292 REPERTORIO AMERICANO LA PLANCHA NEGRA Una Imprenta para REPERTORIO (Atención de la autora. Es uo capítulo de una novela por publicarse. Allá, exactamente allá. en aquella puer. arrugas de la ropa al sentir el calor de la Este noble propósito de Aquiles Certad sita donde se veía siempre uva plancha negra plancha que las perseguía sin tregua.
gue su curso, en Costa Rica y en América.
Anotamos las últimas contribuciones: de vapor, echando chispas rojas al viento, La plancha negra conocía muy bien la Don contribuyó con.
allá precisamente era mi casa; mi cass tris boca grande de mi prima Concha, porque 10 00 te y fea; mi casa, que encerraba un mundo cuando soplaba los carbones, toda ella era La Srta. Prof. Victoria Garrón de penas, de trabajo, de congojas, de odios, un diabólico fuelle que encendía hasta el contribuyó con el NO 16054 de la Lotería del Asilo Chapuí, sor.
de protestas y de maldiciones a esta vida último granito de carbón. Qué fuerza en teo 925, el 22 de setiembre. 1946.
de perros.
aquellos pulmones! Los ojos, la nariz y las Contribución de la Escuela Mixta Nunca podré olvidar aquella plancha de mejillas se inflaban para descargar técnicade San Jerónimo de Moravia. 10 00 hierro, señalándome implacable la puerta mente todo el aire necesario para encender Contribuciónde don Rodolfo Rodrí de mi casa; nunca podré olvidar aquella el carbón. Las brasas vivas chisporroteaban guez, telegrafista de San Jerónicomo cristales rojos. No eran las bocanamo de Moravia.
boca negra y humeante que desde lejos me 200 decía. Aquí vives tú; esta es tu casa, no lo das de aire simplemente lo que salía de los Contribución de Profs. del Instituolvides, no lo niegues a nadie; no te des pulmones de mi tía Concha; aquel vigor y to de Alajuela y maestros de la ciudad de Alajuela (Escuela Asvíes; aquí en esta puerta tienes que dete aquella fuerza eran como su misma sangre censión Esquivel, la iniciadora. 25 50 nerte, porque esta es tu casa, aunque tú no que en viva transfusión circulaba por los Seguiremos anotando las nuevas lo quieras. Aquí vivimos todos, decía la carbones negros hasta hacerlos arder en contribuciones que nos lleguen.
plancha negra de vapor, estirando su cue carne viva.
llo de hierro, como si ella misma fuera un Nunca fué una intrusa esta plancha en miembro importante de la familia. la ver nuestra casa. Los niños la querían y juga doce comensales entre policías y obreros dad es que sí lo era. Esta plancha negra ban con ella, como si fuera la hermana ma amigos de la familia.
que nos acompañó por muchos años, era yor; en sus ratos de ocio frío, era la gran Desde la puerta de la calle hasta el final como otra de mis tías morenas y regorde máquina del tren que jalaba vagones y va del patio, toda mi casa era un inmenso ta.
tas, que desde buena mañana se cuadraban gones hechos de tarros y de cajas vacías; ller, debidamente organizado, en el cual para hacer frente a todos los oficios de la era la aplanadora que imponía su peso, ha trabajaban sin descanso todos los miembros casa; ella también desde buen temprano, ciendo lindas calles y avenidas en las ciu de la familia, desde mi abuela de sesenta era la primera que asomaba la cara al vien dades imaginarias que construían los niños años, hasta los niños más chicos que ayuto para encender sus carbones negros, des en sus juegos.
daban haciendo mandados y metiendo la pués de haber dormido en nuestro mismo Todos éramos amigos, todos éramos fa leña.
cuarto, detrás de la puerta de la calle. Cla milia de esta plancha negra; hasta mis tíos En nuestra casa no hubo nunca, sala ni ro! que si era un miembro importante de que a media noche volvían de sus juergas dormitorios, ni comedor ni hall; nada!
la familia esta plancha negra de vapor: era y la cogían del cuello para dejarla de cen Todo el espacio había que cederlo a las mácomo la tía Chana, que siempre se pasaba tinela acuñando la puerta de la calle. quinas de coser, a las mesas de aplanchar, como un jarro zonto, protestando y maldi Allá, pues, donde vivía esa plancha de a los bancos y mesitas de los zapateros, a ciendo su destino.
vapor, allí vivíamos todos juntos con ella. las bateas, a los tarros, a los barriles, a las La plancha negra conocía muy bien las No había donde perderse. Cómo? si la ollas, a los cajones y a los fogones; esos manos duras de mi madre que por muchas plancha estiraba el cuello desde buena ma eran los instrumentos de producción, teníahoras del día y de la noche la apretaban a fana, como un gallo para anunciar que ha mos que darles lugar preferente, si queríalo largo del planchador sobre las sábanas y bía empezado el trajín diario de aquella mos asegurar el pan de cada día.
las camisas, por cuya superficie, huian las familia poletaria? además. acaso teníamos muebles espe.
Para encontrar nuestra casa no había se ciales que ocuparan espacio en la casa? Ni ña más seguras. Todas las gentes del ba sillas, ni sillones, ni armarios ni tocadores, AHORRAR rrio, explicaban con claridad cuando un ni escritorios ni divanes; nada! Unas caextraño preguntaba por nosotros. Allá, mas, unas tijeretas y unos camones con pees condición sine qua non exactamente allá, donde se ve aquella plan. tates y esteras, bien cabían entre las máquide una vida disciplinada cha, en aquella puerta, allá viven las Gar nas de coser, entre las mesitas de los zapacía. teros, y entre las tablas de aplanchar o en DISCIPLINA Las García, eran mi madre, mis tías, mis cualquier rincón desocupado.
primas, mi abuela, las cuñadas, los tíos, es la más firme base mí me tocaba todas las mañanas, barrer mi padre y un sin fin de guilas de todas del buen éxito.
aquel gran taller; muy fuerte había que las edades y tamafios. Todos juntos comempujar la escoba para limpiar el piso de LA SECCION DE AHORROS pletábamos un clan de quince a veinte per recortes de cuero, de retazos de telas, de sonas que vivíamos como sardinas en una del cáscaras, de hojas de plátano, de papeles, casucha borrible de cuatro apartamentos.
de astillas de leña y de toda la basura que Nuestra casa constituía en el barrio un se acumulaba durante el dia.
centro industrial y comercial al servicio de En el patio barrialoso y húmedo, esperatodos los vecinos.
ban los guilas el montón de basura para (el más antiguo del país)
Rótulos escritos a máquina con mala le buscar pedacitos de charol, clavos y trapitos tra y peor ortografía, anunciaban en la para completar sus juegos.
está a la orden para que usted ventana: Mis tíos zapateros y mis primas costurerealice este sano propósito: Aquí se arregla calzado. Se reciben ras cantaban las canciones de moda mien.
costuras, Se venden tortillas. Los sá tras hacían girar veloces las máquinas de bados, tamales de chancho. En tiempo de coser y majaban las suelas. Las mujeres elotes se anunciaban tazas de mazamorra mayores lidiando entre el fuego y el humo, a diez céntimos. Además, teníamos diez y arrancaban el sudor y la tierra a las docenas Banco Anglo Costarricense AHORRAR Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica