268 REPERTORIO AMERICANO sobre la yerba, cerca del puente. El tinada una de las cámaras reales, en el hombre, en el arbol, en el viento que sol daba de lleno sobre su rostro. Pero suntuosa y extrañamente magnífica. silba su debilidad era inmensa. Sólo escu Sedas, alfombras, flores, luces, per y hasta en la piedra tosca que adorna los chó un tropel de caballos que se acer fumes. Todas estas cosas sólo las (caminos.
caba hacia donde ella había dormido había vivido en esperanzas. ahora sin duda alguna. La cabalgata se de sentía haberlas vivido en una lejana En busca de él va mi nave, tiempo enorme y (figaz, tuvo cerca de ella y sus ojos toparon edad. Ligeramente vestida, de modo en busca de él va mi nave envuelta en tu con los ojos brillantes del príncipe, que su cuerpo resplandecía en los es(soledad.
cuyo amor deseaba en silenciosa lo pejos casi celestiales de su cámara, se cura. Entonces oyó una palabra que acercaba a todo aquello y lo tocaba Coge entre tus manos, divino alfarero, nunca había escuchado de labios de con sus manos como si quisiera arraneste vaso roto que tú modelaste, hombre: car un canto de amor a una lira invisible.
y llena sus bordes del mágico vino. Qué bella mujer ésta La había que embriaga por dentro y enciende la vida, dicho emocionado como un niño, el ahora temía despertar. Necesa. Pobre vaso oscuro, sediento y vacío, principe. Se parece a la mujer que riamente dormía y soñaba. qué hoy lo ví al pasar caído en el suelo, amaba inútilmente al Buda. Or bello sueño este. no era un sueño.
no brilla en su fondo ni una luz pequeña, denó que la recogieran y que la lleva Era un trozo real de su enorme vida.
ni tiembla ante el canto del agua y del viento.
ran al palacio, y entre tanto, él aci Ella sabía que un día antes era una cateó a su caballo y se dirigió como desgraciada mendiga que vivía del Nada lo conmueve, ni el beso de un niño, en una tormenta a la cercana ciudad. desprecio de las gentes. Recordaba su ni el vuelo infinito de la noche azul, sueño anterior; volvía a ver con sus ni las nubes blancas, ni el ala tendida, La mujer estaba turbada. La con ojos internos a la bestiecilla que ha ni el milagro inmenso de la tierra en flor.
fundía el raro sueño de que había sido bía jugado con su deseo. Se acercó a objeto. Todo era tan evidente y sin la ventana. Eran las primeras horas Está como muerto en la sombra intensa, embargo, no había sido sino un sueño. de la noche. Había cierta dulce cla sólo lú lo puedes despertar, Señor, ahora ¿qué era todo esto. aquella ridad en las cosas y vió hacia los jar sólo tú le puedes encender la vida, divina palabra que había caído sobre dines del palacio. Abajo, por uno de con el vino fuerte de una honda emoción.
su alma adolorida, como una estrella? los caminillos del jardín, saltaba un Seguramente es un delirio. Talvez el Cógelo en tus manos, divino alfarero, zapo grotesco.
delirio de la muerte. Pero ella no se y vuelve sus ojos a la luz del sol.
sentía morir. Al contrario, se sentía Ella se le quedó mirándolo.
poseída de frescor y de entusiasmo.
RÓMULO TOVAR INCERTIDUMBRE Así llegó al palacio; le fué desCosta Rica, julio de 1946. Eu el Rep. Amer. Quizá, en el escenario de mi vida, OTRAS POESIAS INEDITAS apareció tu bella faz radiante cuando mi pobre voluntad, rendida, de CLARIBEL ALEGRÍA sólo deseaba ya la paz perdida (En el Rep. Amer. como desea un descanso el caminante.
GRACIAS, Dios mío, por haber nacido, y que vibra escondido en todo lo que existe, Quizá tu voz despierta en mi memoria gracias por el milagro de la vida, en el hombre, en el árbol, en el viento que el eco de dormidas melodías, por el ala tendida, por el viento. silba como el recuerdo de una vieja historia y por la llama roja y palpitante.
y hasta en la piedra tosca que adorna los envuelta en el perfume de la gloria Gracias te doy porque me diste un cuerpo. caminos. que disfrutamos en pasados días.
que expresa a medias lo que el alma siente, En busca de él va mi nave, tiempo enorme quizá tú llegaste muy temprano; y por la flecha aguda de mi anhelo. y fugaz, cuando aún mi jardín no tenía fiores, que vibra de emoción a cada instante.
en busca de él va mi nave envuelta en tu cuando, muy torpe lodavía mi mano. soledad.
no sabía de ese encanto soberano Yo soy feliz porque nací en el mundo, y poseo en mis manos su tesoro, envuelta en el largo abrazo de tus días sin que convierte en caricias los dolores.
es mía la riqueza de la tarde. calor, Es, entonces, que no hay en mi amargura, y el canto del mar y de la aurora.
que pasan en remolino sin escuchar su gemido. cosecha triste de desilusiones Hondo gemido de miedo el de mi nave También es mío el arbol florecido, algo que vibre al par de tu ternura. pequeña, una emoción tan dulce, recta y pura, y los astros azules de la noche, que se desgarra de angustia ante la noche que pueda hacer latir dos corazones?
la profunda embriagues de las montañas (fantasma, y la voz del silencio en la llanura.
Lo cierto es que, al hallarte en mi camino, hondo alarido alargado que rompe a veces Toda esa maravilla está a mis plantas. la niebla ya sea porque el pasado me encadena o porque no hay aún en mi destino porque tú la creaste para el hombre, y se estremece de dicha ante ta luz de un la calma que sucede al torbellino, y en nombre de él vengo, Dios mío. instante.
forjó la incertidumbre mi condena.
a darte gracias por haber nacido.
Dentro de ti gran tiempo, así, alentando el ansia de tenerte, tiempo enorme y fugaz, aunque sin fe en la dicha de alcanzarte, DENTRO de ti, gran tiempo, dentro de ti navega mi fugitiva nave, cansado de luchar contra la suerte, tiempo enorme y fugaz, dentro de ti se hincharon sus asombradas velas, dentro de ti la vela que dormía en mi cuerpo.
te he de dejar partir sin poseerte hinchó sus velas claras y despertó a la vida en busca del misterio que palpita en tu seno, para tener derecho a recordarte.
temblando de esperanza ante el azul misterio, del misterio infinito que se estremece en ti, ROMÁN JUGO ante el misterio inmenso que se estremece en ti. y que vibra escondido en todo lo que existe, San José, enero de 1945. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica