REPERTORIO AMERICANO 223 me siento triste: triste y bueno como el silencio nocturnal.
Puntos y átomos se mellan, vahos y éteres se funden, sistemas que se confunden y apagan a los que estrellan.
El guarismo en el misterio escribe una profecía. Decid, si no viene el día jamás del otro hemisferio?
II se enlutece la esfera, y entre el horror colosal la pupila de cristal borra su ecuación primera.
No tengo historias ni recuerdos que no pueda borrar: mi vida breve es un relato que concluyó sin empezar.
Sólo hubo, a veces, infinitos deseos de llorar: una quimera de alas frágiles, cuatro suspiros. nada más. Las ilusiones siempre grises no se han cansado de esperar, e y como el cisne de Lohengrin surcan la música del mar.
El sabio traga un suspiro.
Es que el destino del mundo, desorbitado, errabundo, va sucumbiendo en su giro.
Sergio Núñez Quito. Ecuador. poemas sin nombre de un poeta nuevo de Costa Rica III Los barcos son como las nubes: siembran adioses al pasar.
Por eso siento la nostalgia de barcos que se van, buscando el puerto del ensueño donde poder anclar.
Oh la vida. Qué será de los que nunca han nacido?
De los seres que se quedan en el seno de otra noche. Los que nunca han sufrido. Los que guardan el olvido!
El que llega se preguntaEl que parte se contestaTanta lúgubre tonada tanta farsa de albedrío. mientras tanto, siga el cisne quebrando espumas al pasar por archipiélagos de lágrimas y latitudes de cristal, en el camino de las notas perdidas en el mar.
Julio Carlos Díaz Usandivaras.
Buenos Aires. 1946.
Fenomelanismo ¡Oh la vidal Unos pasan, otros vienen y unos dejan la enseñanza que otro tiempo hiciera rara la costumbre por seguir.
Los misterios, añoranzas, oraciones, incansable coro ajeno que se clava en las tumbas sacrosantas, en las tumbas de los muertos de los reales estandartes que el recuerdo los perdura, si los mandan adelante ellos marcan el camino y aunque parten.
en la ráfaga de un viento, en la bóveda de un cielo, en las noches solitarias, en los altos campanarios, sus temores, sus tardanzas, sus latidos convertidos en el ruido de una fu ente!
su distancia, su visión de lo perdido. todo se oye. Peregrinos. Todos vamos lentamente en la oscura caravana de la muerte. Oh los muertos tan lejanos pero a veces, qué cercanos que se sienten!
En un fondo de ceniza hunde el azul su lamento.
Se ha abierto en el firmamento limpia página cobriza.
Es la angustia sobrehumana, un murallón levantado entre el presente y pasado, y custodiando al Nirvana. Estepa del infinito.
en aquese frío astral llora la luz zodiacal, y el abismo lanza un grito.
Abstracto estadio lunar, donde divagan los siglos transformados en vestiglos, sin dar avance a su andar.
En reposo y a solas con mi alma converso y se empañan las horas de los temas eternos. mi lado se mueven los aromas sutiles de inquietudes y cantos de entreabiertos confines.
Por aquí me persigue la sentida miseria por allá pasa leve el recuerdo de un beso; y así van por mi vida las tonadas de siempre balbuceando calladas. lo que ven, lo que sienten. Oh alegría se produjo en la luz de un ensueño. Qué tristeza se vuelve al mirar que fué un sueño. Vale vida te hicieron de esa rara potencia, vale tú, cual nosotros, serás siempre una esencia! ratos óleo distante en el acero opalece; la bóveda se estremece y se nimba un instante. la montaña pregunta, la penumbra titubea; la gris caricia aletea de la objeción cejijunta. Alza el silencio su pica, la tiniebla es una garra.
Nuestra lírica cigarra en la soledad repica.
Extraña plenitud de mil amores canto vago que siento al evocarlos.
Tú eres causa, mi anhelo, en tu idea se esconde mi luz de tu forma se prende mi cielo.
Mil amores! Que palpitan, que lloran que en silencio en mi alma se agitan. Mil amores! darlos, ceñirlos en ti.
Ob tu fel iOh mujer!
Oh belleza se pierde en tu ser!
Nuestra ansiedad se reprime, y oye en el mustio vacío, más que el borbotar de un río, un mundo a otro mundo oprime. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional. Costa Rica