30 REPERTORIO AMERICANO como gro lo que habrá de traerle devotos al santo, los pequeños penachos de agua que cuando tantos ojos que aún no ven, comien levantan los gruesos goterones al caer socen a sorprenderse con realidades no menos bre los charcos inmensos, penachillos que patentes y crueles, producidas, no por una surgen y desaparecen fugaz y constante asanta) sino por una diabólica sinrazón. En mente y que simulan un ejército de dimiel libro hallamos un camino hacia rectifi nutos soldaditos trotando sin cesar.
caciones razonables y sin intentar ninguna Conmovedoras cosas surgen por todo el otra afirmación dejemos constancia de libro y cosas que nos llegan tan hondo en que el punto nos inquieta con más veheel espíritu La razón por la que Jerónimo mencia cada día y que llegará un momento llamó Huracán a su tractor y que la encueren que nadie podrá eludirlo sin traición. Por tra uno de repente y por sorpresa, eso se coloca el autor de la obra comentada perdida en un descuido por las páginas, la en una posición intelectual de auténtica indignación que incontenible nos domina al vanguardia.
oír las palabras de Bastián ante la pavorosa Cuando se invoca esa deidad de todos plebeyez espiritual del administrador y que nuestros respetos que es el arte, para descri hacen huir al miserable herrero de aquel lutbir la realidad ésta se depura y entonces, la gar horrorizado. El balbuceo de la peonadescripción adquiere como aquí ocurre el da ignora con dedos gruesos y deformados tono de una vibrante proclama, aunque por los tropezones que en la casa de Plácino hallemos por ninguna parte sermón, ni do discuten con Jerónimo aquel vivir horrimoraleja, ni dogmas, ni discuros, vemos ble e inicio de seres oprimidos hasta la Gazilán que se explican por sí mismas las cosas coignominia, la miseria y el vicio y que llegan (Madera de Juan Manuel. mo si ya fueran todas de cristal y no tuvietestareando como en el fatigoso peregrinaje ran nada oculto en su diafana transparencia de la impotente angustia a lo de ponernos punemente la majestad de la naturaleza Pero la deidad en cuestión no derrama tan de acuerdo los piones de Costa Rica y que con artificios porque esta implacable va tripródiga y graciosamente sus dones si no zando y deformando el alma hasta conver11os ayudemos unos con otros, pero en des hay merecimientos. Las producciones son tirla en ese corcuncho cuasimodo que es el concierto, como se musita una utopía en mediocres y efimeras sin un convencimien sueño irreal y quimérico, con temor de lomás tenebroso personaje del libro.
to o una doctrina desde cuyo ángulo de viY las mujeres: Chepita, Soledad, la espocura, ridículo o vano absurdo.
sión se lance una obra y que luego como sa del barbero y doña Amalia, no son todas el infame destino del hermanillo de ellas otra cosa en síntesis que la mujer y sangre pura y cálida le den vida orgánica y Panchuca, grabado en la desconexión de fuerte conplexión juvenil. No puede haber su occidental destino. La mujer y el eterno cuatro renglones sin patetismo ni circunlocreación gloriosa y perdurable sin una fé quios, con dura y despiadada crudeza.
dilema físico social religioso, alrededor del dentro de la conciencia.
cual gira la morbosa e inexplicable razón Obra didáctica podría decirse, este Genliteraria de todos los dramas y dramones les y Gentecillas en lo que a un inaplazable que han sido el eterno deleite de un munEste escritor domina nuestro mundo lite conocimiento de sociedades, hombres, gendo en decadencia, para cuya ancestral perrario en lo descriptivo: tes y seres concierne.
versión sádica, la espléndida juventud La Casa Grande es de dos pisos, pin El Patrón siempre Mister.
femenina ha de iniciarse y mantenerse con tada de amarillo y verde, un poco metida El caporal o capataz, criollo.
suis encantos y su belleza bajo la espada entre el potrero y casi al pie de una coli Opuesto a todo lo anterior el paria infeliz democliava de todos los peligros, tragedias, na. Cerca de ella, en un galeroncillo, dos hasta el crimen hasta la paradoja de secar traspiés y perdiciones. la muchacha.
vacas amarradas rumian mansamente y en nuestros ojos el «don de lágrimas de mientras tanto, sollozaba amargamente en apenas si se mueven a cada cabezazo que que habla el evangelio, tan auténtico y no tin rincón del cuarto» e insistimos: el en sus ubres ya flácidas ensayan los ter ble como el de la palabra o de la ri a. sujeto muchacha, por serlo, no tiene dereneros, y un cerdo gruñe y destroza un en lo intermedio todos los matices de cho a la alegría que la naturaleza confiere a maduro racimo de bananos, envidia de la infamia, la idiocia y la perfidia con én. la edad del vigor y la fuerza, sino al sollozo las gallinas que en grupo acechan un des. fasis certero hacia lo que se llama clase me. amargo por razones que incuestionablemencuido, roban un picotazo y huyen caca dia, caracterizada en esa alma inmunda que te deben ser diabólicas. el autor lo dice, reando para volver después.
es Doña Rosita lo relata como otro Dante que se dispusiera Vacas, gallinas y cerdo, matronas y ga La vil y débil clase media desperdigada y a escribir una crónica de los infiernos de esmonal zoológicos de nuestros campos, cercas fraccionada en infinitésimos como el árido ta vida centroamericana, haciéndonos sentir y solares en la elemental vida campestre, y ripio con que la inercia y la rutina cargan que el real y verdadero protagonista de su y luego la exposición verídica de nuestra de lastre la marcha ascencional de la Histo gran obra, es, como en la Máscara de la altitud tropical del Atlántico: ria. Por su falsa y retrasada posición ante Muerte Roja de Edgar Poe, un personaje «El valle se a hoga en una tristeza des la vida y desde los tiempos bíblicos. se terrible y subjetivo el dolor lacerante de esperante El sol, la luna, las estrellas, asoman a la puerta, ponen la mano exten una humanidad irredenta.
todo se ha borrado del cielo sombrio, gris dida contra la frente a fin de evitar el sol y quienes lean el autor los hará ver. Pero oscuro en el día y de profunda negrura saben si va a llover o si va a hacer buen día, no para que «miren y paseno como aconpor las noches.
pero» continúa diciendo el texto sagrado sejaba Virgilio, sino para detenerse y considerar para sentir y pensar y protestar y acY luego un detalle particular, que en. nunca saben ver los signos de los tiemtuar y organizar y luchar de mauera infatiinfantil ensimistamiento todos hemos vis pos. Cierran desentendidos la puerta tras gable en persecución de un triunfo en mil to alguna vez con ojo cándido de niño: ellos, se guarecen entre las cuatro paredes frentes, contra el enemigo común de las mil de su cabaña ignorando eternamente qué máscaras engañosas, contra una gentecilla cambio tendrán las cosas y el destino de los que se disfraza de gente pulcra, culta, honhombres.
rada, elegante y piadosa, para mantener al Siempre en falsa y trasnochada postura, 90 de sus semejantes sumido en inmiseel absurdo lcs transforma en monstruos ar ricorde ignorancia y vasallaje.
teros, fanáticos, cobardes. No engañan im San José, R, marzo 10 de 1947. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional. Costa Rica