás conmigo yo fuera tu final; si en tu jardin de amores no hubiera más fragancia que la que dan mis flores emanación triunfal Si yo fuera el camino que recorres, llorando, perdida entre las sombras, buscando sin hallar, y sz cuando interrogas a la vida, temblando, yo fuera la respuesta que quieres escuchar. sz yo, cuando, a solas, en mi luchar constante, busco una mano amga que poder estrechar, acertara a encontrarte, en ese mismo instante, y si fuera tu maao quien me habría de salvar.
Si cuando yo te hiriera muy adentro del alma, con la crueldad que el hombre descarga en la mujer, sólo viera en tus ojos el perdón y la calma, como se mis motivos pudieras comprender.
Si cuando de mis sueños de gloria y de grandeza sólo quedara erguida desesperación, tú, con tus propias manos, realizaras la proeza de juntar los pedazos de una nueva ilusión.
Entonces, sólo entonces, se alzarían las llamas, la hoguera de dos vidas habría de fulgurar: yo sabría, sin duda ni temor, que me amas y thi, fehz prodigio. ya sabrias amar.
ROMÁN JUGO.
Costa Rica, 1947. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica