140 REPERTORIO AMERICANO al sitio. No había nadie. Las piedras so quedó mirando el lecho vacío. Después, Allá, por un caño del río.
las, encima la ropa. Se le nubló la vista. sin decir nada, cogió un cuchillo y salió en Se le subió una angustia que se quedó, dirección de la vega del río.
Hacía unos años que habían llegado al por fin, atravesada en la garganta sin lugar, tal vez buscando el refugio de una poder salir. Pero, luego, sonrió.
El botero Santos lo contó todo en la tierra tranquila o tal vez buscando nuevas Si me habré vuelto tonto. Ah, seguro taquilla del pueblo: tierras más fértiles para el maíz que ali está en el rancho, aunque es extraño que Esa tarde la correntada del Tempis mentaria los nuevos retoños de la pareja no esté aquí, esperándome, como todos que era más fuerte. Estaba en mi bote, mede indios. Nadie supo del día en que llelos días.
dio a medio del río, cuando de pronto garon ni nadie sabía cómo y en qué tiemDesmontó. Subió al rancho. Antes de miré las aguas cambiar un poco de color.
po habían construído el rancho.
Fue una de las tantas cosas que presenllegar grito: Era algo extraño. Puse atención. Entre Rosa.
la correntada venía, dando vueltas, un tan las grandes montañas.
Fabricaron su bote cuando llegaron Silencio. Hasta el eco quiso callarse esta inmenso lagarto con un cuchillo entre el por primera vez al pueblo, para cambiar vez, porque casi no se oyó.
pecho. Un poco atrás el cadáver sancueros de lagarto por tabaco y unos trapiAhora sí. La angusia se le volvió como grante de un hombre era también llevado tos con que cobijar al indiecito que ya vecien cuchillos que le destrozaban el cora por las aguas.
nía, los pobladores de la región se dieron zón por todas partes. Hubiera preferido El botero calló un momento. Se tomó cuenta de los nuevos vecinos. El idioma y morirse a pasar esos momentos. Entró al otro trago, escupió y dijo: las faciones, su tamaño pequeño, y un rancho. Nadie. Grito. Buscó. Llamo. Na. Más adelante lo sacamos. Era el camovimiento oscilante, como si llevaran una die. Soledad y silencio. La cara se le vol dáver de Miguel Lara.
gran carga en la espalda, delató la raza vió grotesca, con los ojos fijos, como uno de los mosquitos.
de esos ídolos que sus antepasados los Allen Pérez Chaverri Nadie logró hablar con ellos más que chorotegas habían tallado en piedra. Se Noviembre, 1944.
las palabras necesarias para hacer el intercambio de productos. Nadie supo de ellos nada.
COSAS VISTAS La vida monótona del río transcurrió (En el Rep. Amer. serena. Los años se fueron amontonando y la pareja de mosquitos vivió llenándose Esperando de in diecitos salvajes, de ojos negros llenos de temor.
En el pueblo se hablaba de una milpa En a desembocadura del río, donde el nándome de dudas y de sombras; pergrande, allá por un caño del río, de yuca mar recibe los torrentes de agua turbia y manezco muchas horas, no me importa y otros cultivos que habían logrado ver forma con sus grandes mareas enormes el tiempo ni me intereso por nada; sólo los cazadores a su paso. Pero nunca se bancos de arena, adornándose con miles vive en mí la preocupación de esos ojos vió que llegaran a vender sus cosechas, de cocos, descansa un pueblecito. negros que impasibles permanecen en la por lo que esos informes no tuvieron El soporta todos los años las furias del ventana, mirando a lo infinito, mirando importancia.
mar y las crecientes violentas del río; el el mar.
Cierta vez, al llegar una lancha los vive la inmensa pobreza de una pobla Ya en mí es una obsesión, tengo cita marineros contaron que un indio, allá ción de pescadores y se ilusiona con pro diaria con el muelle, tengo que estar ahí, por un caño del río había salvado a uno yectos de empresas que tarde o temprano sentado, mirando, y las horas y los días de los pasajeros, y admiraron la destrevendrán a explotar los bosques, las aguas pasan y cada hora y cada día es peor, za de sus movimientos en el agua. En y las gentes.
es un fuego que no me deja, es una inel pueblo todo mundo habló ese día del Así, abandonado de toda civilización, quietud desesperante y al mismo tiempo, mosquito, pero pronto se olvidó y el monótono y lánguido, descansa el pule. cuánta calma! Ahí sentado en el mue pueblo siguió amontonando los años.
blecito envuelto entre la bruma de la lle horas y más horas mirando el mar, El invierno pasado fué fuerte. El río costa atlántica como esos ojos negros, que miran y miran creció como nadie lo había visto antes.
Junto al viejo muelle, troncos ruinoy miran indefinidamente. Amanecía Las turbias aguas arrastraron animales sos cargados de parásitas, conchas, he brumoso, y una vieja lancha se arrimaba y grandes árboles que pasaban a una veobservado un ranchito de palmas, hual muelle, despacio, crujiendo su armazón. locidad fantástica. El cielo cubierto de milde, lleno de sombras y que al misEl acontecimiento se transformó en una nubes no dejó de chorrear agua durante enorme gritería de chiquillos, correr de muchas semanas y el río crecía cada vez mo tiempo, tal vez, por la posición que gentes que se reunían en una esquina del más.
ocupa, parece muy solo, como abandonado. En la pared, frente al muelle, hay muelle esperando que se repartiera la co Con los días vino la calma. Los trauna ventana y una cara de mujer que rrespondencia. Ahí los encontré, ahí esta bajos prosiguieron y la vida se reanudó ban, los ojos, los ojos negros. Ella espera cansada, monótona.
observa el mar, persistente, con mucha languidez y mucha dulzura.
ba como todos esperábamos, y al mirarle Los cazadores llegaron contando que Con el transcurso de los días observo la ansiedad enorme que traslucía su ca al pasar, allá por un caño del río, adonde vivía un mosquito no ra fuí comprendiendo y más la entendí, existía nada.
más y más y voy adivinando entre la ventana que aquellos ojos tan negros, tan cuando quedamos solos en el muelle y con El agua había arrasado las milpas y el ansiosos de algo están llenos de sombras, las manos vacías. El atardecer caía con rancho; sólo una enorme charca quedaba jestán pidiendo una luz, están suplicando del ranchito ella estaba mirando el mar.
una lluvia muy suave. Allá en la ventana de los terrenos cultivados.
Esa tarde el pueblo volvió a hablar de un consuelo. En su pelo tal vez unas heLa observé triste, sus ojos llenos de du los mosquitos, pero pronto se olvido bras plateadas brillen, pero no puedo dedas y con destellos de reproches seguían y los años siguen amontonándose sobre jar de observar esos ojos, tan humildes y tenaces mirando, siempre mirando el mar. la aldea monótona y cansada.
tan tristes. Inconsciente con el transcurso de los días, yo también permanezco en el La noche llegó obscura y llena de zancumuelle mirando el mar, con angustia y lle dos. Una inquietud enorme me llenaba de tristeza. Sin darme cuenta estaba junto Bajo la lluvia al muelle, mirando el mar, comprendienSi Ud. reside en la Rep. Argentina, do todo lo que no sabía de unos ojos Llovía fuerte, gruesas gotas estaban cayendo desde muy negros y tristes, llenándome de las amartemprano. Las suscríbase al Repertorio Americano por medio de la: guras de ellos, sintiendo lo que ellos ha charcas se llenaban y el río crecía lentabían sentido infinidad de noches.
mente.
Una carta que quizá no llegue nunca.
En el cielo plomizo parecía que toda AGENCIA INTERNACIONAL DE DIARIOS Un papel que tal vez no se ha escrito, el agua del mar estuviera en él, y cuando y allá, en el silencio de un pueblecito la brisa meneaba las palmeras y los coA. BARNA HIJO Buenos Aires abandonado, en un marco de una ven cos, caía el agua más fuerte, dejando Lavalle 379. 31.
tana unos ojos esperan llenos de angus como bramidos flotando en el aire.
Retiro 4513 tias. están esperando todavía! Asomándose al interior del rancho y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica