88 REPERTORIO AMBRICANO Rosario de Padilla tología de Poetas Costarricenses.
Poetisa costarricense de moldes viejos con el verdadero concepto del modernismo: música, galanadura del lenguaje, sentimiento y pen.
samiento. Conjunto raro en nuestros tiempos.
Entre el círculo intelectual ha sido la revelación de 1945. Aníbal Reni.
Eres el mar, yo soy la salvavidas, ni tú, ni el viento me han de estremecet.
no le temo a la faria de tus olas, es un vaivén que me hace adormecer. Deja de ser ya mar, sé manso lago, para poder tenderme junto a ti, yo seré la ribera y a tu lado, te daré sombra y vivirás por mi.
COCTEL FINAL Sangre, miel y hiel con gotas de llanto: ese fué el coctel que tuvo mi vida.
Elixit diabólico que opuré gustosa.
perfume romántico, almíbar suicida.
Rosario de Padilla.
1946.
Subí a la montaña; contemplé extasiado.
la gran maravilla del sol cuando muere.
Vi luna amarilla en el cielo azul, celebras de fuego huieron mis ojos. BAIXENCE Mojóme la espalda la lluvia inclemenie.
Anduve entre rosas, anduve en abrojos.
Fui al templo y piadosa bendije mi frente.
SEIS POESIAS de Rosario de Padilla (En el Rep. Amer. Amé en las tardes quietas y ambarinas. Lloré en la noches negras como el mal.
Aprendi a reit de muchas maneras, mimosa, serenu, burlista, y fatal.
LA TRAGEDIA DEL 45 Sentirme sonámbula por toda una vida. ver todo sin miedo de no despertar. Sedientas de emociones y paisaje, cinco águilas amantes de aventura, sin presentir el término del viaje, volaron con arrojo hacia la altura. Jugué con las olas y fui la sirena de playa aromada de yodo y del sal.
Todo lo he tenido todo lo he probado Hastiada ya al fin.
VISION El alma de los montes era pura, ningún ser pisoteó su gran linaje; y de pronto. como una cortadura. se abrió campo, y cayó la cruz salvaje. Quiero vivir mi vida tan libre como el viento, Asociarme a la estrella, asociarme a la luna. Radiante, esplendorosa como el hada de un cuento, Se esconde y aparece, de nuevo entre la bruma.
Cetraré mis ojos para no ver nada, taparé mi oido para no oír nada. sobre mis labios pondré mucha miel. Con gotas de llanto, con sangre y con hiel. MUJER La montaña moruna vió azarosa, correr la sangre en su seno rosa, como un bautismo que lo manda el cielo, Dertamaré el almibar en todos los senderos, En tantas manos buenas anhelantes de flores.
Daré muchas estrellas a muchos pordioseros.
Que nunca vieron una brillar en sus dolores. Sumergida en el mar lo hago mi lecho en sus olas dormito a mi placer, hamacada en su sábana de espuma viviendo la ilusión de algún querer.
resignada recibe en su regazo, cuatro vidas que pasan al ocaso y un aguilucho que remonta el vuelo. Como una pitonisa yo llevaré mi nave, Por mares y borrascas, uniendo corazones, Iré en rayo de plata hacia el azul; soy ave.
Buscadora de ensueños, amante de emociones. Contemplo con fervor el firmamento, quisiera conocer su gran poder; arrullada me duermo entre las ondas, mirando las estrellas sin queret.
MARASMO Cansancio perenne ya tienen mis ojos. quiero cerrarlos para no mirar.
Nubes pasajeras, montañas dormidas, Siempre el mismo cielo, verde azul el mar. Erguida y optimista, desde mi cetro etéreo, Veré hormigas humanas cansadas de llorur.
Visión de media noche, se achica el hemisferio, el mundo queda pálido, cual bola de billar. sueño que soy luna esplendorosa.
Amando mar y cielo de una vez.
El llanto celestial moja mi rostro, el mar lame mis manos y mis pies.
DEJA DE SER YA MAR el viento inclemente que lo mismo lleva: Podredumbre, lodo y polvo de altar. siempre lo mismo donde existe vida. Qué habré de mirar. Eres mar, invulnerable y loco; yo soy la estrella y me reflejo en ti.
No te jactes de hundirme poco, a poco.
Estoy muy alta, y tú? Bajo de mí.
Amada así, mecida por las olas, despierto al fin soberbia de placer, con mi velo de espuma y de rocio y corona de perlas en mi sien. Seré de otra raza?
Nuevos horizontes de extrañas llanuras. Paisajes soñados de jade y cristal.
Un mar sin oleaje de muchos colores. Eres el mar sarcástico altanero, que se quiere salir de su lugar.
y yo soy la palmera taciturna que ni siquiera puedes salpicar. allá az el cielo? hay guiños de mil ojos. Desafiante los miro con desdén, monstruosamente azul y soberana.
Me siento reina porque soy mujer. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica