56 REPERTORIO AMERICANO AMIGHETTI Por Alfredo Sancho. En el Rep. Amer. No hagan caso a los que hablan sobre doras, es largo proceso de una América aArte. Esos no dicen nada. Tendrán arte pacible y brusca, inquieta y soñadora, cuade hablar, pero no artistas. Tendrán arte jada por designio, quizás, de los dioses, en de. pero no Arte. Arte no tiene dees. la naturaleza y sensibilidad de este homSu atributo supremo es lo engendrado. bre.
Luego me sobrecogi un instante para in No quiero que mis palabras, rimbombantentar lo predecible, meditaba a través de tes por un descomedido escape emotivo o un escalofrío rosa, inseguro y rosa como el refrenadas por un dominio de la emotivide esos cuadros que se descuelgan al tiem dad, tan latina y dada al frenesí tropical po de la memoria. Era necesario decir al como la nuestra, hagan de Amighetti un go sobre Amighetti y hablar al menos de monstruo, como solía hacernos creer el masus Mujeres y Rocas. El cuadro que estro de la escuela que eran los grandes arse defienda solo. Ya dije de la esponta tistas. Amighetti es un hombre generoso y neidad en arte, de su poder creativo sencillo, y nada más generoso y sencillo que atributo alguno, que como Amor se hace y sus cuadros. Tienen la flexibilidad que los deshace cuando le viene en gana. Pero esto colores adquieren en la paleta de los maesde engendramiento y cuando le viene en ga tros. Equivale al Carlos Luis Sáenz de na, peligra mucho en peligroso público que nuestra mejor poesía. Vive de motivos resólo ve en efímero deleite sus ganancias. gionales, de motivos humanos, que son los Mujeres y Rocas. mejor digo Amighetti, puntos cardinales de la historia y del arcomo se hace y debe con las personalidades te. Marti hubiera amado mucho sus cuaaltas en altura artística, que ya dan su nom dros, porque Martí era un hombre delicabre en una proposición enunciativa para lla do. esto de la delicadeza es algo muy se(De Francisco en Harlem)
mar sus obras y trabajos, y de esto solemos oír rio, cuando siendo como Martí, se es gue y tropezar diciendo: un Corot, un Cézane, rrero. Por eso yo pienso que en Amigheun Delacroix: un Amighetti en nuestro ca tti, en la paradoja de su fuerte y perenne Amighetti está lejos de todo esto. No quieso dado, digo, es como el tapahuecos de u expresión, está el aire, fragilidad de lo aé ro serle una carga y me soporte como yo na de nuestras muchas múltiples carestias, reo, ojo de lo terrestre y mirador de cielo, a veces tengo que soportar ciertas gentes y esta vez quiero decir pintura. Un pintor y más, el elefante aquel de nuestro gran en el encuentro ocasional que dan ciertas no se improvisa así, en impersonal, como Vallejo, amarrado a su brutal delicade gentes en la calle.
llover. Es el proceso más hondo y persoAyer he visto un paisaje, una tierna analísimo de más angustias y tragedias in Yo no pretendo hacer obra justísima, la cuarela. He visto otra vez a Amighetti tratimas. Ser pintor, ser Amighetti, en rectitud de intención me está sobrando. bajando en su espaciosa y deleitable agomomentos de variadas tendencias desgarra La posteridad, la suma de los mal entendinía. He visto su mágico mundo, su tenados de Rilke es el mejor entendimiento cidad constante. Los niños, he pensado, para cuando éste se bien edite y comprenda tienen gran facilidad para vivir con los en sus labores.
cuadros de Amighetti, porque los niños Nuestro gobierno. y esto de por siemson muy dados a las sorpresas y a la infanpre y para siempre jamás. nuestros policia. Cuadros bellos, mundo nuevo en la niñez perenne!
tiqueables hombres de gobierno, que son el lay! de moda del quejido, con los que Tres son los grandes artistas que equilial traste se da con nuestras quejas, y que bran la pintura de mi pueblo. Gonzalo Moel pueblo sólo los conoce. y reconoce para rales, el estricto, el renacentista, el que llahacerles reclamos, dosas que ellos procu. ma a las cosas por su nombre. Max Jiméran en tenelles para hacerse sentir a ca nez, el conocido, irremediable y desbor JanWINESS da instante, se han olvidado del artista. te Max. Amighetti, el equilibrio puro, el Lección no despreciable para éste. El Re nítido, el soñador, el prestigitador de la pertorio Americano, el trapito de domin. belleza. Esencial y hábil en alegría y amor.
guear de nuestra legitima cultura, no tie Ante Mujeres y Rocas. ante ese Ane media imprenta. Los hombres de gobier mighetti suave y deleitable, ro queda sino no tienen muchas para llenarlas todos los un espacio trascendente a ennoblecer la midías de estupideces. Esta es la verdad, la rada. Se ha posecionado de nosotros. Es verdad plena y dolorosa de los que pretentamos traslada as a tintes risueñores.
den educarnos, y lo que es peor, enmen Miremos entre casa y valoricemos. Aldarnos. Cuándo los hombres de gobierno gún fruto habrá cerca del árbol. La vida protegerán el arte? Espero que nunca, por de Francisco en Harlem es la historieta de que los hombres de gobierno tal como son este hombre buscándose en todos los rinco ahora, no son para esas cosas. Podría va nes. Es la madera, hecha faena dócil adpulearme ahara con los hombres de go mirable, creciendo espiritual dentro del tacto.
hierno, pero no quiero que a propósito de Luego he visto eso que va para GuateAmighetti se diga que yo dije que todo mala, acuarelas recientes del artífice, auto (De Francisco en Harlem) andaba mal en los hombres de gobierno. superación y gozo, caudal por mejor cauza.
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