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Repertorio Americano CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA Toino XLII San José, Costa Rica 1946 Sábado 19 de Octubre No. 20 Afio XXVI No. 1008 Para quien ha afirmado la egregia condi.
ETERNIDAD DE RUBEN DARIO ción de clásico de Rubén Darío, no puede (De El Mercurio. Santiago de Chile, setiembre de 1946. existir pi siquiera la sombra de una duda sobre la eternidad de su poesía mientras la cristalina del lirio. El poeta crea de la na.
lengua hispánica continúe siendo el marada su propio mundo. Lo crea jugando. Ju villoso instrumento de cultura que alcanza gando y padeciendo, porque en el juego se su plenitud en el verso armonioso del hijo le va la vida, el amor y la esperanza. azul de Nicaragua.
así de sus manos, como de las de un tauFué entre nosotros donde despuntó, mimaturgo, veréis que nacen las cosas frágirífico, el orto de esta nueva poesía. entre les, delicadas y simples: el ala, la rosa y la el desencanto de amor, entre angustias imaestrella. en su fragilidad, y en su delicaginadas o vividas, entre triviales anécdotas deza y en su sencillez, eternas.
transitorias que hoy alcanzan perdurable Por eso cuando os encontréis en la calle jerarquía porque las tocó el ala de su canto, con uno de esos hombres raros y meditala imagen del poeta se abre camino en los bundos, no comprenderéis al pronto la vacorazones para grabar en ellos su impronta guedad melancólica de sus ojos sonámbu.
sutil y profunda, clara y melancólica.
los, extravagantes o excéntricos porque no Venía impregnado de sus esencias tropialcanzaréis a penetrar el mundo que con cales que un maestro de su tierra quiso aprisu vida en sacrificio y en angustia van sionar en la exquisita disciplina de los vaforjando. Y, otra paradoja, ese mundo, sos eximios de la dulce y siempre eterna que es el reino de la alegría, se tejió con Francia. aquí, con curiosidad infatigable, la madeja sutil de sus nervios en tortura, que hasta en eso era un niño, con amigos se exprimió en el racimo de su saugre, angélicos y providenciales como aquel nunse hizo palabra y canción en la mística ca bien recordado Pedro Balmaceda Toro, congoja de su espíritu. Porque en poesía, el de Gilbert de su recuerdo y su espeno os admire, encontraréis la alegría me.
ranza, con hombres de la docta experiencia Rubén Dario lancólica y la tristeza sopriente.
y la severidad amable de don Eduardo de Encontraréis pobres más pobres que la la Barra, autor de un prólogo que, olvidamisma pobreza y, sin embargo, con alegría do, anticipa los puntos fundamentales de la frívola o al basto oído carnal. El hombre crítica llena de sonriente sabiduría de don dueño del dón poético percibe, siente, vive de millonarios para recibir en sus Juan Valera, con la reciedumbre institucioesas armonías remotas y ocultas. Su ojo desnudas el oro fugitivo del sol que muere o con la felicidad del lirio que en nal de una república en forma, el adolespenetra en la intimidad del corazón secreto cente nimbado de ilusión se asoma al muny profundo de las cosas. Su oído metafísico humilde y silenciosa dulzura teje su flor do en una brega ardorosa, en una pugna sabe lo que dice el silencio y lo que calla el más bella que el suntuoso manto gemático inexorable por el pan de la vida y por la estruendo. El poeta es un maestro de uni del Rey Salomón.
vida de la poesía.
dad. cuando os digan de un poeta que es El soñador que en la parábola lleva so Su medida no es la de todos los hombres. ebrio vagabundo, recordad al personaje de bre los hombros el tormento y la gloria de Aunque los demás no lo sepan, ia veces él Anatole Frrace que el mismo lo decía, no su quimera pone, transido de anhelos divi tampoco lo sabe. trae para su pueblo y paconocía otras orgías que las orgías silennos, la planta fugaz en la tierra perecedera. ra su raza, para su gente y para su tiempo, ciosas de la meditación y del ensueño. así, sobre la fragilidad y vanidad del mun. un mensaje. Lo que dice o no lo dice y. En su vida trashumante, niño, adolesdo, sólo vive la eternidad del canto. En él, por ello, su destino es ex elso o su vida cente, hombre, Rubén Darío cruzó, dando la triste ceniza mortal supera el límite y, frustrada, pero, a comunicarlo a sus her a todas las cosas su amor y su canto, el obra del hombre, fina y sutil, aumenta la manos, nació de vientre de mujer.
ancho panorama del mundo. De Chile parbelleza del mundo con ese milagro lleno de De los hombres con misión de mensaje tió el mensaje que anunciaba a dos contimisterio y de dulzura que se llama la grafué Rubén Darío. Por eso leyéndolo senti nentes el nacimiento de un nuevo lenguaje cia. Un verso bello, pudo decir uno de los mos aumentada nuestra vida con el íntimo poético. De España llegó, confirmada por elegidos muerto en la edad del amado de júbilo de una revelación interior. Como el la ilustre autoridad magistral de don Juan los dioses, un verso bello es una alegría viento en el arbol, en el sopla y canta el Valera, la ejecutoria que, caballero arma para siempre.
espíritu. ese soplo alado, ese apenas su do de todas sus armas, le entregó ocurre que en este mundo de milagros susurro breve y leve que no sabemos si es Valparaíso la hidalga mano patricia de don y misterios que es la poesía, la metáfora suspiro o sollozo o balbuceo, esa nada Eduardo de la Barra. En Chile, en horas y el símbolo y la alegoría marcan, con vi en el aire, eco de una palabra o sim de soledad y de pobreza, conoció la frada propia, la gravitación de una realidad ple resonancia sin sentido, por una alqui ternal amistad hospitalaria de Pedro Baldistante de la gris y cotidiana rutina. En mia misteriosa se trasmuta en oro de pura maceda Toro, siempre por él recordado y la poesía, en esa alegría para siempre que y eterna poesía como de la raíz ciega en el por los chilenos olvidado, de Manuel Roamaba el dulce Keats, se dan la mano has limo oscuro de la tierra nutricia brota, mi dríguez Mendoza, de Carlos Toribio Rota reducirse a armonía aquellas cosas que lagro bajo el milagro del cielo, la púrpura binet. de Narciso Tondrau, poeta helénico más en contraste nos parecen a la mirada encarnada de la rosa o la nieve candida y y sobreviviente heroico, de Eduardo Pojmanos su en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica