LeninViolence

EDITOR: GARCÍA MONGE.
Repertorio Americano EXTERIOR: EL TOMO (30 numeros. dólares TELEFONO 3754 CORREOS: LETRA En Costa Rica: Suscrición men. 00 CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA El suelo nativo es la única propiedad plena del hombre, tesoro común que a todos iguala y enriquece, por lo que para dicha de la persona y calma pública, no se ha de ceder ni fiar a otro, ni bipotecar jamás. José Martí.
Giro bancario sobre Nueva York AL SUR DE TUS MANOS (En el Rep. Amer. NOCHE Luz en las algas nuevas del día.
II CASI CANCION Yo soy el mar, tú, la muralle.
Con mis labios de espuma y aire bēso la vela de tu alma, Aun duermes.
Levanto la ola de una palabra y de otra.
Sol en las barcas abandonadas.
III (El canto de los marineros era el único camino por donde tus sueños iban al alba.
Caía la noche, caic sobre el sueño terrestre. Las hojas sollozaban como agua desatada. Amor: pájaros de nieve descaban oculturse dentro de tu cabellera, emigrar hacia el Sur de tus pálidas manos.
Coía la noche, caía espada lenta. hiriendo la tranquila corona de tu ausente sontisa, te abría espera y frente, llenaba de murmullos la abierta rosa.
Con labios sucios de espuma el viento se acostaba en el rincón donde morían los besos Coia la noche, caia sobre el ancho perfume cansado de los jardines, sobre las rodillas frias de los campos oscurecidos, sobre las esquinas de faroles moribundos. Estaba a tu lado cargado de distancia.
Mecías estrellos, cunas y gritos.
Estaba a tu lado, ileso de piedra y brizna, buscando el dulce naufragio de tu proximidad.
Creía en tu cuerpo perdido. Lo saluabią obstirado, de calles y campanas, de crepúsculo y tristeza.
Tan oscuro y dormido lleno de valles y silencio como las horas inclinadas del tiempo sin memoria hasta que sembré en tus ojos palabras y sed.
Yo temía la barbarie de los espejos que te acechaban y cubría de música y lilas las ruinas de tu boca. En tus manos resonaba el mundo alto de la luz. Caía la noche, caía sobre el bronce tendido de los bosques de misterio, sobre la cruz cerrada donde se abrazan los caminos, sobre perros y velas. DIA Desnudaré mi voz de llamas aurorales pora hundirme en ti como un anónimo río ciego.
No quiero tu frente de luna, ni tus ojos atónitos, ni la delicada corteza donde puedo clavar caricias que mugten como el humo. Oh, dame el ancho cauce que desciende hasta el reino donde tu cuerpo ignora el anillo negro del mundo y las venas que escuchan crecer la hierba.
El nebuloso destino busca un rostro de amante donde enterrar la angustia de sus brazos cansados. No sabes que las estrellas maduraron tus labios con mi nombre secreto?
Mira, la luz urgente grita bajo mis pasos de agua torrencial. en mi, gritan los árboles, la tierra, el cielo, las piedras y mi canlo quiere ser tú, romperse dentro de ti.
En el reposo sombrío de tu corazón calmado entraré como un viento en una estancia vacía. Qué sabes de tu deseo que retrocede y se cierta cerca de tus párpados. Brptada de tu espiga, dura, lejana, santal Entre la nube y el trigo poseerás la violencia de mi llegada que ordenará la vida en tu caos tibio. Remota, abandonada, huérfana de cenit!
Tú. Es decir: sirgando el murmullo profundo de tu miedo innumerable, la vasta soledad de la sangre del pasado en infinita marcha a través de paisajes, lágrimas y canciones. en este momento, lejos de las ágiles danzas, al lado de una flor que piensa su martirio, aqui, lejos de barco, ventana y memoria, en la raiz furiosa de la luz meridiona que te ciñe y vence oh, el lastre de la última noche!
que sé cómo he de amar lo que tu presencia luminosa me oculta.
Atravesando soles, rompiendo lignas rojas, besando meteoros frios, descendiendo hacia el arco de tu silencio, hacia la dulce potencia invadida de futuro y nudosa de esperas. Oh, ya puedo olvidarte en los seres que llegan, con sus muertes pequeñas, a llenarme de ti, lentamente suavemente ¡Oh, ya puedo olvidarte en la raza tranquila que llevará mi risa como una blanca espina!
Te integro, desvalida, flotante, alada, pétrea, a la sonrisa que late, aun sin boca, en la inmensa empresa de resurrección que me desarma de sueño y me devuelve al tumulto de la muerte y el origen. Oh, sé siempre efímera!
No me paseerás realmente hasta que tu frente sufra.
Agustí Bartra.
México, El sermón de mi ancho fuego te apagaba lluvias.
Pensaba en tu alma, tan sonora de fuentes hilando azules huidas. Cantaba los dias grises, el horizonte sin límites, la edad delgada del aire.
Sabía perseguirte con hojas y palomas, destruir la victoria helada de tu sangre. Abandonada durmiente! Tenías que habitar la isla donda ya eras madnja mordiendo, solitaria, tu antiguo anhelo de hacer inmenso el grito que yo amaba en ti, que escuchaba en la cueva donde lo terrible sonrie a la flor eterna ávida, donde la torre imprevista de la muerte se yergue entre cantos y polvo de alba.
Me guardabas el sol. Con ojos de niebla te miraba dormir.
La noche caía.
Oh muda estatua de ti misma!
La noche caía.
Desnuda de miedo, alia de sombra y de viento.
La noche caía. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica