Hitler

REPERTORIO AMERICANO 79 EN LAS ULTIMAS HORAS Lic. Aníbal Arias EL LIBRO QUE LEIA GOERING Abogado y Notario Por ENRIQUE PÉREZ ARBELÁEZ San José Costa Rica (De El Tiempo, Bogotá, octubre 17 de 1946. Teléfonos: Of. 5329 Hab. 5994 Parece, por las noticias internacio Gran cazador con cámara fotográA partado 1653 nales, que Goering, el mariscal del fica telescópica, artista del momento aire de Hitler, tomó cianuro, se acostó fugaz; pacientísimo observador; en un en su camastro de prisionero, se en medio de pantanos y ríos, cielo y piráSi en la ciudad de Panamá volvió en su capote y se puso a aguar mides, captó Bengt Berg uno de los dar la muerte. Sobre una mesa estaba más admirables fenómenos del instinto quiere usted una suscrición un libro de ornitología, cuyas ideas se apimal vinculado a seres amables y iban cruzando con mil otras, por su prodigiosos. Desde el pajarito que a esta revista, pídala a mente de frustrado dominador de Eu aparece cuando los árboles comienzan ropa, de vencido y de moribundo. a mostrar la cabecita de sus yemas MAURICIO VERBEL Dicen también que aquel libro era entre las escamas cerosas, el cual el de Bengt Berg: Mit dem Zugvoe acompaña con cantos los meses alegel nach Africa que traduce. Con gres y que, al soplar el cierzo, desa tero de su libro favorito. Tenía demalas aves migratorias hacia el Africa. parece; hasta la cigüeña que anidó en siado qué pensar; demasiado y muy comenta Kingsbury Smith, repre la torre inconclusa de la catedral de profundo, qué cavilar.
sentante de la prensa norteamericana Estrasburgo, y cuyos hijos vendrían El libro de Bengt Berg concluye en el palacio de justicia de Nuremberg, a buscar el año siguiente el alto nido, estudiando las cigüeñas y describienque el mariscal, probablemente murió hecho con leños, donde los criaron. do cómo la bandada salvó una torentre los deseos de volar fuera de su Leños que ardieron ya en la estufa hi menta: celda a regiones distantes.
bernal de una viejecita, pero que sigue Así que la tormenta nada pudo Sería el mismo sentimiento del calentando el cerebro de las aves, una contra esa ave fuerte del norte. Sin maestro Valencia, cuando escribió: imagen de cariño permanente, a tra descanso seguían su camino adelante.
vés del Danubio, de Grecia del Egeo, Cuando el guía se cansaba, perdía sim«Y digo, al veros de mi reja ignota, del delta histórico y de las arenas pájaros solitarios de albas pernas: pemente su puesto, y otro par de alas desérticas.
Quién pudiera volar, a donde brota, lo ocupaba para cortar en vez de él, la savia de tus mármoles, Atenas!
Berg, comienza su libro así: el mar etéreo. así desaparecieron El libro de Bengt Berg, un sueco. Has experimentado la curiosidad entre la piebla, sobre las azules colide seguir las bandadas de aves que nas de Jerusalem. eso tomé yo por va a cobrar en Alemania una impor vuelan en otoño hacia el sur. Apre las circunstancias de la tierra, como tancia más de popularidad.
tado en los estrechos linderos, entre una señal del cielo y volví a casa, Es un breve volumen de 188 págicasas y sembrados, donde los hombres pues mi objeto había sido volar al nas con 132 ilustraciones de maravi: agobiados cumplen su jornada, sen Africa con las aves migratorias. llosas fotografías, donde se explica el tiste el ansia de volar con ellas, por El drama íntimo de Goering en esos instinto de las aves europeas, que en ese camino sin huellas, cara al sol, días en que aguardaba la muerte, seel otoño disparadas como saetas, hu sobre mares y paciones. Te ha op rá muchas veces escrito. Su decisión yen del vecino invierno, y vau a bus mido el sentimiento de cautividad, en al suicidio será analizada y exaltada car ambiente tibio en las orillas del los bosques de pinos perennemente por unos, reprobada por otros. Pero Nilo. Para medir su éxito editorial uniformes, en los valles estrechos, tengamos presente que sólo Dios puebasta ver que el ejemplar que tengo cercados por muros de montañas o en de juzgar a los hombres en esos ins.
en las manos, impreso por Reimer en la orilla del mar cuya costa al otro la tantes en que todo escapa a lo normal Berlío, pertenece a los veinte a vein do tú nunca viste? Pues esas son las y el hombre está desnado ante su juez ticinco mil ejemplares hasta entonces cálidas ansias que se ocultan en lo eterno.
editados.
profundo de todos nosotros, hijos de Un hombre tan desesperado que El libro de Berg había sido filmado aquellos que, en tiempos prehistóricos, rompió con sus dientes el frasco de en una cinta de kilómetro y medio de fueron sobre la blanda nieve, buscan cianuro, pero que no dio a sus enemilongitud por la Universum Film, de el norte. La olvidamos mientras el gos la satisfacción de verlo decaído, cuando esa película se presentó sol se acerca a vuestro trópico; pero en los salones de Alemania, el público está escondida en un ángulo remoto Era un junker.
se inspiró en el libro de Bengt Berg.
siguió la trayectoria de las aves, con de nuestro corazón, todo tiempo, bala respiración contenida. Un prodigio jo tantos sentimientos anónimos; una Bengt Berg, ha escrito otros libros sobre aves. Aquí está Dre Letzten de técnica que lo sumía en las mismas chispa de esa ansia luminosa que, Adler; historia de un pido de águientrañas de la naturaleza admirable. lleva de acá para allá las bandadas de las. Cazando con su cámara telescóaves sobre los continentes.
pica animales y hombres recorrió des» todos nosotros reco damos un de Spitzberg hasta la Colonia de El Octavio Jiménez día de nuestra niñez cuando ese senti Cabo, y descubrió un mundo de maramiento despertó por primera vez en villas que al aparecer en sus libros ABOGADO NOTARIO nosotros. sugiere y atrae, fascina y armoniza. Sobre las benditas costas de mi ni Por eso es llamado «El mago. De de la Junta de Proteccióu Social ñez, en mi patria de Suecia, volaba Abu Markub se editaron más de TELÉFONO 4184 en otoño, meses enteros, el torrente 50. 000 ejemplares; de Tookeen. de aves migratorias. 20. 000; otros tantos de Mi amigo el APARTADO 338 Seguramente que Goering próximo Chorlito, y así otros de sus apasioa morir, no podía leer un párrafo en: nados escritos. ES Oficina: 25 varas al Oeste de la Tesoreria Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica