REPERTORIO AMERICANO 197 creo riores y externos; nos disociaremos espi cir, creamos al lado del primitivo otro extraen del vientre de la nave. Unos homritualmente también, y nos anularemos pa igualmente peligroso, y aun mayor a ve bres los desatan y mientras la grúa se eleva ra toda creación sólidamente edificada en ces: El problema de la salud, el de la edupara tomar nueva carga los ponen sobre nuestras virtudes genuinas, y cuanto ha cación, y el capital de todos ellos, el unas carretillas que otros trabajadores gamos, será, por ello, débil en sí e inar problema del trabajo, los hemos compli empujan, corriendo, hasta unos almacenes mónico de suyo.
cado hasta la máxima derrota en que nos que hay junto al Alcázar.
La administración de este porvenir cul hallamos hoy día.
El barco que acaba de entrar atraca tural no es bazaña mítica ni atolondrado Al enfrentarnos con esta capitalísima ante el muelle número propósito de visionarios ingenuos. Cuatro cuestión de la cultura por venir, nosotros Felito baja al dormitorio, toma el farson los cimientos ineludibles sobre que aquí en Colombia debemos, para iniciar do de ropa que ya tiene preparado sobre podrá construirse esta fábrica del espíritu: el duro ascenso, robustecer la instrucción la litera y vuelve a cubierta. Allí están El vigor de la raza, es decir, del sujeto universitaria superior, la desinteresada y ya los descargadores que empiezan su primordial de la empresa; especulativa, no la técnica meramente, trabajo. Felito pasa lentamente la pasael vigor de la economía, que le capaci que asimismo está débil, no la secundaria, Tela.
tará para emprenderla con holgura de siquiera, también muy flaca, ni la elemen En el muelle, a la sombra del edificio tiempo y de recursos materiales; tal del alfabetismo, tan ilusa si no la abas del depósito, un empleado de la Aduana el vigor de la educación, que le des. tionamos con mayor reciedumbre moral, está sentado sobre una caja de madera.
broce el campo de las siembras concep no éstas repito, que corresponden a la. Felito. tuales en perspectiva; rutina docente del Estado, pero esotra, Felito Se para. Ya sabe que el otro y, esto sobre todo, el vigor de la vo mucho más alta y difícil.
tiene que mirarle su hatillo y que no tieluntad creadora, la decisión inexorable de Para ello tenemos que colocarnos en el ne ganas de salir de la sombra. Felito ser grande.
ángulo mismo de las derrotas, en el no le importaría nada caminar los pocos De todo esto estamos ampliamente ad ángulo de las dificultades supremas, en pasos que le separan del empleado, si no vertidos hace ya mucho tiempo, sino que primer lugar, haciéndola gratuita, en se le repugnase que aquellos tipos sean tan el endiablado desorden de nuestra volun gundo, distribuyéndola en horas que no gandules. De bueno gana le diría alguna tad, su veleidosa indole y su endeblez estorben la labor remunerada de los prepalabra gruesa, pero conviene no indispopropia, atávica en cierto modo, climática suntos estudiantes, para que así aprovenerse con los aduaneros y por eso limita hasta cierto límite, nos ha hecho perder chemos uno a modo de subproducto del su rebeldía a preguntar, con cara enfulas dos o tres oportunidades de alzarnos trabajo, o sea. aquellas horas libres que rruñada: al plano superior de los grandes forjado pueden aplicarse al cultivo de la voca. Qué quieres?
res de la Historia, con mayúscula, es a sación, y que generalmente nosotros dila Se mantiene inmóvil, erguido; el sol ber, de la historia universal. Uno de esos pidamos en la ociosidad y el vicio, o en da de lleno en su persona. El otro mira momentos fué el de la Gran Colombia, trivialidades inútiles. Sobre esta materia el sudor que le corre por la cara y que tan seductoramente elaborada, tan noble he tratado lextensamente al proponer la ha dejado ya su camisa empapada.
y útil. tan efímera!
fundación de una Facultad vespertina y Ven acá.
Otro impedimento grave, deletéreo de libre de Filosofía y Letras, y no Felito se acerca dócilmente. El empleanuestra historia patria ha sido y sigue oportuno repetir ese estudio ahora. do registra su ropa y luego, sin decir una siendo, la imprecisión de nuestra mente. Quiero, solamente, indicar que estamos palabra, le vuelve la espalda.
Si contemplamos la manera de resolver descuidando algo factible y gigantesca. Me puedo ir?
nuestros problemas nacionales, caeremos mente útil para nuestro futuro cultural Sí.
muy pronto en la cuenta de que en lu y la dignidad de nuestra historia.
Felito se va a su casa gar de resolverlos, los duplicamos, es deAsciende por el callejón empinado. Jun EL MARINERO to a una valla hecha con planchas de metal, unos niños juegan. Uno de ellos se Es un cuento de Vicenc Riera Llorca separa del grupo y se acerca a Felito. En el Rep. Amer. Este le acaricia la cabeza y pregunta. Dónde está tu madre?
Las tres de la tarde. Un sol implaca del firmamento; a esta hora nadie pasa No sé.
ble. En los muelles sólo hay los hombres por el puente. En la orilla izquierda, las Flelito sigue su camino, y el niño un que trabajan en la descarga de un barco miserables casuchas de madera, pintadas, hijo que le dió, cinco años atrás, una japonés y cuatro chicos que pescan. An de diversos colores, que se alínean junto amiga vuelve a jugar con sus compañete la Fortaleza hay un barco sueco, y, al agua, tienen las puertas cerradas; tras arrimada a éste, una barcaza cargada ellas la tierra se eleva bruscamente, y, Al llegar a su calle, los vecinos de la con sacos de azúcar. Varios hombres des arriba, entre el verde brillante de las acera derecha en donde hay sombra nudos de cintura para arriba atan los sa palmeras y de los bananos se ven las que están sentados a las puertas de sus una grúa que los levanta y los manchas blancas y azules de las casitas casas para tomar el fresco, le saludan. El deja en la bodega del barco. Apoyado de Villa Duarte. No se ve allí ni una saluda con un gesto de la mano.
sobre la borda, un oficial sueco, la pipa persona.
Llama a la puerta de su casa y nadie entre los dientes, presencia silenciosa Un barco entra en el puerto.
contesta ni abre. Refunfuña, saca una llamente el trabajo. De vez en cuando, sin Las grúas del barco japonés dejan so ve de su bolsillo y abre. Apenas ha enquitarse la pipa de la boca, da una orden. bre el muelle montones de sacos que trado y ha dejado el lío de ropa en un Un marinero joven sigue con la mirada una muchacha de color que pasa a la sombra de los cocoteros, al pie del muro de la Fortaleza. Un bote a motor remonta ruidosamente el Ozama. La línea La Mecánica Dental es el arte de modelar hábilmente los dientes artificiales del puente destaca, recta, sobre el azul (dentaduras, puentes, casquillos, incrustaciones, etc) por medio de moldes que el dentista toma de la boca.
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