Anarchism

REPERTORIO AMERICANO 341 HIJO MIO. En el Rep. Amer. En el Album de mi hijo Fernando José y a la memoria de mi hermano Atilio, que recitaba con tanto carifio mis versos. Hijo mío, te asomas a la vida en un minuto trágico de desasosiego: todos los caminos desembocan en la duda y todas las filosofías en el misterio.
Vienes de la fulgente luz del alba a premiar la perennidad de nuestro afecto que te aguardó por años y te acunó, por años, en la cuna ideal de sus ensueños, y hallas por todos los rumbos la cerrazón de una tiniebla que da miedo, por entre la cual los hombres van a tientas tropezando en sus instintos siniestros. Qué puede hacer mi amor por sustraerle al huracán perverso que va sembrando la muerte por el orbe anarquizado y enfermo?
Ahora, en tu impotencia, puedo escudarte con mi pecho y te madre coloca el ángel de la guarda en la ruta blanca de tus sueños.
La que se ve en tus ojos con los suyos dos veces maternos, y las que en el arribo a esta existencia te precedieron.
cómo querrían hacerte con sus brazos un amoroso cerco y amurallarte entre sus espíritus fraternos!
pero hemos abandonado el espíritu y dejado apagar la llama de lo eterno y, esclavos del fulgor de un solo día, hemos aplebeyado y embrutecido el sentimiento. si sujetamos las ondas del espacio y domeñamos los vientos, hemos olvidado la palabra simple con que hablábamos a Dios en los primeros tiempos: es que somos más sabios pero dejamos de ser buenos, y la sabiduría y la fuerza, por sí solas, no salvarán a los hombres ni a los pueblos mientras sobre el amor y el bien no se levanten como sobre graníticos cimientos.
Hay que torcer la dirección del mundo.
hay que darle un nuevo rumbo al Universo.
No es que el hombre sea el lobo para el hombre pues que éste, al fin, podría humanizar al lobezno:es que el hombre es el lobo para el lobo que muerde con colmillos de un terrible veneno. para arrumbar hacia otros horizontes más dilatados, más limpios y serenos, hay que infundir ese impulso en los espíritus nuevos de los que vienen, limpios de pecado, a este combate sangriento.
Nosotros ya manchamos nuestras manos y emponzoñamos nuestros pechos, y vamos arrastrando nuestras culpas y la complicidad de nuestros miedos para gritar la honda verdad desnuda que haga retemblar hasta los cielos, y por sobre la iniquidad y la perfidia restablezca el equilibrio verdadero.
Hazte tu propia vida, vive la que te salga desde adentro, en la soberanía de tus impulsos y en la salvaje libertad de tu aislamiento, y no por egoísmo misantrópico ni por hurtar el cuerpo a los graves deberes que te impongan tu siglo, tu ideal, tu verdad o tu sexo, sino para librarte del tumulto que hace del hombre un instrumento o la nota informe y sin sentido en la infernal algarabía de sus estruendos, ya lo dijo Leonardo, el del Renacimiento: Si eres tú solo y por li mismo un hombre, tu triunfo será elerno.
Esfuerzate en ser sabio: la sabiduría es luminoso sendero: mas por sobre la ciencia y sus enigmas, hijo mío, empêñate en ser bueno con la bondad activa que predica y practica a un mismo tiempo en la brega constante por la justicia que es el más noble credo.
Pero como has de ser beligerante en todos los combates, acoraza tu pecho, la nobleza y el bien se levantan muy allo si el coraje de un hombre les sirve de cimiento. a vivir, la vida es dulce regalía para quien, como ti, vino a este suelo a cumplir un destino que imagina gallardo mi presentimiento, Hijo mío, todo en vano: el egoísmo y el rencor, en un afán protervo. crueles jinetes de un fiero apocalipsispor el mundo una siembra fecunda van haciendo.
Nadie, si nó tú mismo, habrá de defenderte del naufragio tremendo: tu mente despierta y tu espíritu limpio pero también tus puños recios.
Has venido muy tarde o muy temprano: has llegado en la transición de un gran momento que es como el cruce de los caminos enigmáticos que van al vientre de lo eterno.
Naces bajo los signos maravillosos del más preclaro ingenio: los hombres sobrepasan a las águilas en la altanera dignidad del vuelo y, suprimiendo las distancias como en un misterioso embrujamiento, los hombres de la América hablan en el oído de los europeos.
Somos los fuertes y los magos, hemos penetrado en los pliegues del misterio: hemos subido hasta el azul y descendido hasta el infierno; somos los vencedores de la naturaleza: hemos encadenado los elementos y convertido en realidades lo que parecían embustes miliunanochescos.
somos los artífices de la materia y los oficiantes de los vilos perecederos, del polvo que va al polvo miserando y de los intereses subalternos, ALBERTAZZI AVENDAÑO San José, Costa Rica, 1934. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica