Eunice Odio

6 REPERTORIO AMERICANO MAX JIMENEZ HA MUERTO (En el Rep. Amer. su esposa.
Esperadme, Que entierre a mi muerto Ya regreso, mucho más cerca, sí, de tu caerte a plomo como una dulce grey de edificios en marcha con niños derribados y violines, y con el corazón a pie como si hubieras muerto y yo no hallara más pecho para la soledad.
Como si huyeras por la última esquina del sonido en tanta cruel profundidad, que llego, apenas hasta tu caída, hasta tu forma en mi alma derrumbada.
Como si hubieras muerto dejadme así llorando entre mis brazos, Espeso el grito tierno y enterrado, Esperadme a que entierre a mi muerto, Ya regreso El corazón a pie con el vacío.
EUNICE ODIO San José, Costa Rica, mayo de 1947.
pero después de haber ido con la noche a la altura del hombre, no más arriba que mis ilusiones, Después de entrar, a saco, por la última esquina del sonido como una campana coléı ica que afirmara su estatura profunda en el vacío Porque no es posible que nos falte, de pronto, dónde trazar el golpe de un abrazo, después te traigan entre olores manchados, entre cirios, y entre otros animales celestes y turbados, Con una carcajada de hoja en la rodilla y un resquemor de liquen rayéndote los brazos. nosotros, aquí, buscándote, agolpada la voz al cabo de todos los caminos.
Ah Hermano, Camarada, Tu eres el que no cayó solo, porque contigo ha resbalado inmensamente, al chocar de tu voz, mi pálida intemperie traspasada, mi condición extensa de animal unánime y caldo al comienzo casual de tu sile io.
Clima de vegetales clausurados ha, tu mano de paz enajenada tu ojo de altura y resisteneia Cómo partir ahora el pan, en salud, en guerra, en alegría, Sin tu cruel mansedumbre junto a los alimentos y los pájaros.
Cómo ir, ahora, al orden perturbado de la tierra, la orilla cardial de tu mujer que termina de llorar en los párpados, Si estamos casi al borde de amarte más que nunca, y conmovernos brutalmente como un manojo de montes en libertad de vegetar y de morir.
Dónde ir ahora y viajar por tu sonrisa dando golpes de sueño y de verano, Con esta vocación de escalofrío y esta pesada longitud de sombra, Dónde poner mi claridad cayendo de sí misma sollozando por los cuatro costadas que te nombran, ya más arriba de tu frente consumada, MAX JIMENEZ (Eu el. Rep. Amer. Porque viajó en las olas y alas del misterio, porque fué pescador de colores y tardes marineras, porque fue su palabra, su poema solitario como un hilo en el aire o una mariposa sobre las olas, por eso y por silencios frente al mar y la playa es porque te recuerdo, amigo inolvidable.
Muchas piedras tiene el sendero en la vida son tántos los árboles que dan su sombra al alma, que cuando cruzabas por el ancho camino tu cuerpo de gigante el aire se llevaba.
Te recuerdo: sobre un tronco de árbol milenario que en la playa dejara el mar que tanto amabas contemplando en la tarde el color y las nubes que luego en soledad sobre el lienzo pintabas.
Tu palapra, con reposado tono de música profunda salía de tu boca a buscar caracoles en la arena, y tocaba la piedra, el dibujo, la línea, la amistad y todo lo llenaba de magia en soledad y sombra atormentada.
Este es un recuerdo.
Una solitaria for sobre tu nombre en el mar de la tarde y en la clara alegría del vino, de los ríos del silencio, en donde tú pescabas los colores y las piedras que dicen la forma de tu alma.
Adiós, Hasta mañana. Pausada tu voz ese verso decia, y tenía la angustia solitaria y terrible del alma desgarrada por muerte presentida.
Adiós amigo, hasta mañana.
ARTURO ECHEVERRÍA LORÍA Costa Rica, mayo de 1947. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica