REPERTORIO AMERICANO 109 NUEVOS SONES DE LA LIRA COSTARRICENSE (En el Rep. Amer. tu recuerdo llevo hasta el lucero peregrina sonrisa de la fuentey escalo poco a poco tu mirada jugándome a la vida o a la muerte. llevo a la nostalgia mi palabra y esa visión de pétalos que emerges, y hasta a la miel mi poema para ti, sangre fingida de tu abeja breve Tu soledad, apenas desflorada, entre la herida su faroi enciende y un aroma de muertas mariposas de tu capullo doloroso viene.
Poco a poco, Quiero un molino de aspas verdaderas que extraiga el alma blanca de las mieses, para que así tu cuerpo primitivo igual que el agua, en cielo transparente.
Apenas una voz el amor de una mujer?
Si no miramos la hoja, Abierto el pecho al grito tengo.
verde, a la rama unida; Abierto el pecho al grito, tengo.
si sólo entendemos la piedra cómo no tenerlo, en el camino partida; si ausencia y tiempo, unidos, derribaron la gracia si aprisionamos la luna sin celajes, sin estrellas, que ordenara la gracia de tu gesto; jamás podremos gozar si tu partida me dejó en el alma de este secreto nocturno.
el incierto sabor de un dolor nuevo.
He querido cantar cómo no tenerlo, si huérfano de tu luz un poema de amor profundo.
camino ciego.
Arturo Montero Vega 16 de mayo de 1945.
en mi memoria te has ido diluyendo, y es, como si el recuerdo Momento fuese una muriente campana.
cuya voz Hoy siento esa fatiga de perfumes buscara la ribera del silencio.
que hace morir las rosas en la tarde, Como si el viento jugara con tu voz y una humilde fragancia dolorosa y te llevara más allá, más lejos.
hoy yo siento llegar hasta mi carne.
Como si el viento, a cuya vera Hoy mi simple herida definida se derramó tu aliento jardinero, el mensaje comprende de otras llagas jugara con tu voz, y esta raíz constante de mi grito y te llevara más allá, más lejos.
hoy aquieta su sed de exacta savia.
Para el espejs vivo de la fuente, para el espejo muerto, La muerte detenida en este instante para mí, par: el tiempo es simple y amigable como el llanto y para todos, se alzará el cruel dolor el oculto silencio de su nombre de haber ido perdiendo tu recuerdo.
Nenó de claridades mis dos manos.
Hasta que al fm ilegados a un recocio del limpo. Hoy, minero de mi propia angustia, te encuentre yo di nuevo, cavé mi mineral de turbia historia, como una voz que fuera ya sile rio y en la obscura vigilia de mis sueños como una voz que fuera casi eco.
hallé el silencio frágil de las sombras.
Enrique Mora Salas No el llanto, ni el dolor, ni la tristeza.
Agosto de 1945.
Un simple y breve hastío de perfumes, un lento disolverse sin medida, He querido cantar.
una alma que a sí misma se consume.
Oh, centinela al pie de tu perfume, protector ignorado de tu frente; centinela en el agua y en el aire, a través de tu cuerpo adolescente.
Centinela en el grito y en la hora, y en tu rosado manzanal presente; centinela en el sueño y en la muerte, con tu nombre y mi nombre iridiscentes. Oh conflicto de pétalo y aroma en tu país de rosas ya crujientes!
Yo aguardo al pie de tu perfume puro: ahora, mañana, centinela, siempre.
Allen Pérez Chaverri 1945.
Tus ojos horizontales Crepuscular marino en un atardecer moreno.
Hasta el recuerdo tiembla transparente cuando enturbiarlo quiere voz extraña incolora protesta el labio brota disolviendo el jardín de la mañana.
Entre puerto y gloria, titilar de pasiones en holocausto sublime; y tus ojos, horizontales, entre fuego y vida, retazo mensaje y guíaen que quedó la medida de nuestros dos corazones.
Hoy, hoy siento esa fatiga de perfumes que hace morir las rosas en la tarde.
Allen Pérez Chaverri 1945.
He querido cantar un poema de amor profundo.
Como la hoja que reverdece y nunca muere, porque no muere la rama que sostiene su florecer fecundo.
Como la piedra que quiebra, y permanece, porque la tierra es fértil y es guarida inmutable en que la piedra se guarece.
No como el sol. Como la luna, que si no se acompaña de celajes, o de una estrella que la nube azul azula, para el poeta, se muere, y para el ser que quiere aprisionar nostalgias que la luna aflora, la nostalgia, se muere, y la luna, convalece. Podrá ser. como la hoja, la piedra o la luna. Al pie de tu perfume Oh, centinela al pie de tu perfume mi corazón tu claridad sorprende, y de tu luz, en mi rosal nacida, su cosecha de músicas aprehende.
Entre nube y pájaro, celaje y flor, tu cuerpo grande y tan dispuesto a obedecer; y tus ojos, horizontales, entre rocío y ventana, entre ventana y amor, semejan dos manantiales que se quebraran en roca quebrada por el dolor. entre árbol y piedra, entre río y corazón, entre corazón y mujer, tu recuerdo trémulo en un paisaje sinodo; Eco del agua sobre el cielo vivo, fugaz en todo y en todo eternamente, oigo tu voz alada y cristalina que mis raíces de tristeza asciende. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica