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REPERTORIO AMERICANO 155 LAS PALABRAS FINALES (Atunción del autor, en el 1000 del Rep. Amer. Dia dos de enero, año 945. Al prome. Seguimos me dijo don Ricardo en diar la tarde llegué a la casa amiga de don plena lucha política. Eso debe gustarles a Ricardo, a quien encontré solo en el despacho. los ticos, porque esta tempestad no se tran.
sentado frente a su escritorio, haciendo cuen quiliza desde hace seis años. Ni hablan de tas. Hacía cuatro días no lo visitaba, y al otra cosa, ni piensan en otra cosa. Intrigas volverlo a ver tuve la impresión de que es ambiciones, cuenteretes, envidias, nostalgias, y taba más pálido. más envejecido, más can ni una sola idea levantada. Todo rastrea. sado de como lo encontré el treinta de diciem todo se mueve al impulso de un viento de bre. Desde hacía unos tres meses don Ricar demagogia que sale de arriba y de abajo, de do cedía ante los embates de la edad. Una es la derecha y de la izquierda. por debajo de pecie de desaliento espiritual se hacía presente las palabras, las corrientes invisibles del gro.
con frecuencia en sus frases y comentarios. En sero materialismo, la caza de las riquezas y de octubre, al entregarme los manuscritos inédi las prebendas. Decía Napoleón que raspando tos de su hermano dor Manuel de Jesús, valio un poco al ruso, con las uñas solamente, se sísima colección que está edicándose, me había encontraba debajo al tártaro semibárbaro y dicho: Ya me voy a morir. Desde aquel día, no primitivo. Aquí, mirando fijamente tras la bien lo veía o me acordaba de él, y ya tenía cortina de humo de la palabrería, se encuentra presentes esas palabras, dichas con naturalidad siempre al politiquero, al ambicioso de poder.
y seguridad absolutas.
al vanidoso pavo real que no tiene otro fin Aquella tande la luz entraba gloriosa por que vestirse de Presidente, o de Ministro, o de las ventanas del despacho y allá a lo lejos, so líder popular, sin una sola noble idea de po bre el fondo de cielo claro, se destacaban las lítica. Naturalmente que hablo de lo más a montañas azulosas del suroeste. Frente a nosobundante y corriente, porque aquí puede de tros se inclinaban, al paso de las ráfagas del cirse como de la casa de orates, que ni son to viento fresco y vocinglero del verano, las al dos los que están, ni están todos los que son tas copas de los árboles del Parque Nacional.
Claro que no todo es malo ni todo es vit Tres horas duró nuestra plática de aquel cobre. Hay en el fondo de las conciencias hudía. La última con aquel hombre a quien dumanas fuerzas capaces de reacciones inespera rante veinticuatro años frecuenté asiduamente.
das, como hay en los pueblos reservas que en Como siempre, comentamos las cosas del día.
cualquier momento se levantan y atajan la rui los asuntos del país y las noticias del mundo na y vadean los despeñaderos. lo largo de afuera. Quiero dejar escrita la reconstrucción nuestra historia nacional, no obstante las pa.
de las últimas ideas que me expresó antes que sa jeras dictaduras, los cuartelazos, las imposi la memoria infiel las pierda. Me es fácil hacerciones del poder o de la plutocracia y de las lo, ya que durante veinte años he reconstruido constantes equivocaciones del gobierno, vemos su pensamiento para los periódicos en la misque puede contarse siempre con una corrien ma forma que hoy reproduzco las palabras de te salvadora que llamamos el buen sentido del su última larga conversación conmigo. Don Ricostarricense. Ese buen sentido, que no he cardo jamás me dictó sus reportajes. Convermos estudiado lo suficiente, es al parecer una saba conmigo durante un rato y me exponía cosa sencilla cuyos frutos parecen también sen sus puntos de vista. Luego yo, el mismo día o cillos y lógicos: orden público, respeto a las al día siguiente, reconstruía lo que me había instituciones, miedo a los desbordes, cariño al dicho, lo redactaba y lo entregaba a la publicidad. Iniciada esta práctica, al poco tiemhogar, a la yunta de bueyes, al cerquillo. amor a la vida tranquila y deseo de que haya po ya tenía confianza completa en mi dissiempre un buen gobierno, es decir, un po creción y hablaba con toda amplitud. Confia der director de los asuntos públicos que no ba en que yo sabría distinguir entre lo que depese mucho sobre los hombres, que sea pater bía publicarse y lo que debería ser guardado u nal y justo. No quiere esto decir que no ha olvidado. De Presidente o de simple ciudadaya cabezas calientes y ambiciosas, y sobre to no, su pensamiento no tuvo valladares cuando trapizondistas y engañadores desvergonza.
do estábamos solos. me precio de no haber.
dos, capaces de todos los chanchullos y mistifi.
lo metido jamás en una dificultad.
caciones políticas, capaces de robarse la CateAquel día nos sirvió de tema la situación dral si se les pone a mano y de hacer man.
política del país, que llegaba a uno de sus mo gas y capirotes con la voluntad de los demás.
mentos agudos con sucesos que se habían pro. Por obra de éstos, nuestra democracia va de ducido la noche del treinta y uno de diciem. cabeza al abismo. El día que las decepciones bre y en que anduvieron mezclados gobiernis.
sean mayores habrá dejado de existir la Re.
tas, cortesistas y comunistas. Desde la propia pública. Porque ésta vive mientras haya fe en casa de don Ricardo se oyeron los balazos que las instituciones. Pero si empezando por la esa noche se dispararon frente a la Presiden del sufragio hemos llegado a verlas todas con cial, a cien varas de distancia.
vertidas en simulaciones y en farsas para re.
su godeo de cuatro vivos, y se llega a mirar con desprecio el voto, el poder, la justicia y sus tribunales, y el Congreso sigue siendo descrédito del país y el Ejecutivo festin de Balta.
zar, la República se extinguirá en una decadencia que no tendrá, como la romana, lo fulgores geniales del arte.
Los jóvenes que ahora están mirando el medio en que han de hacerse hombres, si no se aplican a estudiar historia y a discernir bien para separar la paja del grano, serán arrastrados por la corriente imperante y nuestras es peranzas de recuperación serán cada día más entecas. No es, por cierto, el mejor, el ejemplo que da hoy Costa Rica a su juventud.
Sin embargo, yo confío en esas fuerzas del buen sentido y de la justicia, en los ideales de que ahora todos se burlan, y que no utilizan más que como camouflage, para que volvamos, los de arriba, los de abajo y los del centro, al camino costarricense que nos dió buena fama en el mundo y en el cual vivió el país una vida serena, de trabajo y honestidad en que pudo avanzar material y moralmente. Bis marck hablaba de las fuerzas imponderables con las que había que contar siempre y que suelen ser más potentes que las materiales.
Hitler se echó a la guerra con tanques, cañones y aeroplanos capaces de dominar a las po.
tencias. No contó con los imponderables de que hablaba el Canciller de Hierro, su compa triota. Los imponderables estaban en el espíritu de resistencia indomable de los ingleses, en el alma acerada de Mr. Churchill que, cuan do los años pasen, se verá que valía mucho más que mil cañones, pues con su palabra na sabido mantener la fe del mundo entero. Los imponderables estaban en la clara. visión del Presidente Roosevelt que pudo señalar a pueblo, y a la América toda, el camino de la salvación aún a costa de grandes sacrificios. Los imponderables estaban en el choque de la dic tadura alemana con la dictadura rusa. Las dos, similares en tantas cosas, tenían que excluírse y repelerse como polos eléctricos. Una tuvo la mala fortuna de lanzarse contra las democracias, la otra se vió obligada a alinear con las democracias y así se salvo. Porque Alemania.
será cosa de más o menos esperar el fin, a estas horas está aplastada. No digo bien al decir Alemania, que el espíritu luminoso de ese gran país se salvará para bien del mundo. Digo el hitlerismo, el viejo prusiano guerrero y estú.
pido. Nosotros debemos, en nuestra pequeñez, contar con las fuerzas imponderables, con las que no se tocan ni se ven, con las fuerzas ideales que en un momento germinan y se desarrollan y se vuelven poderosas como una creciente de río que todo se lo lleva. pesar de todas mis decepciones y mis de rrotas en los campos ideales, yo confío en la de mocracia. Pienso que será la doctrina del por venir para gobernar a los pueblos, y en Jo más lejano del futuro, para regir al gran pueblo humano. Una democracia liberal, económicamente socialista, una vuelta del hombre a los días felices de la leyenda en que no había tuyo ni mío, sino bienes comunes para la comodidad común. Pero a eso no se llegará ja.
más ni a latigazos ni por la fuerza de la violencia. Mientras haya vencedores y vencidos habrá odios y el odio no construye más que catástrofes. La evolución tiene que venir de la altura, de las únicas fuerzas permanentes e in mortales, que son las del espíritu. Mientras estas no imperen, a balazos y a latigazos no se podrá hacer la felicidad humana. Yo creo, a despecho de todas nuestras caidas y de los pasaje ros eclipses que se producen en nuestra demo cracia, que los costarricenses hemos seguido un camino mejor que el de muchas otras socie.
ENEW EBEN Eus (Dibujo de MI. Sánchez. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica