REPERTORIO AMERICANO 199 triste lloraba.
Pero bendijo el triunfo sus afanes y allende el Atlántico profundo una bandera por tu esfuerzo ondea, bravo Bolívar.
Con cálido entusiasmo recibamos y bienvenido a nuestra Patria sea de Colombia el enviado, que hoy contamos entre nosotros.
fúnebres ha desaparecido y el lugar que ocupa ha sido arrasado por las bombas alemanas. Ni los templos católicos ni las ruinas romanas de Bach se han visto libres del azote de esta guerra. Las cenizas del prócer de la independencia americana han experimentado en las entrañas de la tierra donde reposan, la sacudida brutal de una guerra como nunca su espíritu humanitario hubiese podido imaginarla.
Unico testimonio de su tránsito es esta hoja amarillenta del registro de defunciones de la abadía, que reza escuetamente: Francisco Antonio Zea, de cincuenta y un años, fallecido en York House el dia 28 de noviembre de 1822.
Pedidle que en la hora del regreso lleve sobre los mares y a su tierra esta canción de simpatía británica para Bolivar. Quién este lauro marchitar quisiera ni soportar de un déspota el ultraje. Que no resuene en esta hora alegre voz de discordia.
Llenad las copas y bebed conmigo: felicidad para los hombres libres, triunfo a Colombia, salud a Bolivar.
STECHERT HAFNER, Inc.
Books and Periodicals 31 East 10th Str. New York 3, Con esta Agencia puede Ud.
conseguir una suscrición al Repertorio Americano La fiesta se prolonga hasta la media noche. Uno tras otro, interminablemente, los oradores brindan entusiasmados por el futuro espléndido de las relaciones entre los dos pueblos. La solvencia y el prestigio de Colombia en la City han sido recobrados para siempre. Francisco Antonio Zea ha cumplido su misión.
EL HOMENAJE DE LA VIEJA EUROPA LA NUEVA AMERICA Estamos ahora en la gran sala de recepciones de la famosa London Tavern en Bishopsgate, donde se celebra el banquete monumental de trescientos cubiertos organizado por los amigos londineses de independencia americana, en honor del enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Colombia en todas las cortes europeas, don Francisco Antonio Zea.
El ujier va anunciando los nombres y los títulos de los personajes más influyentes de la City. Hombres de ciencias y de negocios, miembros del parlamento, escritores y políticos, se agrupan en torno a la figura fina y estilizada del representante colombiano, el profesorcito de Santa Fé que los años, la lucha y los sufrimientos han ido aguzando y espiritualizando. Prematuramente envejecido pero todavía con aquel fuego interior de su juventud asomándole a los ojos, Francisco Antonio Zea contempla enternecido el espectáculo soberbio de este homenaje que en el corazón de la City rinde a su patria, a su heroísmo y probidad, los hombres más poderosos e influyentes de Gran Bretaña.
Estas comidas de ceremonia de los hombres de la City en el salón de las pilastras de la London Tavern tienen un ritmo lento y un aparato fastuoso. Ninguna, sin embargo, tan brillante como esta de los amigos de la Independencia de Colombia. Para preparar su famosa sopa de tortuga la London Tavern ha sacrificado los mejores ejemplares que tenía en sus cuevas donde los sabrosos animales se conservan vivos en el agua del mar en que han sido traidos para que la exquisita carne no pierda su gusto delicado. Corren en abundancia el amontillado, el tokay, el borgoña y el champaña, las lenguas se desatan y la cordialidad entre sudamericanos e ingleses se hace jovial y estruendosa. Una banda militar acomete el Hail Colombia. Un coro de cantantes entona el Non vobis Domine ritual. El maestro de ceremonias da un golpe seco de ma! lete y comienzan los brindis rituales por el rey, por el duque de York, por el ejército y la marina. El duque de Somerset que preside la fiesta brinda por Colombia y por Zea y habla a los hombres de la City de los altos valores del pueblo colombiano. Francisco Antonio Zea en su brindis dice: Por la prosperidad de la Gran Bretaña, modelo de racional libertad y por la perduración de las relaciones amistosas entre la Gran Bretaña y la Nueva República de Colombia.
Estallan los hurras y suena entonces por primera vez la canción inglesa Valiant Bolivar, homenaje británico al Libertador que se canta con la melodia de un viejo aire escocés. De esta canción que no se ha cantado nunca más que en inglés, publicamos a continuación la primera traducción al castellano que ha sido hecha para esta evocación de la figura de Francisco Antonio Zea por el gran poeta venezolano Fernando Paz Castillo: BRAVO BOLIVAR Si quiere suscribirse al Repertorio Americano dirí jase a FAXON Cº Subscription Agents 83 91 Francis Str. CUANDO TODO LO DEBIL TODO LO PEQUENO DE NUESTRA EDAD, LAS PASIONES, LOS INTERESES LAS VANIDADES HAYAN DESAPARECIDO.
19 Back Bay Boston, Mas.
Una suscrición al Rep. Americano la consigue Ud. con Matilde Martínez Márquez LIBROS REVISTAS Avenida Los Aliados Nº 60 Apartado Nº 2007 Teléfono FO 2539 La Habana, Cuba LEA DE Enfermo, prematuramente envejecido.
Francisco Antonio Zea sigue luchando por mantener el prestigio de su patria y por conseguir el reconocimiento de la República por las cortes europeas. Las circunstancias le son adversas. El Congreso de Cúcuta le ha retirado los poderes ilimitados que le confirió el Libertador y discute severamente su gestión.
Zea se siente morir y después de una breve y triste peregrinación por diversas ciudades inglesas, Cheltenham, Exeter, llega a Bath, la vieja ciudad, delicia de los conquistadores romanos, buscando ansiosamente un rincón de paz y de olvido.
Este viajero enfermo y solitario que se encierra para morir en un cuarto de hotel de una ciudad desconocida, donde todo le es extraño, donde nadie puede conocerle ni amarle, es uno de los grandes espíritus de la época sacrificado por el amor a su patria y a sus ideas.
Sus ojos se cierran para siempre contemplando desde la ventana de su cuarto de hotel este sereno paisaje inglés de verdes y onduladas colinas mientras su alma vuela hacia aquel otro paisaje más duro pero más entrañable de los cerros amarillos, el vaho de los potreros y la distancia insondable de la sabana que veían sus ojos de adolescente desde su celda en el colegio de San Bartolomé.
Han pasado ciento veinte años. De aquel triste caballero que vino a la ciudad de Bath buscando la paz y el olvido de la muerte, no queda rastro alguno en la impasible ciudad milenaria. La casa en que murió, York House, hospedería famosa de cien hombres ilustres, Palmerston, Hawthorne, Dickens, Ruskin, Disraeli, no conserva traza alguna del prócer colombiano. Su tumba se ha perdido entre los millares de enterramientos de la abadía. La capilla católica donde se le rindieron honras MAX JIMENEZ EL JAUL (Prosa)
EL Domador de Pulgas (Prosa)
REVENAR (Versos)
Hijos de Albión por la Victoria electos que del descanso el gozo merecimos, Veamos hacia el Oeste, donde surge libre una estrella.
iQuién por hallar la libertad deseada rompió cadenas de supersticiones!
iQuién venció ligaduras de tiranos, sino Bolivar!
Obténgalos en el Repertorio Americano Tras el azul de los perpetuos mares Colombia, entre riquezas no gozadas y uncida al carro de victoria infausta, EXTERIOR: Precio del ejemplar: 00 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional. Costa Rica