296 REPERTORIO AMERICANO CLAUDIO GONZALEZ RUCAVADO Por FABIO BAUDRIT (En el Rep. Amer. Fué su vida modesta y apacible, sin que en ninguna época conociera el descanso ui la holgura, y sin que a la verdad hicieran falta estas lagunas de la energía a su bienestar e intensos gozos morales.
Poco importan el día y año en que nació; ni los rasgos prematuros o tardíos de su talento, o los nombres de los primeros maestros que advirtieron o nunca sospecharon la belleza de espíritu con que a la larga se nos revelara; ni siquiera vale la pena detenerse en la árida travesía por la primera y luego la segunda enseñanza, que sin duda se vió precisado a soportar bajo férulas diversas y a veces contradictorias, según la capacidad, el humor y la ciencia de los directores de niñeces y juventudes, que van sucediéndose en escuelas y colegios a medida del capricho o al compás de los pujos reformistas del voluble Ministerio que dejó hace poco de llamarse de Instrucción Pública.
No son de utilidad tampoco para su biografía, las fechas en que coronó sus diversos grados académicos, se casó, tuvo hijos y tocó el extremo de su carrera vital. Son detalles que nada dicen a quienes buscamos los hombres por lo que vale el conjunto de sus facultades, es decir, por el relieve de su personalidad singular y no por los actos que apenas en las vidas vulgares significan algo.
Procedía de distinguidas familias y le tocó nacer en esta capital, de donde no salió más que breves días en viaje a los Estados Unidos. En la niñez perdió a su padre don Alejandro González, quien se había dedicado principalmente al magisterio; y cuando otros niños de su edad aun dormían sobre las ilusiones naturales, Claudio se vió forzado a despabilarse frente a las responsabili.
dades de subsistencia de una familia compuesta toda de mujeres: madre y varias hermanas. Cómo venció las graves dificultades con que la vida salía a desafarle?
Tampoco voy a decirlo, pero justo es hacer constar que en esa lucha desigual triunfo la energía, la resignación, el valor, o en una sola palabra, la virtud, y las niñas que ayer tuvieron apenas el broquel de un infante, son ahora dueñas de diversos apellidos, mientras la anciana fundadora del hogar, señora doña Catalina Rucavado, después de agotados los últimos sorbos de dolor junto al lecho de su hijo, soporta el nuevo desamparo y las postreras fatigas. Claudio puede hacérsele una sonora letanía, pues fué alumno distioguido, bachiller con palmas, estudiante aventajado de jurisprudencia, miembro de Juntas de Educación y Municipalidades, abogado de nota, consejero permanente de la Facultad de Medicina y Secretario de ella, ya que los médicos le admitían como de los suyos; Diputado varios años, Ministro de GoberDación en dos ocasiones; sirvió en la ensefianza secundaria en calidad de profesor de literatura y de otras materias y en la Uni. versitaria, desde hacía muchos años, dando tante de apreciar el alto valor de su poble espíritu, creo de mi deber señalarle conio modelo, especialmente a los jóvenes abogados.
Jamás vistió la toga sin estar convencido de que ejercía un apostolado y no un oficio.
La Justicia era para su espíritu, esencialmente religioso, una esplendorosa custodia y nunca el instrumento de fortuna de los audaces y despreocupados. Sus casos le merecían piedad y devoción, antes que se lanzara a ampararlos por los vericuetos mil veces traidores y falaces de la práctica judicial, y una vez poseído de la convicción de que iba a batirse por el bien y la rectitud, su pluma y sus aſanes no recol raban descanso. Fué parco en acoger litigios y me. parece que gustaba poco de la materia penal a causa de los escollos en que a menudo zozobra la conciencia profesional en esos mares tan pocas veces limpios.
Hace algunos años deseó escribir acerca de Moral y Derecho, y los artículos preliminares aparecieron en una Revista que, como casi todas las de su clase, murió a poco de haber nacido, llevándose de encuentro el propósito de Claudio, tan inadecuado para los diarios, y que fué sin duda el de Claudio Gonzáles Rucavado parangonar las dos grandes ramas de la Éti(1878. 1928. ca, en ventaja de una honda propaganda clases de Derecho Civil principalmente; la dedicada a los estudiantes, y de paso tamJunta de Caridad le tuvo entre sus miembién a los que forman las misas políticas bros predilectos, amén de algunas cofrade la nación; pues su aptitud de maestro le días fraternidades de carácter religioso a había señalado asimismo la tarea de darles donde le condujo la extremada devoción a entender que la práctica de lo bueno y de que él ponía en todas sus prácticas. De no juste, tan palpable a la conciencia sencilla haber muerto, es lo más seguro que hubiede las gentes, es la única clave para la sase sido llevado a la Presidencia de la Relud pública.
pública, pues en medio de semejantes cua Constreñido por las inaplazables urgenlidades, le tentaron también las perversidacias de la vida, jamás tuvo tiempo para podes de la política, las cuales siendo al prinper por escrito sus ideas o dejarlas por lo cipio en condición de simple capitán, le menos esbozadas con método; y al sorprenfueron dando poco a poco los prestigios y derlo la muerte cuando era de rigor que coentorchados de jefe. Si agregamos que fué menzara a ocuparse de una tarea tan beneliterato bastante aceptable, escritor concien ficiosa. ya esclarecida por su experiencia en zudo de algunos ensayos, creador del Potantas actividades como ejerció, hemos perder Docente siendo Diputado, por donde dido los costarricenses un verdadero tesoro, se ve su amor a la enseñanza y su anhelo el cual, si no como obra perfecta y acabada, por verla dignificada como Institución Su pudo formar la base de posteriores trabajos prema o Soberana, como les dicen a las en un sentido tan recomendable. Felizmenramas constitucionales; y recordamos que te la cátedra diaria, el ejemplo vivo y presfué miembro de la Academia correspontigioso, habrán producido efectos en algu.
diente de la Lengua, la revista de sus so nos de sus discípulos, y quizás surja de enbresalientes actuaciones estará casi concluí tre ellos el que quiera seguir el recorrido da, pues sólo resta en ella la nota seria de impuesto por la austera severidad con que todo buen elemento social; esto es, la de Claudio se proponía depurar en especial fundador de una familia, con doña Lupita nuestras actividades del Derecho.
Luján y Mata, a cuyo cuidado quedap ahoGran mayoría de los hombres buenos y ra cinco hijos menores que con ella lloran justos que a la larga las diversas religiones al ilustre y todavía joven desaparecido.
han hecho santos y hasta dioses, no dejó a la posteridad sentencias escritas ni discurCúpome la honra de ser su amigo intimo sos seleccionados u obras literarias que nos y ya que merced a eso tuve ocasión cons(Concluye en la pág. 300. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica