Joaquín García Monge

REPERTORIO AMERICANO 153 JOAQUIN GARCIA MONGE (De Triquitraque. San José, Costa Rica, setiembre de 1944. BAIXENCH García Monge (1938)
DON JOAQUIN (Atención de la autora, en el Nº 1000 del Rep. Amer. Muchos niños y niñas conocen a don Joaquín. Creo que es uno de los hombres importantes del país más conocidos de los niños. Por qué será?
La contestación a esta pregunta es muy sencilla, pero en su sencillez encierra quizá la principal lección que podemos recibir de don Joaquín.
Don Joaquín es conocido de los niños porque, a menudo, va a las escuelas.
Sí, don Joaquín va a las escuelas, le gusta conversar con los niños y las niñas, los maestros lo sabemos bien.
Don Joaquín es hombre de devociones.
Tiene la devoción fidelísima de los Grandes Americanos. Los Grandes Americanos del norte y del sur. las escuelas va a encender en los niños la llama ferviente que ha animado su vida y su labor.
Llega muy de mañanita, fiel a su herencia de sano campesino. Lleva, bajo el brazo, un cuadro que desenvuelve con amoroso cuidado.
Es uno de los retratos que lo acompañan en su sala de trabajo. Uno de sus Santos. Martí, Lincoln, Sarmiento, Bolívar, Washington, San Martín.
Los niños se sienten contentos de su visita, miran curiosos el retrato que don Joaquín ha colocado en la pizarra, donde todos puedan ver.
Comienza a hablar don Joaquín, los niños escuchan en silencio, los ojos muy abiertos.
Habla con voz lenta, pausada, como de abuelo.
Habla con sencillez, pero dice cosas profundas y sabias. Habla a los niños, pero sin aniñamientos falsos y artificiales. Habla a los niños diciéndoles lo que ha pensado en sus horas de meditación, lo más hermoso que ha sacado de sus largas lecturas, la lección de la vida de Los Grandes.
Habla a los niños con la fuerza de su amor y de su convición. Su voz, que comenzó con inflexión suave, con ritmo lento y pausado, se eleva, ardiente, penetrante, poderosa.
Los niños lo comprenden, se sienten conmovidos.
En algunos, 1a chispa encendida se transformará tal vez en cenizas, pero en otros cuajará, lenta, lentamente, en llama de amorosa devoción.
Encendiendo la llama de devoción a los Americanos Grandes, anda don Joaquín por las escuelas.
Devoción a la Patria Americana. Devoción a Costa Rica. Eso ha inspirado la obra y la vida de don Joaquín García Monge.
Por eso les decía al principio, que la presencia de don Joaquin en nuestras escuelas es una de las mejores lecciones de este viejo y buen maestro. la otra, la otra gran lección, es la de su sencillez. Esa sencillez que le permite, siendo uno de los hombres de mayor cultura y prestigio que tiene el país, estar cómodo al lado de los niños y de los humildes y conservar sus viejas costumbres de buen campēsino: levantarse temprano, caminar a pie, llevar sus paquetes, y reírse con su risa bonachona y sana.
Adela de Sáenz Hablemos de don Joaquin, el nuestro.
No el internacional de Repertorio sino el que conversa con nosotros.
El que viene los viernes en autobús a Heredia.
El don Joaquín de carne y hueso.
Este don Joaquin pausado, sobrio, con su corazón niño. Tiene aurora todavía en su tez, en la risa repentina, y en la manera como cada libro vuelve a crearse en sus manos.
Aqui recogemos la miel de sus años, el fruto maduro de su palabra.
Su verbo vestido de modestia se ha nutrido en Salmos de David y en canto franciscano.
Verbo nacido en este paisaje de caminos y montañas.
El paisaje es su alma.
Por él vamos en ascenso lento hasta las cumbres cósmicas.
Pero hay tiempo para detenerse en cada recodo rumoroso por una hierba, un niño, un pájaro.
Recorremos los siglos y saltamos de Egipto a Castilla y de Andalucía los Andes.
España está en su sangre, América en sus ojos, y en la misma célula de la sangre y el nervio trae el germen de Oriente, el lejano.
Le gusta andar acompañado. veces dice que viene con Martí, el Arcángel o, según sus palabras, con el santo patrón de América.
Predica la pedagogía Teresiana de Gabriela y anhela un gran mito de América, germinativo, porque aqui nos falta una columna vertebral que nos mantenga erguidos a través de los tiempos. Lo triste en un país es su orfandad de santos, de sabios, de mujeres estéticas.
Escuchamos a este maestro del espíritu. Et que escucha, ausculta, busca el corazón.
El que sabe escuchar, sabe querer. Es así que don Joaquín es nuestro.
Emma Gamboa Heredia, en mayo de 1945. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica