REPERTORIO AMERICANO 201 El juguete de Giordano (En el Rep. Amer. www.
FAI Madera de Amighetti Hasta mañana (En el Rep. Amer. Señora. hasta mañana hasta la inútil noche, hasta el estéril día hasta que se desplome la voz de mi campana que dijo que era tuyo cercado en todavía.
Hasta que de ese punto mi barco ya no arranque, las aguas de este barco son aguas ya de estanque.
Las aspas del molino son cruces ya sin viento, cizaña de las voces, el trigo no su aliento.
Después de que San Nicolás hizo la repar.
tición de juguetes en la noche de navidad.
al abandonar la aldea para regresar a sus maravillosos reinos de la fantasía, cansado justamente, se sentó sobre uma piedra a orillas del camino. Se puso a imaginar en las alegrías de los niños. era tan grande la alegría de los niños de la aldea que iluminaba la noche como con una luz mágica.
Pero de pronto se sintió San Nicolás invadido interiormente por una inmensa tristeza, Giordano Boni, el hijo del zapatero, se había quedado sin su juguete de navidad.
Cómo se le pudo olvidar a San Nicolás el juguete del bueno de Giordano Boni, un muchacho de buena pasta sensitiva, muy generoso y leal? Ya era tarde. La noche había pasado en el cielo florecían las primeras luces del alba. Por veloz que pudiera moverse San Nicolás Por los caminos de la imaginación, ya no lo podría hacer porque le sorprendería la plena luz del sol San Nicolás, por sus años, apenas si puede caminar a la luz de las estrellas. De todos modos tenía que remediar aquel incalificable error de viejo desmemoriado, y cavilando y cavilando acerca de lo que podía hacer, se le ocurrió algo muy propio de él. No había más remedio que volar a la casa de Giordano Boni y colocar en su vieja media de hijo de Zapater, un pensamiento. Nunca había hecho esto San Nicolás, pero era el único recurso para no dejar a Giordano Boni sin su presente de Navidad. así lo hizo. Ya se oían esas voces de las gentes cansadas que se despiertan para recoger la ta rea del nuevo día. Aunque, a decir verdad, en casa de los Boni se había hecho una fiesta y el nuevo día era de satisfacción y lleno de agradables recuerdos. Giordano estaba aún dormido y San Nicolás pudo introducir el pensamiento en la media rota del niño y desaparecer como cuando se apaga una lámpara.
Boni despertó bastante adormilado aún.
En la calle sonaban los pitos y cornetas de los muchachos del barrio y los tambores.
Entonces Boni se acordó de su media y apresuradamente la buscó bajo la almohada.
Introdujo la mano con esa rara ansiedad de los niños, y sus manog temblaron: allí había algo extraño. Poco a poco fué Sar Cando lo que había dentro de la media rota. en sus manos palpitante y vivo, como una estrella, había un pensamiento. Boni se sintió también invadido por una inmensa alegría indecible. Aquello no era una corneta, ni un tambor, ni una marimbilla de metal. Aquello era un pensamiento, fino, delicado, armonioso y bello en toda la extensión de la palabra. Sí, era como un pensamiento hecho de luz pura y de armonías celestiales. Esplendía luz como un sol, aquel pensamiento Sus padres mo se explicaban la alegría de este Boni Ellos no habían pensado regalarle nada para su navidad. No estaban en capacidad de hacerlo. Hacía unos pocos días habían sucedido en la casa dos hechos contradictorios: había muerto una hermanita morena y delicada como una flor y había venido al mundo un muchacho frescote y blanco como un trozo de nieve de los Alpes.
Pero en la casa no había dinero para juguetes. Así es que los padres se preguntaron como era posible que Giordano estuviera alegre, si ellos no le había puesto nada en pues, hasta mañana. maldita la noche y maldito sea el día si aun sus ilusiones me tienden todavía, allá donde la huella es la cosa más vana.
Que ya no es hasta luego, yo dije hasta mañana.
Seré allí sin congojas, sin miseria en las cosas, sin que nada se explique.
Donde el árbol ya siente que desprecia sus hojas, donde ya no está el canto donde aterra el repique.
Será hasta mañana.
No vuela ya el ave que sólo tiene una ala pues para alzar el vuelo precisa de su hermana.
Qué inútil es la vela si el barco ya no cala.
Las viejas ilusiones nacen a donde vamos.
La fuerza y la tortura allí son cosas vanas.
Allí no recibimos tampoco allí esperamos: el futuro no existe y ayer no peina canas.
Si, adiós, hasta mañana, diós ya mi señora.
Gracias: yo nada necesito, para ir a esa tierra que ha perdido su hora el viaje es tan corto, muy corto, hasta mañana.
Max Jiménez Costa Rica, noviembre 1944. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica