265 REPERTORIO AMERICANO ¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro?
Hacia la Serenidad. Comentario al margen del libro Sacrificio de Germán Pardo García. En el Rep. Amer. FRAY LUIS, la Ascensión: de estrellas y de símbolos, por diáfanas mesetas y montes de zafiro, andar hacia las cúpulas de nuestra claridad, que están brillando, inmóviles. en Ultima rosa declara su voluntad. 14 Un poco de aire, nada más, separa tu espuma del coral de su agonía.
Madrépora de nieve en la ufanía de un cielo sostenido por tu vara.
Cordial estirpe tu color declara y se difunde por tu simetría, contestando tu pálida armonía de un fondo de azafrán y nube clara.
Así, esfera del aire, así te quiero, siempre igual en la nada que sostiene tu mancha de amarantos y gravita Al comentar nosotros la publicación de Claro Abismo, de Germán Pardo García. dijimos que ése sería su penúltimo libro, y que el poeta abandonaría sin duda su continuo monólogo en la sombra saliendo de ella y librándose de su pavorosa confusión y vería surgir el diálogo que la española raza oyó antaño de los labios divinos de Fray Luis y de San Juan de la Cruz; y anunciamos que él nos daría su último libro, pues creímos verlo entonces acercarse humilde a la contemplación de lo Unoagudizada ya y hecha valor supremo su íntima y dramática soledad, desprendiéndola de lo concreto y lo aparencialpara lograr así su plenitud espiritual consciente y comunicativa. Ahora, que ega a nuestras manos su libro Sacrifi. cio. México, 1943. nos preguntamos. es éste el último libro de Pardo García, el esperado, el que habría de venir a darle cima y remate a su valiosa y extraordinaria obra poética. Parece que no! Sacrificio no es ni puede ser el último libro de Pardo García, ni tampoco cima y remate de su poesía. El último queda por venir. Sacrificio es tan sólo su prólogo y comienzo. Bien puede decirnos Germán que quiere ya dejar intacta la poesía por él realizada hasta el presente, pero otros serán los designios del Espíritu, que lo guía y lo hace padecer. Echada está en el surco la semilla. y en sus hondas cisternas, agua tiene el poeta, de luz y de vida, que la habrán de hacer germinar, para bien y consuelo y regocijo de cuantos seguimos con interés creciente su carrera artística y saboreamos los frutos que cosecha en el soledoso huerto umbrío de sus silencios trémulos y fríos.
sobre la eternidad de un minutero, que por no deshojarte se detiene al nivel de la página no escrita.
Germán Pardo García Escúchanos y síguenos.
Por nuestra sangre corre magnífica la vida.
Nuestro calor es llama de cumbres y de soles.
La tierra es una imagen de nuestra semejanza.
Las cosas florecieron como nuestra virtud.
El musgo de las piedras cayó de nuestro sueño, y el agua de los ríos descansa en nuestro amor.
Mas si tal es su voluntad, otros serán lo repetimos los mandatos y desig nios del Espíritu. Tras del Sacrificio vendrán la Serenidad y la reconciliación su premas y en las cúpulas de la claridadcomo en las moradas interiores de la avilense Otra será la visión que del mundo se contemple, y otras serán las voces que se escuchen eternales y consoladoras.
Entonces, y sólo entonces. el monótogo se tornará en diálogo, y el verso rebelde, personalísimo, y a veces desconcertante, se volverá sumiso, y plenamente comunicativo y amoroso.
Diez y nueve composiciones contiene este grande libro singular. Iníciase con el poema El sacrificio, y termina con el Ultima rosa, dedicado a nosotros con bondad que mucho le agradecemos. En el primero explica su nueva actitud: soneto Y, sin embargo firmes en nuestro sacrificio, cerrar a cal y canto los ojos y los tímpanos.
no oír jamás las voces de los amados seres que habitan en nosotros, ni ver cómo se mueven con un rumor inmenso de mares y de bosques.
Saber que no seremos el polvo de sus plantas; el agua de su sed; la sal de su amargura ni el goce de sus goces.
Este es el sacrificio: amar, oír las voces de los amados seres que habitan en nosotros.
Sentir cómo se mueven con un rumor inmenso de mares y de bosques.
Mirar sus ojos claros y sus cabellos puros.
Tocar los mismos árboles y ver cómo se esconden idénticos crepúsculos en almas para elas.
Sabar que si una tarde divina los hallamos, seremos de su sombra las lámparas de bronce.
Oír que nos imploran: Germán Pardo García, espíritu asordinado y quietista, capaz de un noble lirismo, inconfundible por la fuerza de la emoción y por las sabias formas en que la expresa, ha sido y sigue siendo el poeta moderno de la española soledad.
En la soledad vive y sueña, y de ella extrae las finas esencias que pone en sus versos perfectos. El la cultiva sin cesar y sin prisa. Es una soledad de árbol metálico. en cuyos vastos silencios musicalizan las lágrimas que no se vierten y que, al cristalizar, parecen estalactitas de color opalescente que reflejan las realidades internas que el transfigura y crea con la triple virtualidad de un artista enamorado de lo simbólico, lo clásico y lo surrealista. Cautivo en su helada soledad, sintiéndose a veces desterrado del turb o corazón de los seres. Pardo García desciende a visitar al mundo del pasado: alki oye correr los ríos de la nada y dialoga con los muertos y los seres que están en sus orillas. pero luego, lleno de vigor como un árbol que surge de la entraña terrible de la noche. siente el calor del sol y recibe la bondad de las lluvias, y levanta las consteladas ramas vestidas de nidos y de cantos. De cantos en los cuales el dolor, desnudo cla ro, se ennoblece haciéndose valor estético de rara virtud.
Cerrar a cal y canto los ojos y los tímpanos.
Dejar en nuestro pecho las manos, cual cerrojos que guardan un abismo, y atar a nuestros labios las iras y las voces.
Llevar sobre las sienes el signo de los mártires.
Beber de unos dorados esteros que no existen.
Vestir aquella túnica de la creciente nube. así, con un silencio. Ahora. un poeta de la soledad. en Repertorio Americano, San José de Costa Rica, Nº 908 febrero 22 de 1941 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica 11