184 REPERTORIO AMERICANO ANTONIO URBANO EL GREMIO TELEFONO 2157 APARTADO 480 ALMACEN DE ABARROTES AL POR POR MAYOR San José, Costa Rica LIC. ANIBAL ARIAS bogado y Notario San José, Costa Rica Teléfonos: Of. 5329. Hab. 5994 Apartado 1653 lamanca. No. Había en otra parte tierras buenas con fácil acceso. El oro podía aún extraerse de los ríos que descienden hacia la costa y los pocos buscadores de minas pudieron seguir el camino de los aventureros, tierra adentro.
No fué necesario arriesgar ni las vidas, ni la comodidad de la familia, ni la propia felicidad.
No obstarte, fué necesario desquitarse, y al hacerlo, es curioso, el Estado inconscientemente copió el sistema iniciado en América por los poderosos Incas del Perú, en su época: arrancó ai más turbulento de los pueblos rebeldes, los Térrabas, de su territorio ancestral, trasplantándolo hacia el Sureste, a la tierra de los indios Borucas. Los españoles trasladaron a Boruca a los Quepos y a los Cotos, forzando su colonización. Otros pueblos fueron asimismo trasplantados y puestos en condición de sometimiento. Algunos Bribri y Cabecares se establecieron al lado Sur de la cordillera de Talamanca desde donde, siglos atrás, sus antepasados descendieron belicosamente contra los más mansos Borncas de la región del Pacífico.
Muchos de esos grupos indígenas han desaparecido totalmente. El Huetar de las alturas, por ejemplo, fué completamente destruído por los primeros conquistadores. Los Chorotegas Mangues de la Península de Nicoya, cuyo conocimiento de la escritura jeroglífica y la posesión de libros de piel de venado asombró a los españoles, poniendo de manifiesto su ascendencia septentrional, aun se encuentran en estrechas y pequeñas agrupaciones en las cercanías de Nicoya. Perduran aún, pero sin su dialecto, sin sus tejidos, que tuvieron el aplauso de la crítica severa del historiador Oviedo y sin ningún rastro de su antigua grandeza. lo largo de los límites del Norte y del Oeste del país se encuentra todavía a los indios Guatuses. Son los descendientes de una antigua y extinta tributo de Corobicíes, con quienes convivieron los chorotegas y tienen el honor de ser los más viejos y auténticos habitantes de la región; descienden asimismo de los ahora extin. os Votos (en cuya región se producía el árbol de pimienta tan codiciado por Coronado) quieres se gobernaban por principios femeninos y descienden, posiblemente, también de los extintos Suerres, que tuvieron en su poder las húmedas y fértiles tierras del Noroeste, convertidas actualmente en selvas, con algunos cultivos de cacao. Son los Guatusos pobres hasta la miseria; son un pueblo enfermo, temeroso, que siente horror por los extraños y que tiene un marcado sentimiento de esclavitud. fines del siglo xix gentes de Nicaragua cruzaron la frontera del país y penetraron en la selva pantanosa de la región de los Guatusos para robar hombres y mujeres con el objeto de ponerlos a trabajar como esclavos en la recolección de hule silvestre, o para servir en Nicaragua en quehaceres domésticos.
Esta es la historia de gran parte de la población indígena de Costa Rica.
Sin embargo, hay un grupo de indios que en forma astuta fingen actitud estúpida cuando tratan con los blancos, que tienen un conocimiento del empleo de su ambiente, nacido de la experiencia del pasado y de la cultura de sus antecesores.
En Suroeste y en Noroeste, hemos mencionado a los Borucas, a los Térrabas, a los Bribris Cabécares, entre cuyo grupo contamos los más primitivos Chirripos, cuyo territorio se encuentra aun más hacia el Norte sacos de fibra, tejidos cuidadosamente con los dedos y teñidos con hojas o con cortezas silvestres. En las hierbas y cortezas de sus montañas encuentran un casi efectivo antídoto contra la mordedura de las terribles serpientes cascabeles mudas. Son estas tribus las que aún proporcionan temas inapreciables a los estudiantes de la vida precolombina. En la actualidad conservan la tela hecha de corteza, los curanderos, que viven en ranchos circulares, las tribus y sus cementerios segundarios y las increíbles costumbres de su pasado.
Pero el más sobresaliente y en cierto modo, el más útil de todos estos pueblos del Sur, es el grupo unido de los Borucas. La cultura sigue siempre determinados caminos; son solamente ciertos rumbos los que la mente humana puede revelar. Mientras los científicos modernos han estado buscando ansiosamente métodos para mejorar la industria textil, por ejemplo, y a través de complicados vericuetos de investigaciones químicas han obtenido botánicamente algodones de colores, los Borucas del Sureste de Costa Rica han venido cultivando cuidadosamente un algodón moreno, así como sus lejanos parientes del Sur, en el Ecuador y en el Perú, produjeron el ya olvidado algodón verde y azul.
En el mundo entero sólo hay tres lugares donde la trama del tejido no deja que el dibujo pase notablemente al reverso de la tela.
De esos tres lugares que son Perú, Ecuador y Costa Rica, sólo en el Oriente del Ecuador y entre los Borucas de Costa Rica se practica en la actualidad este complicado arte. El famoso tinte púrpura que se obtiene de un molusco conocido científicamente por Tahis Heamastoma Linnie, aún se aprovecha. Los Borucas, con un interesante sentido de conservación, que no poseen la mayoría de los pueblos, no destruyen el molusco del tinte, como lo hicieron por ejemplo los indios de Tehuantepec en México, en donde ese tinte era conocido. Los Borucas invierten la concha para vaciarle el agua y, después, la soplan. Esto irrita al animalito que lanza contra su enemigo un líquido, el cual biológicamente se supone que está destinado a anestesiarlo. El indio, por supuesto, se protege coloca su ovillo de algodón en las valvas abiertas de la concha. El líquido verdoso lanzado por el animalito en suficiente cantidad empapa la fibra y después, al secarse toma el bello color púrpura; de este modo el molusco continúa viviendo para seguir prestando servicio valioso a su dueño cuando éste lo vuelva a necesitar.
Durante la guerra escaseó la quinina y los soldados mal acostumbrados a las condiciones climatéricas del trópica sufrieron y murieron de fiebre; es interesante hacer notar que los Borucas, a pesar de hacer visitas de vez en cuando a la costa, no necesitan la quinina. Puede ser que esto se deba a un árbol que científicamente se conoce con el nombre de Cedron Planche.
El jugo de la fruta de este árbol, cocido, sirve para bajar calenturas y a veces para quitarlas.
La dieta misma de los Borucas tiene cierto interés general: consiste principalmente en las frondas esporangias de los helechos, la inflorescencia de las palmas y las flores de los árboles, además de otras plantas silvestres. En tales fuentes consigue muchas vitaminas y se cura ciertas enfermedades tales como molestias del corazón y la presión alta de la sangre.
Con justa razón, pues, el Gobierno de Costa Rica ha fijado su atención en estas poco conocidas tribus del Sur este y Noreste del país.
Se tiene un programa educativo que está en proceso de desarrollo: este programa se basa en la agricultura y en el resurgimiento de las artes indígenas. Este programa quitará el peso de por lo menos tres mil individuos de la Meseta Central. Por la primera vez se combinarán las ciencias prácticas de los blancos, en cuanto a salud y métodos sanitarios, la agricultura moderna y sus cultivos, con lo mejor de la vieja cultura indígena y con ello, renacerá el estímulo entre uno de los más grandes grupos de valientes trabajadores y, al mismo tiempo, contribuirá esa vieja cultura con nuevos conocimientos en las artes estéticas y medicinales.
San José, Costa Rica, octubre de 1947.
Dr. García Carrillo Corazón y Vasos Consulta por cita Oficina en San José y Oeste.
En las poblaciones de estos indígenas se habla su propia lengua, se cantan sus propias canciones y se repiten las mismas leyendas. Las tribus del lado del Caribe y las de los bosques de Talamanca sobresalen en la fabricación de Electrocardiografía Metabolismo Basal Radioscopía Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica