194 REPERTORIO AMERICANO ARGENTINA, ESCUCHA LO QUE MI PATRIA TE DICE Por Pablo Neruda. Es un recorte de El Siglo. Santiago de Chile, 11 de Junio de 1944. VII Otras veces he venido a hablar con vosotros en nombre de alguna asociación, de algún sitio, de algún país de América.
En este de Junio (aniversario popular de Chile) no os hablo en nombre de ninguna parcela, de ningún rincón, os hablo en nombre de toda América, en nombre de la libertad, de nuestra América.
II ¿No recordáis? hermanos. Manuel Rodríguez juró que al fascista franquista Marcó del Pont le daría la oportunidad de conocerlo. Se disfrazó de mendigo y le abrió la puerta de la carroza: desde el fondo de ella el pobre tirano le tiró unos centavos, pero el mendigo le respondió con ojos en que brillaba la mirada del puma de Chile.
VIII Para hacer esto, para nombrar este nombre, para que esto se llamara América, no bastaba un nombre, sino un apellido y este apellido es Libertad.
América se llama América Libertad.
América es su nombre de soltera.
Después se llama señora Libertad.
Hasta hoy hay lacayos que reciben esos centavos.
Hasta hoy hay esclavos que creen en Marcó del Pont y Franco.
Pero el pueblo de Chile abre la carroza para reconocer al enemigo y el pretendiente a tirano no encuentra en el fondo el rostro de un esclavo sino los ojos fríos y deslumbrantes de Manuel Rodríguez.
Primero fué el descubrimiento de sus selvas inagotables, de sus ríos misteriosos: Amérfica era un panal cuya miel desbordaba, hasta que de los océanos llegaron los hombres y los aprendizajes del mundo.
III Pero hasta entonces la guarida del búfalo cerca de Alaska y los templos enterrados bajo las enredaderas de nuestros hermanos de México, y el tronco de Caupolicán, abanderado de nuestra geografía, eran el velo misterioso de la nueva novia del mundo.
IX América Rodríguez: América de la Libertad y de la sangre, hoy te saludo, porque vemos amenazado el patrimonio que nos legaste como madre impecable, Porque creemos llegado el dia amargo de reconquistar lo que algunos de tus hijos traidores olvidaron. Qué han hecho tus hijos en Centro América? Han fundido la cadena para que el déspota sangriento te martirizara. Qué han hecho tus hijos en Guayaquil? Hoy, ayer despertaron América Sucre, América Bolívar, los que estaban dormidos, y en El Salvador recién resuenan las cadenas quebradas.
IV Llegaron los mercaderes, llegaron los explotadores de todas las regiones de Europa, atraídos por el aroma de cobre y azúcar que exhalaba la novia llena de oro, la nueva novia del mundo. Qué hacen tus hijos cuando la libertad del Mundo como en los viejos tiempos está acorralada. Están todos unidos para defender tu apellido?
XI Hasta que se hizo madura nuestra tierra, hasta que se casó con Washington y Higgins con San Martín, con Morelos, con Sucre y con Bolívar, hasta que se llamó Señora Libertad. Así la conocemos los chilenos.
América es, para nosotros, libre.
En esta mañana libre de nuestra patria pisamos las gradas de este teatro que se llama Caupolicán, por nuestro padre araucano, padre de la libertad de Chile. Pero no sólo este teatro y este sitio, ni este día, sino todos los sitios, son libres para el chileno, todos los días, y todo el aire y toda la tierra del mundo.
Sólo sé que mi patria, sólo sé que Chile, la Antártica de remotas naciones respetada por libre ni a extranjero dominio sometida por libre, está vigilando de día y de noche, por deber y por libre.
XII Por eso hoy la Argentina, nuestra hermana abundante, nos congrega.
Hablemos despacio, escuchemos. Qué pasa? No se oye nada, hermanos.
No oímos, no escuchamos, no se oye. Qué os ha pasado. Por qué calláis. Os han robado vuestras banderas?
Pero vuestras banderas, hermanos argentinos, son las nuestras, responded, jo es que las lágrimas nos os dejan hablar. Qué pasa?
Tened confianza. contadnos todo. Algún usurpador, algún traidor está robando la patria, y os está mintiendo. Rosas se ha levantado de su tumba siniestra?
Hablad, toda esta larga patria os está mirando.
Nacimos para ser libres, y cuando os hablo en nombre del apellido de América, los chilenos queremos: que toda la grande y confusa América, que todo el continente, viva el aire sagrado que respiramos al nacer; no queremos esclavos en esta patria ni en ninguna.
VI Costó sangre de hombres, militares y civiles, para que ondulara nuestra bandera en la Moneda y en la Universidad, en Sangra, en Rancagua, en el Norte, en el Sur.
Se llamaban Carrera, se llamaban Freire y Mackenna, Camilo Henríquez se llamaban, y se llamaban: pueblo sin nombre y sin apellido, los que luchaban para que la estrella sagrada brillara sobre el azul sagrado encima de la franja de sangre sagrada que nos cubre.
XIII Cuando llega la noche nos dormimos bajo la misma sábana de nieve, por eso os exigimos libertad: por eso no dormimos, hermana, hasta que podamos levantarnos al mismo sol de los libres. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica