REPERTORIO AMERICANO 95 SELECTA La Cerveza del Hogar SELECIOS EXQUISITA SUPERIOR nos jemos eso. Te contaré la película. En ella aparece un matrimonio. Un matrimonio. Un matrimonio que reñía con suma frecuencia. Se querían muchísimo, pero se peleaban tanto como se querían. Empezaban por una palabra, se engolfaban en la discusión y acababan tirándose a la cabeza los almohadones del salón y lo que es peor, la costosa y contundente vajilla de Sevres. Un día que mutuamente se confesaban y se prometían, una vez más, su amor ilimitado y eterno, sintieron ensombrecerse su alegría por el remordimiento de los pasados escándalos y por el temor de los venideros, siempre inminentes y amenazadores. Idearon entonces un sencillo artilugio que fuese como una tregua, como una consigna de paz en sus riñas. Enmedio del acaloramiento de la lucha, el primero que lo recordase debía soltar la consigna salvadora. Sollochs! Al oír tal palabreja ambos callarían súbitamente y rendirían los apretados y agresivos puños. En esta actitud permanecerían un rato para dar tiempo a que la raiaga fría de la reflexión apagase los conyugales furo res. Y, como pasa casi siempre en las empresas guerreras, tras el armisticio vendría la paz definitiva y permanente. hasta la próxima. Mientras tanto, se iría tirando, que es tanto como decir se iría viviendo. Providencial les pareció el recurso ideado, y selaron su pacto con besos y abrazos, comprometiéndose a cumplirlo estrictamente. Cuando, a la primera riña, el diapasón de las voces iba subiendo y los ojos encandilándose y los brazos moviéndose descompasados. fué ella. fué él. No recuerdo bien, uno de los dos grito: Sollochs. Oída la consigna convenida, el otro calló. Un silencio súbito sucedió en la estancia al fragor creciente de los primeros insultos e imprecaciones. tras el callar de ambos, vino la sonrisa de ella, que no pudo menos de sonreír ante lo peregrino del artificio pacificador. tras la sonrisa de ella, vino la sonrisa de él. luego rieron los dos. con la risa, que es un modo de clarividencia; con la risa, que sirve como nada para ponernos de manifiesto la tontería de nuestras luchas, vino la pacificación completa de los esposos. Qué tontos somos! decían riéndose y confundidos en trecho abrazo. así, aquel día venturoso no llegó haber aviación guerrera de almohadones ni metralla estrepitosa y devastadora de porcelanas. Pues bien: yo he pensado que nosotros los hombres debiéramos inventarnos algo parecido: una palabra, un artificio cualquiera que sirviese para devolvernos súbitamente la paz en medio de las angustias y furores de la vida cotidiana; algo que nos recordase de pronto que nada vale nada, que todo ha de pasar y que, por lo mismo, la suprema cordura es la impasibilidad. Tú hablando de impasibilidad! Nadie menos impasible que tú observa Marisabel. La impasibilidad es elegante. a los pobres de espíritu, a los mansos, a los sensitivos nos gusta cubrirnos, aunque sea de mentirijillas, con la túnica elegante, goethiana, de la impasibilidad. Pero es que en la vida se puede ser impasible, pregunto yo. dice Horta ¿Se debe ser impasible. No se puede ser impasible confiesa Lucena. No se debe ser impasible. La vida no es impasibilidad. La vida es fervor, pasión, dolor, ansiedad.
esLos 82 años. Viene de la página 92)
te. Raúl Porras Barrenechea, salúdenlo. Estamos ya cerca de la puerta InvitaDíganle que lo felicito por sus trabajos; desco mos al Maestro a una recepción en nuestra reanudar correspondencia con él.
Embajada. Su dolencia, su afección a la pierEstá embebido en sus recuerdos y reviven na, es posible que no le permita asistir.
sus viejos afectos peruanos. Su rostro trasluce Salgo muy poco, y acompañado una gran dulzura. Su actitud es señorial, re dice Haré todo lo que esté a mi alcance.
posando en la silla familiar. Han pasado los Comprendimos y lo disculpamos.
minutos veloces. Estamos entornillados a nues. Cuando vayan a España pregunten si tros asiertos y no pensamos aún en abandonar vivo todavía y vénganse a mi casa. Los maeslos Apartamientos Washington.
tros aprendemos mucho de ustedes. Ha llegaEl Maestro Altamira, con su actitud, nos do al final nuestra entrevista. Con esa cordiainvita a continuar el diálogo que a menudo lidad de maestro auténtico, Altamira, en el. para dicha nuestra se convierte en mo sendero de sus 82 años, nos estrecha cordialnólogo.
mente las manos. No me olviden, escriNos interesa la suerte que ha corrido su banme.
biblioteca, su archivo. Buenas tardes. si son tardes. no sé la Mi archivo está en España. Tengo tres hora en que vivo!
bibliotecas; una en la casa de campo. La han Era ya pasado el mediodía. Buenas tartespetado. Está cerrada desde 1936.
des, Maestro Conversamos sobre el ideal iberoamericaAlgunos días después en el local de la no, sobre el destino de nuestros pueblos. TieEmbajada, por la misma puerta que atravesanen que apretarse los pueblos de una misma ra Orozco minutos antes, aparecía la señorial civilización. nos hundimos juntos o, adefigura de Rafael Altamira, con su dolencia lante. Es éste el mismo deseo de todos los a la pierna y ayudado.
pueblos que hemos visitado. Quieren ardientemente cooperar en una obra común de ibeJunio de 1947.
roamericanidad. Lástima que los gobiernos, transitoria y a veces contraria expresión de sus anhelos, por razones inconfesables permanecen Agencia del sordos a este llamado; o lo obstruyen.
Repertorio Americano Ambiciono sólo dos cosas: vivir el tiempo bastante para terminar algunas obras en Londres que tengo entre manos y regresar a España. No veo a mi hijo desde 1914 y no conozco a Stevens Brown, Ltd.
dos nietos.
New Ruskin House, Ya han transcurrido algunas horas. El Maestro se ha emocionado y calla. Vuélvese 28 30 Little Rusell Street, CI a producir un hondo silencio. Sus ojos casLondon, England taños se han inundado de lágrimas. La pluma me tiembla en las manos. Lo miro; luego a mis compañeros como invitándolos a retirarEn San Juan de Puerto Rico conNuestras voces han adquirido una insossigue Ud. la suscripción a este semanario con: pechada tonalidad, una modulación especial. Si fuera posible que el Maestro regresara a VICENTE CO.
España! Tenemos la firme esperanza de un cambio en la situación española. Muchos penP. Box 241 samientos se agolpan en nuestras mentes aprovechardo del breve silencio. por dentro. Si fuera posible que el Maestro regresara a En Caracas, lo consigue con: España. Doña Celia de Maduro De común acuerdo nos hemos levantado. dejamos en la salita la fragancia de los taApartado 281 nos.
San Juan, Puerto Rico, 1947.
cones. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica