REPERTORIO AMERICANO 239 rez.
rramarse.
GABRIELA MISTRAL (En el Rep. Amer. Dr. García Carrillo Después de largos años de vivir en su tierra nativa; la geografía de su ejercicio de belleza Gabriela Mistral suelo; la botánica de sus montes viajó, Corazón y Vasos llega, con paso sereno, a recibir el intocada, con ella.
laurel cuando toca las playas de su El premio que tienen los elegidos, América el lastre de Europa queda aquellos tocados por las manos de los esmaltándola de cultura, pero sin lodioses tutelares, ha llegado a la escri grar robarle la ancha voz de cordillera.
Consulta por cita tora chilena a la hora de plena madu Gabriela no ha sido hecha para Oficina en San José blanduras de mujer y sus rudos pinGabriela trabaja con el furor del celes pintan el mar y el cielo a boobrero que se entrega a su tarea. La caradas de color.
fuerte mujer de Elqui fué amon La mujer está modelada con sustonando materiales y sacando de ellos tancias minerales que le suben por los más finos para hacer cosa de niñe el cuerpo arrobledado hasta asomarle ría, nido de pájaro, en lo que anduvo en el jade de los ojos. La mirada se Electrocardiografia de por medio la teroura.
mantiene desde su altura, sin deMetabolismo Basal Ya sus voces anchas quedaban reRadioscopía sonando en versos de arte mayor, pal Mano certera la suya, domeñada un pitantes, sangrando aún sus desg. tanto de salvaje arrebato. Los óleos rraduras.
que ella maneja son crudos, de una Gabriela conoce las distintas hojas En los últimos días, desde su retiro desesperante crudeza.
y raíces; las tierras amarillas, negras, del Brasil, Gabriela Mistral acometió No he visto hombre capaz de ma pardas; los troncos añosos que sancon nuevos bríos su obra literaria. nejar el color con la varonía de Ga gran resinas sanadoras de llagas; y Desolación es una parte de su briela; ni luz que tenga la intensidad va palpando, con delectación, toda esa vida, desde los años de magisterio ru de la suya.
naturaleza viva. Descubridora del maral hasta cuando trazó un mapı de Algunas cosas del paisaje mejicano ravilloso te oro de la montaña saca, poesía, desbordando fronteras.
fueron las que, desde antes, nos indi a la luz de los ojos indios y de los azuEl viaje del verbo fué seguido por caron el camino. Maneja ahora sus les ojos europeos, riquezas vedadas a el andar de quien le había dado alien materiales con igual rudeza; pero con corteses y pizarros.
to. la araucana pisó tierra extrau mayor deslumbramiento.
Gabriela Mistral, hija de América, jera en donde habían de rodearle otras Quien vaya por los senderos de exalta las bellezas de quien paga tal lenguas. Pero en la Babel anduvo ella Recados verá las cosas realzándose, deuda de agradecimiento abriéndole y no la a turdieron los ruídos extraños. levantándose ya con entrañas pal su regazo de ancba madre geológica.
Tomó lo bueno que no hubiera podi pitantes.
Europa da a la mejor hija americado jamás regustar desde su valle 13 La intensa prosa de Gabriela muesna el Premio Nobel. América ofrece tal. Oyó los franceses acibarados de tra a América en su volteadura de a Europa la obra macisa, cincelada en Baudelaire y los dulces acentos de venas y raíces.
nobles materiales, de Gabriela MisJammes; los ingleses de Shakespeare Su obra, sollamada en el fuego del tral.
Una flecha indiana sobre un lábaro los de Yeats; los españoles de viejo trópico, crecida sobre pie mineral, es cuño, troquelados en moneda antigua la expresión de la tierra americana.
es el siguo de la nueva conquista.
del Romancero y las voces violetas, Fauna y flora de nosotros, en donde TRIGUEROS DE LEON asordinadas, de Juan Ramón Jiménez. el nombre azteca, pipil, quechua o toda esa gama fué oída adentro, ca araucano tienen calidez de vocablo San Salvador, diciembre 1945.
mino del corazón. Mas, el paisaje de recién nacido.
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